Rafa Benítez
Celta, 2023-2024
El Perfil:
Rafa Benítez es quizás el único entrenador de élite cuyas posiciones más recientes le han dejado sin poder competir entre los mejores del fútbol europeo. Al cambiar el Newcastle United por el Dalian Yifang de la Superliga china, pasó de un club satisfecho de preservar su estatus en la Premier League para apostar por otro en desarrollo en una nueva competencia para él.
Fue a finales de la década de los noventa cuando alcanzó su mayor impacto, llevando dos veces al Valencia al título de Liga y la Europa League de la temporada 2003/2004, antes de partir hacia el Liverpool, conjunto al que condujo al tan increíble como sorprendente triunfo en la Champions League 2004/05. Entre sus etapas en el Inter de Milán y el Napoli, dirigió al Chelsea para ganar la Europa League de la temporada 2012/13 y trabajó brevemente en el Real Madrid antes de proporcionar a Newcastle la estabilidad que necesitaban para restablecerse en la Premier League. “Benítez debe estar entre los diez mejores entrenadores metódicos”, dijo Diego Alonso, su exjugador en el Valencia. “Es un genio. Tuve la suerte de trabajar con él y aprendí mucho”.
Estilo de juego:
Los equipos de Benítez se caracterizan, por encima de todo, por ser organizados, buscando un equilibrio con o sin balón. Para ello, prepara los partidos de forma muy específica, con mucha información sobre el rival. En su desarrollo, los mediocentros son una extensión de él mismo como entrenador en el terreno de juego, donde a través de sus conductas ordenan al resto del grupo y dan continuidad a la idea. Así ha sido en el Valencia (David Albelda-Rubén Baraja), Liverpool (Steven Gerrard-Xabi Alonso) Inter de Milán (Esteban Cambiasso-Wesley Sneijder) o Chelsea (Ramires- Frank Lampard).
De manera general, Benítez prioriza los ataques rápidos y verticales hacia la portería contraria, alternando pasillos interiores o canales exteriores. En el registro del juego directo lo hace de una forma trabajada y organizada, identificando tanto los jugadores que disputan el balón como a los que deben estar cerca para ganar la segunda jugada.
En el Napoli optó principalmente por jugar en un 4-2-3-1, construido para apoyar a un único punta con extremos que atacaban en zonas interiores (arriba). Así, Dries Mertens, Lorenzo Insigne y José Callejón, a pie cambiado, frecuentemente recortaban por dentro para buscar el disparo a puerta. Mientras, Gonzalo Higuaín adoptaba una posición avanzada generando espacios para las llegadas desde segunda línea de Marek Hamsik o Manolo Gabbiadini, antes de posicionarse éstos más atrás una vez que habían llegado a último tercio de campo.
Además de un 4-2-3-1, en el Real Madrid también jugó sobre un 4-3-3 en el que el delantero y el mediapunta fueron sustituidos por un ataque de tres jugadores que adoptaban posiciones estrechas (abajo) e intercambiaban posiciones antes de correr para perseguir balones por encima o a través de las defensas rivales o para atacar los centros desde banda. Cristiano Ronaldo y Gareth Bale eran tan aptos para atacar esos centros como para lanzarlos, y la flexibilidad de Karim Benzema mejoraba su capacidad para enlazar el juego de los tres centrocampistas, cuyo posicionamiento les protegía en los momentos de transición. Si sus laterales, Danilo y Marcelo, avanzaban, los centrocampistas retrasaban su posición, desplazando a Cristiano y Bale a zonas interiores; también confiando en la calidad de sus delanteros para mantener la posesión a pesar de encontrarse en desventaja numérica ante las defensas rivales.
Trabajando con una plantilla de mucha menor calidad en su siguiente puesto en el Newcastle, Benítez organizó su equipo para atacar a la contra y mediante juego directo (abajo) a través o por encima de los bloques defensivos de sus oponentes. La posesión del balón circulaba a menudo en la defensa y entre Jonjo Shelvey, Isaac Hayden o Sean Longstaff -quien a menudo retrasaba su posición desde el centro del campo- para tener el tiempo suficiente para que los jugadores más avanzados asumieran posiciones desde las que pudieran competir por los pases en largo.
Con Aleksandar Mitrovic y más tarde Salomón Rondón, se favoreció ese juego directo con delanteros capaces de ganar los duelos individuales y luego mantener la posesión, complementado con dos volantes que ofrecían apoyo en la segunda fase del ataque correspondiente. De nuevo, un 4-2-3-1 era habitual; más tarde, dos delanteros por dentro complementaban a un delantero centro en un 3-4-3, frente a los laterales que proporcionaban una anchura adicional y la zaga de tres que tenía un mayor número de opciones por delante para su juego directo.
En el Newcastle también era importante la organización de sus jugadores de ataque. Trabajaban en parejas definidas y eran conscientes sobre las acciones que debía aplicar en determinadas zonas del campo, y también del momento para hacerlo. Cuando su esquema se ampliaba en las recuperaciones, sus laterales o carrileros actuaban como centrocampistas más abiertos, los extremos se movían hacia el interior y sus tres defensas centrales y dos centrocampistas centrales permanecían replegados, preparados para las coberturas defensivas.
En el Dalian Pro, Hamsik y Rondón volvieron a ser influyentes, al igual que el uso que hizo el español tanto del 4-2-3-1 con el que impresionó el Napoli como del 3-4-3 que se vio después en el Newcastle. El Dalian aplicó un enfoque conservador y directo para enlazar con Rondón y Sam Larsson; Hamsik ofreció carreras de apoyo desde el centro del campo, y Wang Jinxian, Lin Liangming y Sun Bo aportaron gran parte de su amplitud.
Fase defensiva y presión:
Otra característica constante de los equipos de Benítez es su fortaleza defensiva (arriba), que también suele implicar un enfoque adaptable. Aunque Faouzi Ghoulam avanzaba desde el lateral izquierdo, el Napoli rara vez se proyectaba demasiado al ataque; los que estaban en la base del centro del campo y en el lateral derecho mantenían la disciplina para intentar ofrecer protección en los momentos de transición. Una vez en un bloque medio, resultaba difícil superarlo mediante largos periodos de posesión, lo que hacía que los contraataques intensos fueran su mayor amenaza.
El Real Madrid era más vulnerable, independientemente de la presencia de un centrocampista más en el medio del campo, debido a los espacios que existían a la espalada de sus tres delanteros en las transiciones, con los laterales a menudo demasiado lejos para la cobertura.
En comparación, con un menor poder ofensivo en el Newcastle, respecto a su paso por el Real Madrid, Benítez optó por hacer de la defensa el punto central de su equipo. Volvió a convencer a sus jugadores de la importancia de una organización colectiva por encima de las individualidades; jugando con regularidad con bloques defensivos medios o bajos, defendiendo cerca de su portería e iniciando su deseada presión (arriba) desde distancias cortas.
El 4-5-1 a menudo pasaba a un 5-4-1 o un 4-3-3, dependiendo del desafío que presenta su rival, con mayor variabilidad dentro de estos sistemas (abajo). En la estructura de 5-4-1, uno de los centrales operaba más retrasado que los otros dos ejerciendo un papel de líbero. Este futbolista debe estar atento a las coberturas tanto de laterales (en su espalda) como de los centrales o, en el caso de que uno de los centrales abandone su posición para ir a la presión sobre un rival, mantener la línea de 4 atrás.
Una vez posicionados en bloque medio, todos los futbolistas tienen un rol asignado y específico, en búsqueda permanente de ajustes de distancias óptimas para defender. La forma de intentar recuperar el balón viene determinada por las características de los jugadores rivales, la altura en la que el equipo está defendiendo y la necesidad de asumir mayores o menores riesgos.
De lo más reconocible en los equipos de Benítez es la elección del momento de la presión. En esta situación se pueden ver intenciones defensivas de los jugadores cercanos, intermedios y alejados. Esa simetría trata de cerrar los espacios a su rival para progresar, concediendo gran importancia a conceptos como reconocer el posible destino del balón. Un momento en el que decidirá entonces si interviene sobre el pase, cierra al posible receptor o espera al control del balón. Sus futbolistas manifiestan trayectorias, velocidades y variables que permiten mantener un equilibrio y poder encadenar acciones, así como ajustes espacio-temporales. Independientemente de las variables, siempre mantiene un sentido de equilibrio y una conciencia de las necesidades del equipo en general.
Redacción: Héctor García