Mikel Arteta
Arsenal, 2019-Presente
El Perfil:
En diciembre de 2019, y tras la salida de Unai Emery, el Arsenal recurrió a Mikel Arteta, exmediocampista y capitán de los Gunners en los últimos años de Arsène Wenger en el club londinense, para revivir la temporada y liderar a uno de los grandes de la Premier League, en la que apenas era su primera experiencia como primer entrenador.
Antes, pasó más de tres años como entrenador asistente de Pep Guardiola en el Manchester City. Casualmente, otro técnico cuya primera experiencia como técnico – en el FC Barcelona – fue un éxito rotundo. “Hay mucho trabajo por delante, pero confío que podremos hacerlo”, dijo Arteta en su presentación. “Soy realista y sé que esto no pasará de la noche a la mañana, pero el equipo tiene mucho talento y hay una camada de jóvenes saliendo de nuestra academia”, avanzó sobre el proyecto que dirige.
Estilo de juego:
Arteta ha experimentado con diferentes sistemas tácticos en la dirección del Arsenal. En una primera etapa partió con un 4-2-3-1, donde Granit Xhaka se incrustaba entre los centrales en la salida de balón, mientras sus laterales adelantaban su posición, quedando así el equipo constantemente con una línea de tres jugadores en defensa en los primeros momentos de la fase de posesión (abajo).
Por delante de ellos, su extremo izquierdo Pierre-Emerick Aubameyang atacaba hacia posiciones interiores y conectaba tanto con Alexandre Lacazette, su delantero centro, como con Mesut Özil, el mediapunta. Mientras, el extremo derecho, Nicolás Pépé, seguía abierto y profundizaba en conducción de balón con su pie izquierdo, asegurando una construcción asimétrica de los ataques.
Desde ese desarrollo también hubo ocasiones en las que los extremos avanzaban con amplitud y el delantero se convertía en un segundo mediapunta por delante de un solo pivote en mediocampo y tres jugadores atrás, mezclando así el Arsenal momentos de ataque directo con largas fases de posesión, siempre con la intención de atacar los espacios a la espalda de la defensa rival.
Una permanente línea de tres atrás, y un ataque desde un significativo bloque defensivo más bajo o momentos de presión alta, era lo que seguía a continuación. El carrilero por banda izquierda –Kieran Tierney, Ainsley Maitland-Niles o Bukayo Saka – avanzaba, mientras en el perfil derecho, Héctor Bellerín mantenía su posición, asegurándose de poder armar una línea de cuatro en la zaga en los momentos que era necesario.
Mientras tanto, por la izquierda, Aubameyang se movía hacia adentro buscando orientarse para intentar el disparo a puerta con su pierna derecha (pie dominante), y Pépé se descolgaba abierto en banda derecha para buscar espacios por dentro y conectar con Lacazette o el mismo Aubameyang en la continuación en ataque.
Al igual que con el 4-2-3-1, hubo ocasiones en las que su 3-4-3 requirió flexibilidad en el dibujo. Así, Aubameyang, particularmente cuando defendían con tres atrás, tenía que atacar como un segundo delantero o Tierney, si actuaba como central izquierdo, podía atacar sabiendo que Xhaka cubriría su espacio y, en consecuencia, el carrilero por la izquierda pasaba a la primera línea del mediocampo. Con este intercambio de posiciones, el equipo de Arteta se hizo más efectivo en sus cambios de juego; donde su interior izquierdo también habilitaba espacios por fuera y alejaba a los defensores de Aubameyang.
En otras ocasiones, hubo menos intercambio de posiciones, con ambos carrileros atacando al mismo tiempo, los extremos tomando posiciones interiores y preservando el doble pivote. Sin esos movimientos en el mediocampo, y ya sin la presencia de Özil, al Arsenal le costó generar espacios y liberar a sus jugadores de ataque en último tercio de campo. Quizás hubo posesión por períodos más largos, pero la producción goleadora fue menor.
Arteta siempre favoreció más las formaciones 4-3-3 o 4-2-3-1, por lo cual le pedía a su equipo que priorizara los centros al área rival. La falta de creatividad en el centro del mediocampo ayudaba a que el juego se desarrollara por bandas, dejando el peso de la generación de juego en sus laterales y extremos. Otra variante de su 4-2-3-1 (arriba) posicionaba a Lacazette como un mediapunta, detrás de Aubameyang, pero la capacidad de conectar del francés se vio afectada y, por ende, era más fácil de marcar. Lo mismo con Aubameyang, quien fue menos capaz de hacer las diagonales que le caracterizan.
En la temporada 2020/21 Arsenal comenzó con una línea de tres atrás. Sin embargo, Arteta pasó después al 4-2-3-1 con el doble pivote con Thomas Partey y Xhaka, quien colaboraba en los intentos de la línea de fondo de construir posesión, a la par de sumarse a la zaga cuando los laterales subían a atacar, generando así mayor amplitud.
Los avances constantes de Tierney y Bellerín -los laterales más habituales de Arteta-, se complementaban con la vocación de atacar por dentro de sus extremos (abajo); Aubameyang y Gabriel Martinelli trazaban diagonales; Emile Smith Rowe avanzaba; mientras que Saka y Pépé buscaban driblar a su oponente y combinar después. Al mismo tiempo, Smith Rowe ejercía como mediapunta, una posición más tarde protagonizada por Martin Odegaard, siendo ambos jugadores cruciales en la conexión en esa zona del campo.
La estructura del Arsenal se fue haciendo más sólida y, con sus movimientos ofensivos mejorando, representaban una mayor amenaza para las combinaciones más abiertas, aún y cuando esas amenazas no siempre fueron por la vía aérea. Más bien aumentaron las combinaciones con un tercer hombre, habilitando que los centros al área o recortes por dentro se hicieran con una presión reducida del rival, al mismo tiempo que el mediapunta y el extremo más alejado pudieran penetrar en el área rival, lo que hace aumentar el potencial ofensivo.
Pese a que en ocasiones sus extremos les dieron amplitud ofensiva y sus laterales avanzaban en posiciones interiores; hubo una opción adicional en la cual uno de sus interiores avanzaba y, por ende, su mediapunta hacía lo mismo. Los mismos extremos también proporcionaban amplitud al Arsenal en las situaciones de contragolpe, con muchos jugadores capaces de avanzar con la pelota y correr de manera inteligente sin ella.
En la temporada 2021/22 Arteta parecía mantenerse firme con el 4-2-3-1, aunque tuvo que variar su equipo bastante en un complicado inicio de temporada. Tres derrotas consecutivas con Brentford (2-0), Chelsea (3-0) y Manchester City (5-0) obligaron a cambiar jugadores, en un desarrollo donde nuevamente la presencia de Partey le dio equilibrio a un equipo que sumó tras un alarmante inicio de temporada.
Fase defensiva y presión:
En una defensa con cinco jugadores atrás (arriba) el Arsenal se mostró más resiliente en su propia área, pero sufría más para ser un equipo realmente sólido a nivel general. También se trataba de una defensa muy agresiva – algo que sus críticos decían no haber visto desde que comenzó a desmantelarse la recordada versión de Los Invencibles de la 2003/04 – que se complementa con un bloque más bajo frente a rivales capaces de dominar en la posesión. Esto contribuyó en algunas importantes victorias con las que cerraron la temporada 2019/20. El jugador adicional en la defensa también significó que pudieran contraatacar desde el bloque defensivo, aumentando la intensidad en la presión.
Sin embargo, Arteta prefiere que sus equipos dominen la posesión, lo cual significa presionar hacia adelante, como cuando juega con cuatro defensas. Sus tres delanteros lideran esa presión, con su delantero –apoyado por los interiores– priorizando al mediocampista central, y sus extremos, a los centrales del otro equipo como también, de ser necesario, al portero rival. Pépé, Martinelli y Aubameyang regularmente tienen el potencial de mantener esa presión orientados en relación con su pie dominante, obligando al técnico a preferirlos con el perfil cambiado.
Pero al darse cuenta de que el equipo aún no estaba listo para defenderse con una línea defensiva más alta, se utilizaron bloques más bajos sobre un 5-4-1, 5-3-2 o 5-2-3 en los momentos sin balón y dependiendo de las características del rival.
En ocasiones, cuando la prioridad era proteger su línea de tres atrás, su 5-4-1 permitía a los oponentes construir con presión reducida. Al avanzar metros se encontraban a los delanteros replegados del Arsenal. En sistemas como el 5-2-3 o el 5-3-2, esos extremos replegados daban mayores opciones de contragolpear e impedían el avance de los laterales rivales. Sin embargo, ambos sistemas aumentaban las exigencias de los interiores, lo cual obligó a firmar a Partey.
Hubo intentos en lo sucesivo de formar en bloque medio y una línea de fondo de cuatro que significó que los espacios no deseados entre las líneas comenzaban a aparecer, dejando a la defensa muy expuesta. Una línea zaga tan estática (abajo) obligaba a los laterales y a los extremos a avanzar, por lo tanto, sus centrales tenían menos apoyo tras los ataques que tanto les costaba generar.
La línea de cinco con la cual el Arsenal comenzó la 2020/21 varió a un 4-2-3-1 desde la cual, habitualmente, defendieron sin tanta presión con intensidad, en duelo individuales o la defensa perfilada, prefiriendo los bloques defensivos que se activaban cuando el rival los superaba o intentaba generar juego frente a ese sector.
El doble pivote protegía a los centrales, mientras el mediapunta apoyaba desde más adelante y conectaba con los extremos y el delantero centro. Asimismo, los extremos retrocedían para mantener las líneas compactas y los laterales preservaban la línea defensiva por períodos más largos en momentos en los que los centrales luchaban por encontrar consistencia.
Una demostración de la falta de confianza en los centrales se vio cuando uno de los interiores del Arsenal debió asumir una posición más retrasada para dar mayor cobertura frente a ellos (arriba), invitando al mismo tiempo a los laterales a defender más abiertos y asumiendo el peso defensivo de los extremos. Cuando hacían eso, el mediapunta también retrocedía a una posición más atrasada, restando potencial ofensivo.
Pese a ello, Arteta maniobró su 4-2-3-1 para empoderar a los jugadores con mejores habilidades individuales– los mejores contragolpeadores, dependiendo de la debilidad del rival – a tener mayores libertades.
Más recientemente, el Arsenal intentó defenderse con un bloque defensivo 4-4-2 donde su mediapunta avanza junto con el delantero centro para asegurar una ventaja numérica en la línea ofensiva que, a su vez, ayude en los intentos de orientar la salida de balón del rival por fuera. Por ende, sus laterales están obligados a avanzar para ayudar en la presión de los extremos y, pese a que aumenta las posibilidades de contragolpear, deja expuestos a los centrales cuando no se puede volver a ganar la pelota.
También queda una obligación para aquellos jugadores que están abiertos, y es el moverse hacia adentro para mantener el bloque compacto. En ese 4-4-2, el doble pivote no puede cubrir las mismas zonas, por lo que el Arsenal debía mejorar su habilidad de mantener su bloque defensivo más compacto. Los fichajes de Ben White y Takehiro Tomiyasu le facilitan a Arteta un equipo más joven, con el cual planeaba una presión más agresiva. Casualmente el oxígeno que obtuvo el Arsenal en su fase defensiva, después de un inicio irregular en la 2021/22, coincidió con la presencia de estos dos jugadores en defensa.
Redacción: Héctor García