gäel clichy
Entrenador asistente, Francia Sub-21, 2023-Presente
Me incorporé al Arsenal con 18 años en 2003. Cuando fiché por el Manchester City en 2011, el fútbol ya había cambiado.
Se prestaba más atención a los detalles. Empezábamos a ver que un jugador podía marcar la diferencia con el balón, pero dificultar las cosas a su equipo sin él. Sin el balón, quizá no cubría suficiente terreno o no se colocaba en la posición adecuada.
Siempre fui el tipo de jugador que quería averiguar cómo podía mejorar el equipo. En el City aprendí a disfrutar defendiendo. Sabíamos que si íbamos ganando 1-0 a falta de 20 minutos, no íbamos a encajar un gol.
Teníamos a Joleon Lescott, Vincent Kompany, Micah Richards, Pablo Zabaleta y Aleksandar Kolarov. El entrenador, Roberto Mancini, preparaba a sus defensas haciéndonos trabajar contra seis o siete jugadores.
Dijo: "Chicos, de la forma en que jugamos al fútbol, contamos con vosotros como cuatro atrás." Quería decir que teníamos que ser capaces de lidiar con la inferioridad numérica en las transiciones. Roberto lo explicaba así: "Si queremos crear oportunidades en ataque, nuestros mejores jugadores necesitan disponer de libertad para perder el balón sin que eso sea un problema". Trabajó para que nos sintiéramos tan cómodos defendiendo contra seis o siete como cuando teníamos que defender contra tres o cuatro.
"quiero que mis jugadores confíen en mi palabra, que se sientan seguros de lo que quiero de ellos"
Su forma de comunicarse era importante. Si tu entrenador te deja cuatro contra tres en la transición y no te explica por qué, le haces preguntas. Pero si te explica la razón, entonces puedes aceptarlo más fácilmente. Puedes sentirte orgulloso de que el entrenador crea tanto en ti que quiera que defiendas así.
Fue un momento en el que pensé: "La comunicación es lo que significa ser un entrenador". No quería decir que todos los jugadores estuvieran contentos o de acuerdo, pero al menos les explicaba por qué lo hacía.
Me sentía tan fuerte, tan seguro de que no íbamos a encajar goles. Cuando regresamos al vestuario con la portería a cero, era un momento de orgullo. Ahora, como entrenador, quiero que mis jugadores crean en lo que les digo, que confíen en mi palabra, que se sientan seguros de lo que quiero de ellos.
En abril de 2012, el Manchester United tenía ocho puntos de ventaja sobre el City a falta de seis jornadas. Tuvimos una reunión de equipo en la que Roberto nos dijo: "Chicos, no os voy a mentir: ocho puntos es una diferencia muy grande. Pero tal y como estamos jugando, estoy seguro de que lo vamos a conseguir. Mañana diré a la prensa que la lucha por el título se ha acabado, pero, entre todos, vamos a jugar cada partido para recortar distancias y ganar la Premier. Lo conseguiremos".
Puedes ser un gran comunicador, pero también necesitas un plan de juego adecuado y jugadores con calidad. Si luego todo el mundo cree y sigue al líder, puedes hacer que las cosas sucedan. En el City, eso es lo que ocurrió en 2012. El resultado final fue fantástico, con la conquista de la Premier League en los últimos momentos de la temporada.
"No siempre es fácil dirigir a un equipo con tanta calidad, porque tienes que dejar a algunos en el banquillo"
Para mí, Mancini era un gran comunicador que sabía sacar lo mejor de sus jugadores. Pero algunos reaccionaban de forma diferente a sus palabras, y a veces había una pequeña barrera lingüística. Su inglés era bueno, pero no extraordinario. Cuando estaba un poco enfadado, hablando rápido y diciendo lo que sentía, podía utilizar palabras que no habría usado si su inglés fuera perfecto. Creo que, con Roberto, la barrera del idioma podía convertir una conversación normal en algo candente, como ocurrió en un incidente con Carlos Tévez cuando jugamos ante el Bayern...
Aquel equipo del City tenía jugadores increíbles: David Silva, Yaya Touré, Samir Nasri, Sergio Agüero, Edin Dzeko. Teníamos tantas cualidades que, incluso cuando el partido estaba atascado, podían desbloquear las situaciones individualmente.
No siempre es fácil dirigir a un equipo con tanta calidad, porque tienes que dejar a algunos en el banquillo. Eso crea cierta tensión dentro del grupo, y tienes que lidiar con ello. ¿Cómo vas a gestionar a esas personas que creen que merecen jugar porque tienen calidad, porque han trabajado muy duro, y sin embargo decides no hacerles jugar?
Roberto era muy bueno con eso. Yo estaba conforme de poder jugar a menudo en los partidos más importantes. Cuando jugábamos contra un equipo más modesto, en el que necesitábamos atacar más, ponía a Kolarov. A veces sentía que eso no era justo y merecía la oportunidad de ser un jugador ofensivo en esos partidos. Me dijo: "Tenemos dos laterales izquierdos. Probablemente eres mejor defensor, nos aportas más equilibrio, probablemente pierdes menos balones y tienes serenidad. Pero cuando necesitamos goles y atacar, creo que 'Kola' es mejor que tú. Si nos fijamos en el calendario, normalmente juegas los partidos a los que ve la gente, porque son los importantes".
"El City tiene el dinero, pero la gestión del club desde que fiché por ellos ha sido excepcional"
Era la verdad. Todo lo que replique fue: "Gracias por la explicación. Seguiré con mi trabajo e intentaré hacerlo lo mejor posible". Una comunicación así es una comunicación progresiva, positiva.
Roberto se fue en 2013 y llegó Manuel Pellegrini. Cuando tienes una visión, un plan, tienes que ceñirte a él, y creo que la directiva del City ya tenía en mente a Pep Guardiola. Sabían que pronto tendrían a Pep, así que decidieron elegir a Pellegrini después de Mancini.
Podrían haber elegido a cualquier entrenador, pero se decidieron por alguien cercano a la filosofía de Pep y que conociera la liga española. Querían un entrenador ofensivo, que marcara goles. Si vas a por alguien como José Mourinho, sabes que querrá ciertos jugadores que encajen en el estilo que le ha llevado al éxito. Si después viniera Pep, tendrías que cambiar toda la plantilla, porque no es la misma forma de ver el fútbol.
Eso ha sido muy inteligente. El City tiene el dinero, pero la gestión del club desde que fiché por ellos ha sido excepcional.
"Con Pellegrini, éramos atrevidos en ataque. un fútbol más fluido y libre"
Piensan con tres o cuatro mercados de traspasos por delante. No tienen miedo de dejar marchar a su principal jugador, porque saben que en algún momento tendrán que sustituirlo. Prefieren cortar por lo sano, traer a alguien nuevo y mantener la maquinaria en marcha.
Pellegrini trajo un fútbol más fluido. Sus equipos eran conocidos por marcar muchos goles, y ganamos la liga con él al mando en 2014. Pellegrini y Roberto tenían muchos de los mismos jugadores principales, como Yaya Touré y David Silva, pero hubo un cambio. Entró Kevin De Bruyne y también llegó Fernandinho.
Con Pellegrini, éramos atrevidos en ataque. Mancini me decía: "Adelántate, porque cuando David o Samir (Nasri) tengan el balón necesito que te lleves al lateral contigo, para que puedan entrar y combinar con Yaya y Agüero y llegar al área. Pero también necesito que estén ahí para defender cuando perdamos el balón". Con Pellegrini era un fútbol más fluido y libre. Cuando ganamos el título con él, marcamos 102 goles.
Mi último año en el City fue la primera temporada de Pep en el club. Jugué más partidos con él en una temporada que con cualquier otro entrenador del City. Pero tengo sentimientos opuestos sobre ese año con Pep.
"LA GENTE A LA QUE LE ENCANTA ANALIZAR LOS PARTIDOS PUEDE HACER LIBROS SOBRE LAS TÁCTICAS DE PEP"
Estoy agradecido por lo que aprendí bajo su batuta, pero me hubiera gustado que hubiera sido más de una temporada. Encendió una chispa en mi forma de ver el fútbol y me hizo querer aprender aún más.
Ahora, cuando veo fútbol, no puedo distanciarme de lo que he visto y de lo que aprendí de Pep. Todo eso, en una palabra, sería: detalles. Pep es todo detalles. Sea como sea que quieras jugar —independientemente de tus ideas, tu visión, tu pasión por una determinada forma de jugar—, los detalles te llevarán hasta allí.
Como jugador, siempre fui consciente de los detalles. Tuve que trabajar duro y estar al máximo nivel, dentro y fuera del campo. Pep me decía: "Sigue haciendo las cosas al detalle, porque los detalles te llevarán hasta el final". Fue increíble verlo en acción.
Primero, su regla de los dos kilos. Si pesabas dos kilos más de lo que él consideraba tu peso máximo, no entrenabas. En el fútbol, siempre escuchas a los entrenadores decir: "Si tienes sobrepeso, no entrenas". Al final, si se trata de un jugador importante, la norma se mete debajo de la alfombra porque necesitan a ese jugador.
Con Pep, si estabas dos kilos por encima del peso que debías tener después de terminar el trabajo duro y la alimentación adecuada de la pretemporada, no entrenabas. Vi jugadores que no entrenaron durante dos semanas.
"me di cuenta de que Pep y su equipo hablaban, todos juntos, y se fijaban en todos esos detalles"
Segundo, en pretemporada su preparador físico me dijo: "Los números que estás registrando en cada sesión de entrenamiento son increíbles". Yo le dije: "Genial, es uno de mis principales atributos". Y él me dijo: "Pero estás haciendo los mismos números que Dani Alves". En aquella época, Alves tenía 33 años y yo 31. Así que le dije: "Vale, está bien". Entonces me dijo: "¡No, estoy hablando del Dani Alves de hace ocho años, con Pep en el Barcelona!".
Cuando eres entrenador, tienes que delegar. Tienes que hacer que tu cuerpo técnico sea tan importante como tú. Con esa conversación, me di cuenta de que Pep y su equipo hablaban, todos juntos, y se fijaban en todos esos detalles.
Se fijan en quién llegó primero al desayuno y qué comió. No te van a decir que comas diferente, pero si no comes bien eso les dice que no tienes la mentalidad adecuada para rendir en su equipo. Se fijan en quién ha rendido en cuanto a correr, quién ha rendido en cuanto a perder el balón. Se fijan en todos y cada uno de los apartados, y quieren que todo el mundo esté implicado.
El tercer ejemplo se produjo cuando hicimos una pausa de 40 segundos para beber agua después de un ejercicio de pases, antes de empezar con el preparador físico. Estaba en otro campo, esperando a que todos los jugadores se reunieran para explicar el ejercicio. Pep me llevó aparte durante la pausa para beber agua y empezó a hablarme.
"En ese momento, Pep demostró lo que es ser director técnico. Fue hermoso verlo"
"Sabes, cuando recibas el balón ahí, quiero que seas capaz de hacer esto, porque si lo haces entonces crearás esto por ahí". Su explicación era tan apasionada, y yo estaba tan metido en ella que el tiempo pasó de los 40 segundos.
El preparador físico señaló su reloj y gritó: "¡Pep! Ahora me toca a mí, tú hablas después". Pep me miró y dijo: "Vale, vete y hablaré contigo después del entrenamiento". Ahora bien, todos sabíamos que Pep era el tipo principal, el jefe, pero allí mismo, delante de todo el mundo, puso a su cuerpo técnico al mismo nivel. El mensaje era claro: si te metes con mi cuerpo técnico, es como si te metieras conmigo.
Como líder hay que saber delegar, porque no se puede hacer todo. Tienes que centrarte en lo que importa, en los detalles. Detalles que a veces, como entrenador, no puedes ver. En ese momento, Pep demostró lo que es ser entrenador. Fue hermoso verlo.
No podría haber pedido más de mi etapa en el City que aprender de Roberto Mancini, Manuel Pellegrini y luego Pep Guardiola. Fue una bendición.
Ahora que comienzo mi carrera de entrenador como asistente de Thierry Henry e la selección sub-21 de Francia, el futuro es muy emocionante.