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Transiciones ofensivas

Transiciones ofensivas
Redacción
Héctor García
Publicado el
26 de julio 2021

El Concepto:

En un desarrollo del juego donde cada vez prima más la velocidad y la falta de espacios, las transiciones toman un protagonismo capital en los equipos para conseguir los objetivos deseados.

Son dos los tipos de transiciones: ofensivas y defensivas. En este artículo analizaremos las transiciones ofensivas, acciones que ocurren en el momento en el que un equipo sin balón pasa a recuperarlo y a disponer de la posesión. Y situación a partir de la cual se intenta atacar en el menor espacio de tiempo al equipo rival, sin permitirle la reorganización defensiva.

Los equipos que basan su modelo de juego en el contraataque generalmente presentan gran solidez defensiva y capacidad de atacar al rival a través de los espacios que ese oponente facilita o que son provocados por sus conductas implementadas.

"Si no juegas al contraataque es porque eres estúpido. Es una parte fantástica del fútbol, un arma que, cuando encuentras a tu rival en desequilibrio, te aporta una fantástica opción para marcar un gol" (JOSÉ MOURINHO en declaraciones a 'The Sunday Times')

En las transiciones ofensivas se buscan salidas de balón rápidas, precisas, orientadas en profundidad y en amplitud para evitar la reducción de los espacios de progresión. Por otro lado, es necesaria una gran movilidad de los jugadores sin balón, facilitando las líneas de pase necesarias que garanticen la continuidad en el encadenamiento de pases o la identificación de los espacios en los carriles interiores o exteriores (abajo) para las conducciones de balón del jugador en posesión.

Modelos de Ejecución:

Por la situación numérica de los jugadores que intervienen, se podrían diferenciar dos alternativas:

• Ejecución directa: conducción -acción individual- para superar marcas.

• Ejecución indirecta: conducción para dividir y pasar -acción colectiva- para superar líneas de presión.

José Mourinho es un entrenador que maneja realmente bien este concepto, siendo capaces sus equipos de encajar pocos goles producto de transiciones defensivas y maximizando sus goles a favor en transiciones ofensivas.

Un desarrollo que también se pudo ver en su paso por el Tottenham. En la acción presentada (abajo), después de recuperar el balón en zonas interiores es Harry Kane quien mediante su conducción individual hace progresar al resto de líneas de su equipo hasta llegar a campo contrario. Ahí es cuando debe de decidir si conectar con el jugador que le acompaña por la izquierda -Giovani Lo Celso- o con el jugador de la banda derecha, Son Heung-min.

La decisión viene determinada por el posicionamiento del equipo rival, que, al verse sometido por Kane en conducción, llega un momento en el que tiene que priorizar qué carril protege y cuál deja desprotegido.

Kane obliga a hundir el bloque defensivo del Manchester City, que incluso en ventaja numérica de cinco contra cuatro, se ve superado porque el futbolista que conduce el balón tiene la capacidad de decidir y encontrar al hombre libre tras provocar el salto del defensor. Una acción que libera una marca, posibilitando la conexión con el perfil izquierdo ocupado por Lo Celso, jugador que a través de un control orientado termina finalizando en gol después de un buen timing en la carrera y en el pase entre el emisor, Kane, y el receptor, Lo Celso.

Las transiciones ofensivas también se definen por las zonas en las que se activan los contraataques y zonas de recuperación para transitar:

• Interiores

• Exteriores

Un entrenador que potencia las recuperaciones de balón por dentro, como resultado de la reducción de espacios que exige a sus jugadores interiores y mediocentros, es Jürgen Klopp. El Liverpool, al igual que hacía en el Borussia Dortmund, verticaliza sus ataques por carriles centrales a pesar de ser la zona más congestionada generalmente en el juego (abajo). Todo ello condicionado por la capacidad de sus futbolistas, primero para interpretar esta acción y segundo para ejecutarla.

En el partido del Liverpool contra el Red Bull Leipzig de los octavos de final de la Champions League 2020/21 se manifestó, en varias ocasiones, ese patrón de juego:  recuperación e inmediata transición por zonas centrales (abajo).

Se desarrolla desde la recuperación de Fabinho en el centro del campo, como pivote hundido en el eje del trivote, mediante interceptación de balón por anticipación para después conectar inmediatamente con el otro medio avanzado. Un jugador este último que, en la fase defensiva de su equipo, ya estaba posicionado en una altura vertical mayor para proporcionar una línea de pase visible tras recuperación y así poder enlazar rápido con los delanteros -Diogo Jota o Mo Salah-, quienes trazan diagonales para su posterior finalización.

La intención es generar un encadenamiento de pases interiores, con jugadores que amenazan el espacio sin balón siempre a espaldas de las líneas presionantes, siendo en muchos casos posicionamientos indetectables y difícilmente defendibles.

En el caso de transiciones en zonas exteriores, se recupera la posesión por bandas para finalizar por el carril contrario, como consecuencia de la basculación del oponente. Una acción marcada por el posicionamiento alto de los laterales rivales, buscando el equipo que ataca en transición aprovechar el intervalo entre ese lateral y  el central (abajo).

Un ejemplo de eso lo encontramos en el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, otro entrenador exponente del modelo de ejecución de los contraataques con eficacia. En la acción de juego (abajo), la recuperación se produce por el carril exterior con Mario Hermoso, quien posteriormente juega con el central Stefan Savic con el objetivo de alejar a los rivales más cercanos y presionantes para volver a meter el balón dentro.

Seguidamente, la acción conecta con el mediocentro Marcos Llorente, jugador que busca el desmarque de ruptura sobre Luis Suárez. Perfectamente bien perfilado y orientado, el delantero uruguayo supera a sus oponentes más cercanos simplemente con una conducción para desactivar todas las opciones de intervenir en la acción por parte del rival y generando la oportunidad de finalizar en portería contraria.

Asimismo, por la altura en la que se recupera el balón para atacar la portería contraria se pueden dar las diferentes situaciones de contragolpe:

• Replegado: El que se inicia en campo propio.

• Plegado: El que se inicia en medio campo.

• Avanzado: El que se inicia en campo adversario.

En toda fase de transición es necesario implementar un timing óptimo entre el pase y el desmarque, pudiendo ser éste de apoyo o ruptura. La ejecución eficiente de las transiciones ofensivas implica así un alto nivel técnico, velocidad adecuada -adaptada al espacio, a la distancia con el balón y la posición de los rivales- y capacidad de interpretar bien los desmarques para finalizar o como elemento facilitador de la transición, eliminando de este modo los espacios de intervención a los rivales.