
champions league 2025/26, 1 de octubre de 2025
Ferran Torres (19)
Mayulu (38)
Gonçalo Ramos (90)
Era una prueba de estrés para Barcelona y PSG en el arranque de la Champions League 2025/26. En el caso de los de Hansi Flick, significaba medir su nivel actual frente al vigente campeón de Europa. Para los de Luis Enrique suponía poner a prueba la profundidad de su plantilla, ya que afrontaban el duelo sin sus tres delanteros principales: Ousmane Dembélé, Désiré Doué y Khvicha Kvaratskhelia estaban ausentes por lesión.
El Barcelona tomó el control desde los primeros minutos, con una velocidad de circulación de balón que superó la presión del PSG. Sin balón, los de Flick sofocaron la salida del conjunto parisino, centrándose especialmente en Vitinha, eje del mediocampo galo. De ahí nació el 1-0: una pérdida del portugués desembocó en una rápida transición azulgrana que culminó Ferran Torres tras una asistencia de Marcus Rashford. El dominio local se mantuvo hasta la media hora, cuando el empuje físico y futbolístico del PSG comenzó a equilibrar el encuentro, más aún con el 1-1 de Senny Mayulu en el minuto 38. La primera mitad fue un ida y vuelta constante entre dos equipos de máximo nivel.
La segunda parte tuvo un claro color parisino, porque el PSG se impuso en todas las facetas del juego con dos grandes protagonistas: Vitinha al mando en el mediocampo y Achraf Hakimi omnipresente en cada ataque francés. Ambos técnicos movieron el banquillo en la segunda mitad, pero las variantes parisinas resultaron más determinantes. Gonçalo Ramos, ingresado en la recta final, anotó el 1-2 definitivo en los últimos minutos tras una brillante asistencia de Hakimi.
Análisis de los entrenadores
"Después del minuto 35, el PSG ha controlado mejor el partido. Creo que no hemos jugado a nuestro máximo nivel. Pero esto también es importante en la Champions. Han merecido la victoria", señaló Hansi Flick tras la derrota del Barcelona. Luis Enrique, entrenador del PSG, valoró el alto nivel de juego exhibido por ambos equipos y la reacción de sus jugadores: "Se ha visto un partido excelente. Una vez que hemos encajado el gol, hemos encontrado nuestro nivel. La primera parte se ha igualado y en la segunda hemos sido mejores".
A continuación, nuestros entrenadores UEFA Pro analizan las claves principales de la victoria del PSG ante el Barcelona.
Entrada dominante del Barcelona
El Barcelona de Hansi Flick formó de salida con un 4-2-3-1 muy vertical, que se apoyaba en la presión alta y en la capacidad de Pedri y Frenkie de Jong para organizar la primera circulación de balón en la salida.
Desde el comienzo, el bloque azulgrana adelantó líneas con Jules Koundé y Gerard Martín muy cerca de la línea de mediocampo, mientras Eric García ofrecía seguridad como central en la posible cobertura táctica. Por el carril derecho, Lamine Yamal fue el gran generador ofensivo en los primeros veinte minutos, encarando de manera constante a Nuno Mendes y liberando a Marcus Rashford en el extremo izquierdo (abajo). El gol de Ferran Torres reflejó la identidad del equipo: recuperación de Yamal, descarga rápida y circulación hacia el costado derecho para que Rashford asistiera al delantero del Barcelona en su llegada al área rival. La red de pases mostró un Barça compacto y fluido, con conexiones interiores claras y una alta profundidad ofensiva en último tercio de campo: 70,9% de acierto en los pases, según datos de Wyscout.

El PSG de Luis Enrique, que partió con un 4-3-3, sufrió en el inicio del partido por varios motivos. Fabián Ruiz no consiguió equilibrar en la base junto a Vitinha, y Warren Zaïre-Emery quedó expuesto en las vigilancias interiores ante los desmarques de apoyo y circulación constante de posiciones de Pedri, De Jong y Dani Olmo (abajo).
El tridente ofensivo formado por Senny Mayulu, Bradley Barcola e Ibrahim Mbaye apenas encontró situaciones de ventaja. Asimismo, el equipo francés vivió incómodo en campo propio, con Achraf Hakimi replegando más de lo habitual y sin posibilidad de proyectarse en ataque por la falta de flujo ofensivo. Luis Enrique optó por la paciencia, consciente de que debía ajustar la estructura y resistir los primeros 25 minutos de máximo ritmo azulgrana.

El empate de Mayulu
Tras el 1-0, el Barcelona no logró ampliar la ventaja pese a disponer de llegadas claras de gol que fueron salvadas bajo palos por la defensa parisina. Olmo y Yamal gozaron de opciones para filtrar el último pase, pero la falta de precisión en el último tercio intentando encontrar a Ferran Torres impidió alargar la diferencia antes del descanso.
En la jugada del empate (abajo), Koundé saltó tarde sobre Mendes. El portugués encontró a Mbaye con espacios sobre Eric García, hizo una pared y condujo la pelota por el carril interior izquierdo hasta asistir a Mayulu, quien recibió el balón entre Pau Cubarsí y Martín. El joven francés definió después con frialdad ante Wojciech Szczesny. El gol del PSG evidenció la dependencia del Barça del equilibrio interior de sus centrocampistas, y el desajuste en los saltos de presión sobre los laterales rivales, algo que los parisinos supieron detectar.

En el tramo final del primer tiempo, el PSG encontró el oxígeno que necesitaba. Luis Enrique ordenó a su equipo atacar por los costados y estirar al bloque rival con los laterales muy altos. Mendes fue el gran protagonista, rompiendo la presión rival y generando superioridad junto a Mbaye, con un movimiento del extremo por el carril exterior y el lateral por el interior en pared para superar la presión local. Por el carril derecho sucedió de igual manera con Hakimi y Barcola.
A partir de ahí, Vitinha comenzó a encontrar líneas de pase hacia Fabián Ruiz y Zaïre-Emery, consolidando un 4-3-3 mucho más agresivo (abajo). El plan parisino buscaba activar a los extremos a través de conducciones verticales y centros desde los carriles laterales. Ese ajuste táctico devolvió al PSG al partido antes del descanso.

La presión como factor diferencial tras el descanso
La segunda mitad arrancó con un cambio radical en el guion. El Barcelona perdió precisión en la salida de balón y pasó de dominar las recepciones interiores a jugar en largo hacia Rashford y Torres (abajo). El 4-2-3-1 de Flick se desorganizó, con De Jong y Pedri demasiado separados de la defensa, lo que aumentó las pérdidas en campo propio (entre el minuto 45 y el 70, el Barça perdió hasta seis posesiones que acabaron directamente en los pies de Vitinha a menos de 20 metros de la frontal).
Sin capacidad para sostener la posesión ni activar a Yamal, el Barcelona se vio obligado a replegar con urgencia, dejando de ser protagonista en el encuentro.

El PSG, en cambio, creció en todas las fases del juego. Luis Enrique ajustó la presión orientando las salidas azulgranas hacia el lado izquierdo (abajo), donde Hakimi saltaba con agresividad sobre Martín, y Fabián Ruiz vigilaba la zona de Olmo. Con Mendes avanzando su posición y cerrando el interior, los parisinos lograron encerrar al Barça en campo propio. El PSG registró 24 recuperaciones en campo rival, 15 de ellas en la segunda mitad, lo que refleja la eficacia del plan. A partir de ese dominio territorial, el conjunto francés aumentó su volumen de pases (164 en la segunda mitad, con un 80,4% de acierto) y consolidó la sensación de control absoluto.

Vitinha tomó el mando
El Barça, que en la primera parte había controlado a Vitinha con la movilidad de Pedri y las coberturas de De Jong, comenzó a perder influencia con y sin balón en la medular. El cansancio de Olmo y la desconexión progresiva de Yamal redujeron las opciones de progresión.
Así, el doble pivote culé quedó desbordado en transiciones defensivas, incapaz de taponar la frontal por su distanciamiento, que habilitaba intervalos relevantes por donde los atacantes parisinos llegaban a zona de finalización. Cada pérdida se convertía en una oportunidad de Vitinha (abajo) para avanzar metros y buscar apoyos en segunda línea. El 4-2-3-1 se fragmentó en dos bloques, dejando expuesto al cuarteto defensivo.

Vitinha emergió como el gran organizador del PSG en la segunda mitad. El centrocampista portugués aprovechó los espacios para conectar con Fabián Ruiz y Zaïre-Emery, que ofrecieron apoyos constantes sobre la zona de creación parisina. Luis Enrique transformó así un mediocampo que en la primera parte había estado asfixiado en uno que dominaba con autoridad.
La confianza de Vitinha creció con cada intervención, y su capacidad para girar al bloque rival y habilitar a los laterales en proyección, encontrándoles libres, fue clave para sostener la posesión (abajo). Este dominio permitió a los laterales sumarse al ataque con libertad y convirtió la medular en el motor de la remontada.

Laterales diferenciales y sentencia final
El tramo decisivo del partido tuvo un denominador común: los laterales del PSG. El Barcelona, que ya había sufrido con Mendes en el empate, volvió a quedar expuesto en ambas bandas. Martín no pudo frenar la potencia del portugués, mientras que Hakimi encontró cada vez más espacios para proyectarse en ataque (abajo).
Flick trató de reequilibrar al equipo con los cambios —entraron Alejandro Balde, Robert Lewandowski y Marc Casadó—, pero este no recuperó las prestaciones defensivas mostradas al inicio del choque. La falta de coordinación en el repliegue y de ocupación de los espacios exteriores dejó al Barça sin respuestas en el tramo final.

El PSG aprovechó la superioridad física y técnica de sus laterales, Mendes y Hakimi. Con la salida al campo de Gonçalo Ramos, un 9 más posicional, Luis Enrique utilizó una táctica clara. El delantero luso iniciaba la jugada en fuera de juego. Simultáneamente, el PSG ejecutaba un pase a un compañero para atacar la profundidad exterior. Mientras el balón llegaba al costado, Ramos corregía su posición a la vez que se generaba tiempo y espacio en zona de remate (abajo). Así llegó el 1-2 del PSG, con Hakimi consolidando la idea de Luis Enrique de atacar desde fuera hacia dentro.

El 4-3-3 parisino, sostenido por la agresividad de sus flancos, acabó imponiéndose a un Barça que se descompuso en amplitud y sufrió su primera derrota de la temporada en la Champions League.
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