marco rose
RB Leipzig, 2022-Presente
Marco Rose está enormemente influido por la figura de Jürgen Klopp. De hecho, estuvo a las órdenes de Klopp en el Mainz durante sus 15 años de carrera como jugador. "Él nos moldeó a todos", ha dicho sobre su antiguo jefe. "Tomamos algunas cosas de él en términos de fútbol, pero sobre todo nos influyó en su forma de ser con la gente", añadió Rose. Ya como entrenador, una de las principales cosas que tomó del actual entrenador del Liverpool es su enfoque de presión intensa.
Rose alcanzó una importante reputación al frente del Red Bull Salzburgo en la Bundesliga austriaca, para dirigir más tarde al Borussia Mönchengladbach, club que al que llevó hasta los octavos de final de la Liga de Campeones 2020/21. También como Klopp, Marco Rose estuvo a los mandos del Borussia Dortmund, aunque solo una temporada (2011/22). Su nuevo rumbo lo encontró en el RB Leipzig, donde llegó en septiembre de 2022.
Estilo de juego:
En el Salzburgo, Marco Rose se inclinaba principalmente por una formación en rombo en mediocampo (abajo). Pero hubo periodos en los que también utilizó un 4-4-2 clásico. Incluso en las raras ocasiones en las que se decidió a jugar con defensa de tres, seguía apostando por tener dos delanteros. Su mediocampo en rombo era especialmente flexible. Xaver Schlager, Takumi Minamino, Amadou Haidara y Hannes Wolf desarrollaban a menudo diferentes funciones, lo que contribuía a que Rose pudiera realizar sutiles ajustes en el planteamiento de esta zona del campo.
Durante las dos temporadas que dirigió al Salzburgo, el equipo promedió el mayor número de pases por partido de la Bundesliga austriaca, practicando un fútbol ofensivo que le llevó a intentar romper líneas rivales con pases verticales y en profundidad. Los que jugaban en la defensa o en la base del centro del campo eran los que daban el mayor número de pases. A menudo lo hacían desde la banda o por delante de una defensa abierta. Andreas Ulmer y Stefan Lainer aportaban la amplitud por fuera de ese rombo, desde los costados, para luego intentar jugar por dentro con los numerosos compañeros que ocupaban las zonas interiores.
Tras progresar por el centro del campo, el Salzburgo atacaba implacablemente. Hasta el punto de que tanto en la 2017/18 como en la 2018/19 también registró el mayor número de incursiones al área de la competición austriaca. Sus dos interiores adoptaban posiciones altas a través del pasillo interior correspondiente. Esto, fijando a los laterales rivales, al mismo tiempo que sus dos delanteros retenían a los defensas centrales contrarios.
Esa situación aumentaba el espacio en el que su mediapunta podía recibir entre líneas. Gracias a ello, y a la variedad de carreras que ofrecían sus interiores y su segundo delantero, así como a su capacidad para combinar, generaban regularmente ocasiones de gol. Si los rivales se concentraban en restringir el acceso al mediapunta del Salzburgo, el centrocampista en la base tendría más espacio para construir juego junto a los defensas centrales, que si era necesario, podían unirse a él.
El sentido de equilibrio del equipo era magnífico. A menudo, en el mismo partido, eran capaces de construir con paciencia. También podían ejecutar rápidas combinaciones entre líneas y en comunicación con los jugadores que atacaban la espalda rival.
En el Mönchengladbach utilizó inicialmente un 4-4-2 en rombo similar. Pero aunque su estilo de juego se mantuvo consistente la mayor parte del tiempo, Marco Rose pasó más tarde a adoptar un 4-2-3-1. Los defensas centrales y el doble pivote del centro del campo seguían siendo los principales protagonistas en el desarrollo del juego asociativo. Esto mientras los atacantes avanzan por los pasillos interiores y los laterales aportaban la amplitud. Marcus Thuram, Jonas Hofmann y Patrick Herrmann, como extremos, reflejaban en gran medida el papel desarrollado por los interiores del Salzburgo. El nueve y el mediapunta del Mönchengladbach —Breel Embolo o Alassane Pléa por delante de Lars Stindl— operaban de forma similar a los dos delanteros del Salzburgo. Aunque su doble pivote redujo la presencia de jugadores en el último tercio de campo, construían el juego con mayor seguridad.
Otro contraste fue el de sus extremos que atacaban por dentro o alrededor del lateral contrario —los mediocampistas de banda del Salzburgo empezaban y permanecían en posiciones estrechas— y, como conjunto, el Mönchengladbach ofrecía más creatividad desde posiciones más profundas.
Las muchas similitudes entre sus equipos estaban protagonizadas por el mismo deseo de jugar a través de pases verticales y romper líneas. El hecho de que el Mönchengladbach registrara más fueras de juego que cualquier otro equipo de la Bundesliga durante la temporada 2019/20 demostró hasta qué punto ofrecían carreras hacia adelante. Detrás de esas carreras, el centrocampista defensivo adicional significaba que otro jugador —Christoph Kramer, Florian Neuhaus o Denis Zakaria— ofrecía la flexibilidad de retirarse de la base del centro del campo a la defensa central (arriba) para habilitar a sus laterales a avanzar y, a su vez, a sus extremos que se movían más hacia adentro.
Esos mismos centrocampistas defensivos también eran capaces de desplazarse por fuera para apoyar y combinar con el lateral y el extremo correspondiente. Esto para ofrecer un jugador adicional por los pasillos interiores —trabajo similar a los interiores del Salzburgo— y atraer la presión del rival, un desarrollo que habilitaba un mayor espacio entre las líneas y por delante del balón. Incluso cuando uno de esos jugadores se movía, el otro permanecía en su posición para proporcionar el enlace entre la defensa y el centro del campo (abajo). A pesar de todas las variantes que existían, las mismas ideas sustentaban a ambos equipos.
Durante el paso por Dortmund, Marco Rose utilizó sobre todo un 4-4-2 en rombo, un 4-3-3 o un 4-2-3-1. En cada uno de estos sistemas, los laterales aportaron la mayor parte de la amplitud ofensiva. Siempre había un centrocampista defensivo en la base del centro del campo en la cobertura.
En el 4-2-3-1, al igual que en el Mönchengladbach, uno de los dos pivotes avanzaba hasta situarse junto a los tres jugadores de delante y por dentro de sus laterales ofensivos. Emre Can o Axel Witsel solían asumir la responsabilidad defensiva, y Jude Bellingham o Mahmoud Dahoud se animaban a atacar. Es cuando sus laterales avanzaban el momento, al igual que en el Salzburgo y el Mönchengladbach, el momento en el que aumentaban el intercambio de posiciones y los movimientos en el centro del campo (abajo); a partir de su 4-2-3-1. Movimientos complementados con el desplazamiento del mediapunta junto a Erling Haaland para formar una delantera de dos que ocupara a los dos centrales rivales.
Otros intercambios de posiciones implicaban que el mediapunta jugara entre líneas para animar a un jugador de banda a moverse hacia el interior y acercarse a Haaland. Un planteamiento especialmente eficaz cuando el Dortmund jugaba con un segundo delantero —en ocasiones Donyell Malen— actuando como extremo, y que generaba espacios para que sus centrocampistas ofensivos atacaran.
Mientras, los jugadores de banda más creativos, como Marco Reus o Julian Brandt, se replegaban al ataque, tanto en el 4-3-3 como en el 4-2-3-1 del Dortmund. También se complementaban con los mediocentros ofensivos que actuaban de apoyo en la cobertura o junto a su atacante central. El Dortmund de Marco Rose se mostró capaz de contrarrestar y realizar transiciones en ataque a gran velocidad. Sobre todo a través de pases directos a Haaland.
Fase defensiva y presión:
El Salzburgo, junto con el LASK, también estuvo entre los dos primeros equipos en número de recuperaciones realizadas en campo rival en las temporadas 2017/18 y 2018/19 de la Bundesliga austriaca. Su intensa y alta presión —seño de identidad en la franquicia Red Bull— se perfeccionaba a través de su mediocampo en rombo. Su mediapunta temporizaba o marcaba al centrocampista defensivo contrario y los dos delanteros por delante de él presionaban a los defensores contrarios (abajo). Estos quedaban libres de la responsabilidad de bloquear el carril central. Puede que los jugadores que lideraban su presión tuvieran una mayor carga de trabajo, pero se conseguían recuperaciones con regularidad. También, a menudo, se complementaban con el mediapunta avanzando a su lado para aplicar su presión como tres jugadores.
A su vez, los interiores de Marco Rose protegían los pasillos interiores y defendían los balones directos sobre la primera línea de su presión. Las posiciones que adoptaban a lo largo de los centrocampistas centrales rivales les animaban a presionar también a lo ancho. Esto para complementar el éxito de sus compañeros de ataque en la presión del juego hacia esas zonas. Esos interiores recibían el apoyo de sus laterales que avanzaban; momento en el que su centrocampista defensivo replegaba en fase defensiva.
Más allá de su presión alta organizada, también existía una presión tras pérdida eficaz que contribuía a las recuperaciones que realizaban constantemente. El número de jugadores que se mantenían en las zonas centrales les hacía reaccionar con rapidez cuando perdían la posesión. Allí, su rombo en el centro del campo y sus dos delanteros se desplazaban hacia el balón y presionaban al portador del mismo. Incluso si no se recuperaba el balón, a menudo se impedía el contraataque durante el tiempo suficiente para que sus laterales recuperasen sus posiciones defensivas.
El Mönchengladbach utilizaba principios de presión similares. Pero su estructura en 4-2-3-1 (abajo) significaba que la primera línea de su presión tenía un jugador menos que se situaba por delante de su defensa. Hubo ocasiones en las que su mediapunta avanzó para formar ataque de dos, y en las que sus extremos cubrieron los pasillos interiores. Pero a menos que uno de sus centrocampistas defensivos se moviera para presionar a su número contrario, ofrecían una presencia reducida en la mitad del ataque.
Otro planteamiento consistía en que sus mediapuntas permanecieran replegados y su presión se aplicara desde lo que seguía pareciendo su formación inicial. Esto con el objetivo de forzar el juego del rival hacia un lado del campo. Espacio en el que su delantero restringía el acceso entre los centrales contrarios y los mediapuntas que estaban detrás de él daban prioridad al centrocampista defensivo. También existía una mayor concentración en las marcas individuales. Aquello implicaba un trabajo más estricto sobre la cobertura de las vías de pase y los espacios.
Los laterales del Mönchengladbach, al igual que los del Salzburgo, avanzaban para apoyar una presión más amplia por detrás de los extremos que cubrían los canales interiores. Su presión tras pérdida también les llevó a realizar un mayor número de intercepciones durante la etapa de Rose como su entrenador. Sus cuatro delanteros ofrecían un potencial similar al de su etapa en el Salzburgo, y cuando mantenía su doble pivote. De esta forma conservaban suficiente cobertura para retrasar también los contraataques y protegerse de las transiciones.
El Dortmund solía tener una mayor posesión del balón que los anteriores equipos de Rose. Complementaba su tiempo sin el esférico bajo un bloqueo medio y una presión alta para contener a los rivales en su campo defensivo. Además, la mayoría de las veces prefería un 4-2-3-1 sin posesión. Allí su delantero intentaba bloquear el avance de los defensas centrales rivales, su mediapunta replegaba para apoyar en el centro del campo, sus centrocampistas de banda se cerraban junto a su doble pivote y sus laterales ejercían una presión agresiva.
Si, por el contrario, el Dortmund defendía con un 4-3-3, su línea de ataque más estrecha (arriba) trabajaba para cubrir la zona central. A través del apoyo más cercano proporcionado alrededor de Haaland, buscaba una mayor amenaza de contraataque.
Desde un bloque medio, sus extremos cubrían eficazmente los pasillos interiores. Aquello animaba a sus centrocampistas centrales a adoptar posiciones más abiertas desde las que poder presionar y ganar el balón hacia la línea de banda. Cuando la línea ofensiva no cubría bien los pasillos interiores, los tres centrocampistas del Dortmund se veían obligados a adoptar una forma más estrecha. Esto podía facilitar el acceso del rival al último tercio del campo y a los jugadores entre líneas. Sobre todo si sus laterales ya se han comprometido a presionar.
Las diferentes características que ofrecían sus jugadores de ataque presentaban la posibilidad de que el Dortmund se protegiera con un 4-4-2. Esto a través de un extremo que retrocedía hacia un centro del campo más horizontal y el otro que se desplazaba para formar una delantera de dos, o incluso con 4-4-2 en rombo destinado a congestionar el centro del campo.
Marco Rose mantiene todos los rasgos señalados en el RB Leipzig, también con la adaptación a las características de sus jugadores. Un trabajo que ha revitalizado las aspiraciones del equipo alemán.
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