
semifinales mundial de clubes fifa, 9 de julio 2025
Fabián Ruiz (6, 24)
Dembélé (9)
Gonçalo Ramos (87)
La previa del partido de semifinales del Mundial de Clubes FIFA entre PSG y Real Madrid se anunció como un duelo de pizarras entre Luis Enrique y Xabi Alonso, dos entrenadores muy tácticos e intervencionistas con sus equipos. Sin embargo, es todavía un duelo desigual debido al momento de ambos equipos, como se evidenció en el resultado, un contundente 4-0, y el juego, pues el PSG hizo siempre lo que quiso con el balón.
Los parisinos tomaron muy pronto una amplia ventaja fruto de su agresividad y presión sobre el rival, pero también de los graves errores de los centrales del Real Madrid en la gestión del balón, como los cometidos por Raúl Asencio en el 1-0 y Antonio Rüdiger en el 2-0. Con esa ventaja en el marcador cuando apenas se llevaban diez minutos de partido, gracias a los goles de Fabián Ruiz y Ousmane Dembélé, los de Luis Enrique encontraron el escenario perfecto para manejar a su rival con el control de la posesión, con Vitinha como director, y esperar a que aparecieran los pasillos interiores o espacio a la espalda de la frágil defensa del Real Madrid.
Al otro lado, Xabi Alonso no encontró respuesta para intentar cambiar el rumbo del partido, como tampoco le funcionó la fórmula de salida con Gonzalo, Kylian Mbappé y Vinícius en ataque. Un tridente que debilitó la estructura respecto a los partidos anteriores, más aún con la baja del central Dean Huijsen por sanción y la de Trent Alexander-Arnold por lesión en la banda derecha. Eso obligó al nuevo técnico del Real Madrid a volver a la zaga de la 2024/25, que terminó con el resultado de siempre, es decir, un equipo muy frágil en defensa ante equipos de gran jerarquía: esta temporada los blancos han perdido con rotundidad ante el Liverpool, Barcelona, Arsenal y PSG.
Nada que ver con un PSG muy sólido que agrandó la distancia en el marcador por medio de un segundo gol de Fabián Ruiz y uno más, el último, de Gonçalo Ramos para un firmar un contundente 4-0 que les lleva a una nueva final esta temporada. El PSG, campeón del triplete, se medirá al Chelsea en la final por ganar el primer Mundial de Clubes.
Análisis de los entrenadores
"No sé si este 4-0 refleja la diferencia entre ambos, pero son situaciones incomparables con su equipo (por Xabi Alonso), que recién empieza. Yo ya vengo trabajando dos años en este proyecto", señaló Luis Enrique. "Era un objetivo que tuvimos desde el principio, siempre es difícil porque hay muy pocos equipos que lo pueden lograr y nosotros estamos a un solo partido de armar la historia en París y conquistar todos los trofeos en los que hayamos participado", añadió el entrenador del PSG de cara a la final.
"Queríamos hacer un partido trabajado, sabiendo el rival que teníamos, y después del minuto 10 lo afrontas de otra manera", analizó Xabi Alonso, recalcando la desventaja de dos goles que sufrió su equipo al poco de empezar. El entrenador también mandó un mensaje de cara al futuro: "Este partido es el final de la temporada, no el inicio de la siguiente. Sacaremos cosas positivas, nos vamos siendo mejor equipo a pesar de que ahora es complicado explicarlo, pero estoy convencido de que nos va a servir como punto de partida para empezar mejor la temporada".
Nuestros entrenadores analizan a continuación un partido de grandes contrastes tácticos y técnicos entre los dos equipos.
Presión alta del PSG frente a la pasividad del Real Madrid
Desde el inicio, el Paris Saint-Germain impuso una presión alta, colectiva y perfectamente sincronizada desde su 4-3-3 (abajo). João Neves, Vitinha y Fabián Ruiz saltaron con precisión sobre Aurélien Tchouaméni y Arda Güler, mientras que Ousmane Dembélé y Désiré Doué orientaban los pases hacia zonas de riesgo blanco.
Así llegaron los errores de Raúl Asencio y Antonio Rüdiger, que desembocaron en el 1-0 (Fabián Ruiz, min 6) y el 2-0 (Dembélé, min 9). El PSG recuperó hasta cuatro balones en campo rival en los primeros 10 minutos, reflejo de una presión diseñada y ejecutada al milímetro.

En cambio, el Real Madrid exhibió una desconexión alarmante. Ni Kylian Mbappé ni Vinícius Júnior presionaron en la primera línea de construcción del PSG, dejando un bloque medio-bajo sin agresividad y muy largo (abajo). Tchouaméni se encontró solo ante la oleada del equipo de Luis Enrique. El mediocentro del Real Madrid no recibió apoyos desde las bandas o la mediapunta y llegaba tarde también a los acosos por dentro sobre el hombre libre parisino, ya fuera Vitinha o Nuno Mendes.
La consecuencia fue un inicio que evidenció la falta de automatismos defensivos y dejó al equipo de Xabi Alonso completamente desbordado en su 4-3-3. El Real Madrid solo completó 116 pases en campo contrario en toda la primera mitad.

Control interior: Vitinha y Fabián Ruiz frente a la fragilidad de Güler y Bellingham
Luis Enrique blindó el centro del campo con Neves fijando la base y Fabián Ruiz y Vitinha alternando apoyos y rupturas. Esta movilidad ofensiva hizo que tanto los medios como los puntas del Real Madrid no lograran desmantelar las conexiones iniciales y de creación del PSG.
Fabián Ruiz, autor de dos goles, interpretó a la perfección cuándo llegar desde segunda línea por sorpresa. Vitinha, por su parte, manejó el ritmo con 84 pases completados y una efectividad del 91 % en este apartado, fortaleciendo a un PSG dueño del juego (68 % de posesión total). Así, el equipo francés fue escalonando la circulación interior del balón (abajo), que posteriormente generaba situaciones de 1x1 por fuera con Dembélé y Khvicha Kvaratskhelia desbordando al débil bloque madridista desde el juego interior.

El Real Madrid, en contraste, fue incapaz de equilibrar su mediocampo. Arda Güler, superado en intensidad y ritmo, y Jude Bellingham, forzado a retrasarse para recibir el balón e intentar organizar el juego, ofrecieron poca resistencia a la circulación rival (abajo). Algo provocado porque su distancia de relación defensiva era amplia y generaba intervalos relevantes por donde los parisinos penetraban. Además, Tchouaméni quedó aislado, y a su vez los extremos no cerraban hacia dentro para realizar las ayudas defensivas pertinentes que asentaran la profundidad del bloque.
Sin Valverde en su posición natural —jugó como lateral derecho debido a la baja de Trent—, el centro del campo del Real Madrid fue un agujero táctico que Vitinha y sus compañeros de línea explotaron sin piedad.

Ocupación racional del espacio: amplitud del PSG y desorden del Real Madrid
El PSG demostró ser un equipo más completo en la gestión de espacios. Achraf Hakimi y Nuno Mendes, en situaciones de salida de tres con los centrales, y Vitinha, ubicado como interior en el medio, estiraron el campo por fuera. Mientras, Kvaratskhelia y Dembélé alternaban entre la amplitud y el juego interior, confundiendo continuamente a Fran García y Raúl Asencio. El PSG dominó el centro del campo, pero su verdadero peligro fue la ocupación de los intervalos (abajo), donde Nuno Mendes y Hakimi, sobre todo en acciones interiores, fueron recurrentemente el hombre libre.

En el Real Madrid el caos posicional fue evidente. Mbappé y Vinícius, desconectados del juego interior, esperaban balones largos que no llegaban, siendo así previsibles para los de Luis Enrique (abajo). Gonzalo García quedó aislado como referencia, sin apenas combinaciones (solo 8 pases en 70 minutos).
Los de Xabi Alonso no fueron capaces de dar continuidad al juego ni de ocupar racionalmente los pasillos interiores o exteriores, quedando descompensados ante cada transición defensiva que debían realizar para no quedar expuestos en campo propio. Los problemas estructurales en la ocupación del ancho y largo del campo fueron constantes en el Real Madrid.

Trabajo defensivo coral del PSG frente a la fragilidad estructural del Real Madrid
Luis Enrique ha transformado al PSG en un equipo solidario sin balón (abajo). Dembélé y Kvaratskhelia no solo atacaron, sino que también replegaron con disciplina táctica para cerrar líneas de pase interiores de Güler y Bellingham. Neves equilibró permanentemente por detrás de Vitinha y Fabián Ruiz, mientras Marquinhos y Lucas Beraldo lideraron la defensa en bloque medio, achicando el espacio ofensivo blanco en cada pase atrás o hacia los carriles exteriores. La consecuencia de esto es que Donnarumma solo tuvo que intervenir tres veces en acciones claras, reflejo de la solidez colectiva que mostró el PSG.

El Real Madrid, en cambio, volvió a fragmentarse sin balón, siendo un equipo muy largo y ancho, sin una profundidad defensiva ajustada al rival. Ni Mbappé ni Vinícius defendieron los pasillos laterales, obligando a Valverde y Fran García a cubrir metros imposibles, teniendo que valorar entre saltar tarde o replegar en situación de desventaja posicional y numérica (abajo).
Tchouaméni quedó aislado, con demasiado espacio para defender. Los centrales se hundían con facilidad ante cada ataque rival, generando un espacio interior por donde Fabián se movió a sus anchas. Los cambios (Luka Modric, Éder Militão y Brahim Díaz) mejoraron el tono, pero el daño ya estaba hecho. El Madrid ganó solo el 43 % de los duelos en el suelo y perdió 96 posesiones, cifras que reflejan la pasividad defensiva y la falta de cohesión táctica.

Lectura de partido: Luis Enrique consolida su modelo, el Real Madrid revela sus carencias
Luis Enrique volvió a demostrar que su PSG es el equipo más completo del momento. Rotó en el tramo final pero mantuvo la estructura 4-3-3, lo que permitió sellar el 4-0 con el gol de Gonçalo Ramos tras una gran acción de Bradley Barcola. El PSG realizó 17 remates totales, con 5 grandes ocasiones creadas, y supo cuándo acelerar y cuándo gestionar el partido con balón. Es decir, dominó en todo momento el tiempo y el espacio desde la pizarra y desde la ejecución (abajo).

Xabi Alonso, en cambio, mostró que su proyecto aún está en construcción. El 4-3-3 con Gonzalo García, Mbappé y Vinícius no funcionó ni con balón ni sin él. La falta de automatismos, la mala ocupación del centro del campo y la ausencia de solidaridad defensiva (abajo) expusieron todas las carencias del equipo. El Real Madrid no solo perdió, sino que mostró una preocupante falta de respuestas tácticas ante la adversidad. El dato final (32 % de posesión y solo 2 remates a puerta) refleja el dominio absoluto del PSG y el largo camino que le queda a Alonso.

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