
CHAMPIONS LEAGUE 2025/26, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2025
Robertson (4)
Salah (6)
Van Dijk (90+2)
Llorente (45+3, 81)
Como señaló Arne Slot tras el partido, Liverpool y Atlético de Madrid protagonizaron un duelo más propio de unos cuartos de final que de la primera jornada de la Champions League. Y fue así porque el encuentro en Anfield atravesó prácticamente todos los escenarios posibles.
Los Reds arrancaron de manera fulgurante, con los goles de Andrew Robertson y Mohamed Salah cuando apenas se habían disputado seis minutos. El horizonte para el Liverpool era el de una goleada escandalosa, mientras que para los de Diego Simeone la meta pasaba por frenar la sangría y recomponerse poco a poco.
El Atlético de Madrid logró su propósito con una defensa más sólida y, sobre todo, mayor posesión de balón, lo que desaceleró el ritmo de los locales. Antes del descanso, Marcos Llorente recortó distancias y cerró una primera parte que pasó de vislumbrar una goleada a un desenlace mucho más ajustado. La igualdad se mantuvo en la segunda mitad, en la que Llorente volvió a ejercer de goleador para establecer el empate. El centrocampista rojiblanco mantiene un idilio especial con Anfield, estadio en el que ya suma cuatro tantos —los anteriores en los octavos de final de la Champions League de 2020—.
Sin embargo, al choque aún le quedaba un último y decisivo capítulo. Esta temporada, el Liverpool parece haberse especializado en resolver sus partidos en los instantes finales (los cinco encuentros oficiales que ha jugado los ha decantado a su favor del minuto 80 en adelante), y ante el Atlético volvió a hacerlo. Virgil van Dijk conectó un certero cabezazo tras un saque de esquina para firmar el definitivo 3-2.
Análisis de los entrenadores
"Una gran noche en Anfield. Hemos empezado bien, con muchas posibilidades para finiquitar el partido. Luego está el Atlético, que siempre busca una manera de remontar, pero compartimos esa mentalidad y pudimos resolverlo", señaló Arne Slot sobre el partido, quien trato de explicar el porqué de tantas victorias en los minutos finales: "es muestra de un buen estado físico, habrá partidos donde conseguiremos aumentar la ventaja antes, otros en los que no, pero mantenemos la mentalidad de seguir hacia adelante".
Simeone, que fue expulsado después de un incidente con un aficionado del Liverpool, destacó la reacción de su equipo tras el 2-0 inicial: "allá por el minuto 15 o 20 empezamos a demostrar que estamos en el partido, nos presentamos en campo del rival, tenemos situaciones de gol, estamos en campo de ellos en un partido más dividido y no del Liverpool como en los primeros minutos". Sabiendo el camino que recorremos me voy contento con el espíritu que quiero de nuestros jugadores. Podemos perder y si nos toca perder que sea de esta manera", añadió el técnico rojiblanco sobre la actuación de su equipo.
A continuación, analizamos las principales claves tácticas de la victoria del Liverpool ante el Atlético de Madrid.
Presión alta y castigo inmediato
El Liverpool arrancó con un 4-2-3-1 muy agresivo (abajo), con Florian Wirtz como lanzadera entre líneas y los laterales Andrew Robertson y Jeremie Frimpong muy proyectados. La presión tras pérdida encerró al Atlético de Madrid desde el primer minuto, y en apenas seis minutos el dominio local se tradujo en goles: primero Robertson, tras una falta ejecutada por Mohamed Salah provocada por un error de Clément Lenglet, y después el propio Salah, quien aprovechó un pase filtrado de Ryan Gravenberch a su espalda para superar a Javi Galán y Nico González. En ese tramo inicial, Virgil van Dijk sostuvo la defensa adelantada del Liverpool con una autoridad imponente en los duelos aéreos (6 de 7 ganados, es decir, un destacado 86%).

El Atlético de Madrid, estructurado en un 5-4-1 con Jan Oblak en portería, Robin Le Normand, Clément Lenglet y Marcos Llorente como centrales, y con Giuliano Simeone y Javi Galán ocupando los carriles, sufrió enormemente en el arranque. Lenglet cometió dos errores determinantes: en el 1-0 salió de zona sin temporizar, y en el 2-0 abandonó su posición generando un intervalo clave por donde se filtró Salah (abajo). En mediocampo, Pablo Barrios y Conor Gallagher quedaron demasiado hundidos, mientras que Antoine Griezmann, único delantero, permaneció desconectado en la presión inicial. En definitiva, el bloque rojiblanco no logró temporizar y fue superado en cada transición.

Repliegue ordenado y la irrupción de Llorente
Tras ese inicio fulgurante, el Liverpool buscó administrar su ventaja con posesiones más largas y cambios de orientación de Dominik Szoboszlai y Gravenberch hacia los extremos Salah (abajo) y Cody Gakpo. Salah siguió castigando el costado de Javi Galán, mientras Wirtz intentaba conectar con Alexander Isak entre centrales, donde volvían a aparecer espacios en la defensa rojiblanca. Pese al dominio, los de Arne Slot dejaron crecer al rival en el tramo final del primer tiempo, repitiendo una dinámica ya vista en la Premier League: aumentar las distancias entre jugadores tras pérdida de balón, lo que debilitaba su profundidad defensiva.

El Atlético, por su parte, corrigió alturas y ganó metros gracias al ímpetu de Barrios, que acumuló numerosas recuperaciones en campo rival y encontró entre líneas a Giacomo Raspadori y, por el carril izquierdo, a Nico González, jugadores claves para progresar y llegar a zona de finalización. El delantero italiano se adentraba por la derecha aprovechando que Gakpo se quedaba descolgado para buscar el 1x1 contra Robertson (abajo). Esa mayor claridad permitió a Llorente aparecer con su clásica llegada desde segunda línea. En el descuento del primer acto, el jugador rojiblanco puso el 2-1 con un disparo de anticipación que devolvió vida a su equipo y transformó el plan inicial en una propuesta más ofensiva, incluso en Anfield.

Ajustes de Slot y doble amplitud
Con el Atlético más suelto tras el descanso, el Liverpool empezó a perder control en el mediocampo tras la entrada de Koke. Para evitar que Barrios y Koke se adueñaran del balón, Arne Slot reaccionó con un triple cambio en el 58’: entraron Conor Bradley, Hugo Ekitiké y Alexis Mac Allister. El 4-2-3-1 se flexibilizó, con Wirtz y Salah abiertos y Ekitiké en profundidad, lo que obligó a los carrileros rojiblancos a replegar más metros y liberó a Szoboszlai en el carril central (abajo). Esa doble amplitud devolvió al ataque red amenaza constante en los 1x1 diagonales de ambos extremos.

Simeone respondió de inmediato: Alexander Sørloth y Nahuel Molina ingresaron al 61, reconfigurando el sistema en un 4-5-1. Llorente pasó a jugar más cerca del delantero noruego, dividiendo la atención de Van Dijk e Ibrahima Konaté (abajo), mientras Nico González conservaba libertad para atacar los espacios desde la izquierda. El plan rojiblanco ganó peso ofensivo, aunque siguió dependiendo en exceso de la inspiración de Llorente y de la capacidad de Barrios y Koke para sostener las transiciones rivales.

Empuje del Atlético y fragilidad defensiva
El Liverpool siguió generando peligro con Szoboszlai y Mac Allister activando los costados, pero no logró cerrar el partido. Una vez más, el equipo de Slot mostró falta de control en la zona ancha: poco a poco Gravenberch quedó demasiado expuesto, lo que permitió al Atlético transitar con peligro hacia la portería de Alisson Becker. En esos minutos, Van Dijk fue clave con 8 despejes y 1 intercepción en situaciones de repliegue, asegurando la defensa aérea cuando Sørloth empezaba a fijar centrales dentro del área (abajo). Como ya sucedió ante Bournemouth y Newcastle en la Premier League, el conjunto de Slot volvió a mostrarse vulnerable con dos goles de ventaja, reduciendo su ritmo ofensivo y fragmentando su 4-2-3-1, sin escalonar ni equilibrar correctamente a sus jugadores.

El Atlético aprovechó ese escenario. Sørloth fijó a Konaté y Van Dijk, Llorente encontró más espacios para asociarse y volvió a irrumpir desde segunda línea para firmar el empate (81’) con una volea desde la frontal del área (abajo). El 2-2 reflejó la personalidad del Atlético pese a las bajas y la capacidad de Simeone para competir en un escenario tan exigente.

El balón parado como sentencia
El Liverpool volvió a demostrar su capacidad para decidir partidos en el tramo final. En el tiempo de descuento, un córner ejecutado por Szoboszlai encontró a Van Dijk, quien se impuso a Le Normand para cabecear el 3-2 (abajo). Fue el sexto gol europeo del holandés, el cuarto de cabeza, en una actuación sobresaliente: 86% de duelos aéreos ganados, 8 despejes y un liderazgo abrumador en ambas áreas. Así, la diferencia en Anfield la marcó su jerarquía en los momentos críticos.

Para el Atlético, la derrota llegó en un escenario ya conocido: su incapacidad para defender acciones a balón parado. Le Normand volvió a quedar señalado en la jugada decisiva, perdiendo la marca de Van Dijk y dejando un espacio que resultó letal. Pese al mal sabor de boca final, el equipo de Simeone firmó una actuación con carácter competitivo, con Barrios consolidándose como referencia, Koke aportando seguridad con balón y Llorente confirmando su idilio con Anfield. Un partido que, más allá del resultado, alimenta la esperanza rojiblanca de cara al futuro europeo y confirma la voracidad del Liverpool en los minutos finales.
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