Thomas Tuchel
Chelsea, 2021-Presente
El Perfil:
Cuando el París Saint-Germain buscaba un entrenador capaz de transformar la costosa plantilla liderada en 2018 por Neymar, Kylian Mbappé y Ángel Di María en aspirante a ganar la Liga de Campeones, recurrió al respetado Thomas Tuchel. Admirado por su influencia cuando sucedió a Jürgen Klopp en el Mainz y más tarde en el Borussia Dortmund, y por remodelar lo que era un equipo con características muy definidas, el técnico alemán inspiró una mejora que por primera vez llevó al PSG a la final de la Liga de Campeones.
Al igual que Julian Nagelsmann, Tuchel fue señalado nada menos que por el influyente Ralf Rangnick como un entrenador prometedor, y rápidamente se convirtió en uno de los principales técnicos de Europa. "Es un entrenador fantástico, se nota mucho su influencia sobre los jugadores", dijo Klopp sobre su compatriota. “Conozco mucha gente que ha trabajado con él y le tienen un respeto inmenso. No puedes pretender ganar la Champions League solo gastando dinero. Eso no funciona. Hace falta una buena organización. Todos los otros clubes no son ciegos. Nosotros también hacemos nuestro trabajo bien para tener las herramientas correctas en el momento justo. Y es obvio que Thomas las tiene”, añadió el técnico del Liverpool.
El Chelsea, quizá en una situación similar a la del PSG tras remodelar la plantilla el verano de 2020 con las contrataciones de Timo Werner, Kai Havertz y Hakim Ziyech, entre otros, aprovechó su salida de la capital francesa en diciembre de ese mismo año para nombrarle sucesor del popular Frank Lampard. Al igual que José Mourinho, Antonio Conte y Carlo Ancelotti antes que Lampard, el técnico alemán también tendrá la misión indiscutible de ganar títulos.
Estilo de juego:
En sus dos puestos de mayor perfil hasta su llegada al Chelsea, primero el Borussia Dortmund en 2015 y luego en 2018 el PSG, Tuchel fue nombrado para suceder a dos respetados y exitosos entrenadores, Jürgen Klopp y Unai Emery, respectivamente, con la tarea de hacer evolucionar los fuertes equipos que heredaba.
En el Dortmund conservó el 4-3-3 de Klopp, que también se convirtió a menudo en un 4-2-3-1. Pero en un equipo marcado por el juego de transiciones, Tuchel apostó por poner un mayor énfasis en la posesión. Un mayor dominio de balón implicaba que sus jugadores tenían más tiempo para intercambiar las posiciones en diferentes zonas del campo y facilitar así la fluidez en sus ataques.
Los interiores que jugaban por delante de un solo pivote en medio del campo eran particularmente influyentes en el desarrollo del juego. A Marco Reus le gustaba operar en último tercio de campo, intercambiando posiciones con Christian Pulisic y Henrikh Mkhitaryan, futbolistas situados por detrás de Pierre-Emerick Aubameyang, el delantero centro. Aubameyang se asociaba constantemente con los dos extremos y los dos interiores, mientras los laterales del Dortmund también avanzaban, aunque no necesariamente en desdoblamientos por banda.
Su mayor dominio de la posesión significaba que a menudo el equipo lograba restringir a los rivales a su propio campo, y se complementaba con una presión enérgica, que contribuía a que se encontraran regularmente con bloques defensivos bajos (arriba). Cuando hacia el final de su primera temporada Tuchel empezó a experimentar con una defensa de tres centrales, exigió cambios regulares en el sistema de juego, ocasionalmente a mitad de partido, pero con el riesgo de que sus laterales se vieran aislados.
En París, Tuchel también mantuvo el 4-3-3 y el 4-2-3-1 de Emery. Al igual que en el Dortmund, demandó el intercambio de posiciones en las zonas centrales, pero la amplitud ofensiva fue proporcionada por sus laterales en posiciones avanzadas, animando a Neymar, Mbappé y a otros jugadores a permanecer en posiciones interiores, más cerca de Edinson Cavani, su delantero centro.
Por lo tanto, sus centrocampistas centrales también tuvieron que ofrecer un mayor dinamismo y demostrar que eran conscientes de los espacios que dejaban sus laterales, así como de cuándo retrasar su posición y formar temporalmente con una zaga de tres, en gran medida porque muchos rivales de la Ligue 1 sólo podían amenazarles en los momentos de transición. Marco Verratti, Adrien Rabiot y Marquinhos demostraron ser capaces de desarrollar estas funciones.
Durante su primera temporada en París, Tuchel apostó por una defensa de tres centrales, carrileros largos (arriba) más definidos (Dani Alves, Thomas Meunier y Juan Bernat) y un doble pivote en mediocampo. Una estructura liderada en ataque por Cavani, Neymar y Mbappé. Cuando Mbappé se posicionaba a la misma altura que el uruguayo, uno de los jugadores que formaban el doble pivote en medio del campo avanzaba hacia el espacio que había dejado libre el internacional francés para asegurarse de que los dos pasillos interiores permanecieran cubiertos.
No obstante, Tuchel siempre favoreció jugar con una defensa de cuatro en el avance del PSG hacia la final de la Champions League en la 2019/20. Defendiendo en 4-4-2 o un 4-3-3, y atacando con un 4-2-2-2 en el que Neymar y Di María operaron como mediapuntas, por delante de un doble pivote y por detrás del peligroso Mbappé y un delantero centro, Cavani o Mauro Icardi.
Desde que llegó al Chelsea, Tuchel se ha decantado casi por completo por una defensa de tres centrales, y por la utilización de dos mediapuntas en respaldo de un único delantero, o por una delantera de dos (arriba) apoyada por un centrocampista ofensivo. Las opciones de las que dispone y la aplicación táctica por parte de los rivales para contrarrestar el sistema del técnico alemán, le han llevado a cambiar regularmente su enfoque ofensivo y posicionamiento.
Werner se ha beneficiado de ocupar posiciones interiores, con la facilidad de realizar desde aquí más penetraciones por los pasillos centrales, liderando así las carreras en profundidad del Chelsea. Mientras tanto, Ziyech, Havertz, Mason Mount y Pulisic se mueven hacia el balón jugando entre líneas. Esto provoca, en ocasiones, que el Chelsea carezca de suficientes unidades para atacar la espalda de la defensa rival, pero sus intentos de construir el juego de posesión mejoran, sobre todo teniendo en cuenta que sus centrocampistas defensivos suelen ser presionados con agresividad. Un interior se retira a los espacios que deja la presión del rival, lo que habilita una línea de pase hacia adelante y un método para superarla.
La opción de mantener la posesión del balón durante largos periodos de tiempo también es utilizada como una estrategia defensiva destinada a socavar el potencial de ataque de los rivales, así como a mejorar el suyo propio. Los carrileros del Chelsea avanzan cada vez más por fuera o incluso por delante del interior (arriba), proporcionando una amenaza de centro al área desde la banda y arrastrando a los laterales contrarios de su posición, lo que genera, a su vez, más espacio a través de los pasillos interiores para las carreras de sus compañeros de ataque desde segunda línea.
Sus dos defensas centrales exteriores se han convertido en un apoyo secundario para proporcionar amplitud. César Azpilicueta sigue siendo el central derecho, desde donde, al igual que lo hacía con Conte en el banquillo, avanza por el pasillo interior. Mientras, en la izquierda, Antonio Rüdiger se muestra más cauto y, a diferencia de Azpilicueta, que lo hace cuando está presionado y busca el apoyo en el último tercio de campo, sólo lleva la posesión hacia delante cuando hay espacio.
Los dos centrocampistas defensivos, mientras, proporcionan la cobertura defensiva al lateral correspondiente, pero tienen instrucciones de priorizar el juego central en la salida de balón. Ambos centrocampistas destacan por su capacidad para identificar cuándo deben incrustarse entre la defensa o adoptar posiciones más amplias; generando combinaciones entre ellos y los laterales y los centrales exteriores para progresar en el juego de posesión, como también con pases más directos a los compañeros entre líneas.
Fase defensiva y presión:
La flexibilidad de Tuchel en la estructura de sus equipos ha contribuido inevitablemente a una mayor variedad en defensa. El hecho de que sus laterales no avanzaran en el Dortmund significó que en su lugar priorizara la cobertura de los pasillos interiores, manteniendo el pivote defensivo su posición. Un desarrollo que daba libertad de ataque a sus delanteros e interiores.
Si en lugar de ello sus equipos jugaban con tres centrales y carrileros largos, la posición más avanzada de los jugadores de banda (arriba) implicaba una menor cobertura alrededor del pivote defensivo en medio del campo; incluso si un defensa central adelantaba su posición para fortalecer al equipo en esa zona. Su reducido número de jugadores en la línea intermedia hacía más difícil recuperar el balón más adelante y evitar el avance de los rivales. Cuando jugaba con doble pivote, el equipo ganaba en fortaleza defensiva, pero se producía a expensas de restar una unidad en ataque, una situación que no servía de mucho para evitar las transiciones defensivas.
La anterior estructura defensiva del PSG se basaba en que los interiores impedían las transiciones en las zonas centrales del campo y luego cubrían los espacios que dejaban libres los laterales en sus avances. La capacidad del equipo para restringir a muchos adversarios en su propio campo durante largos períodos hizo que esa táctica resultara eficaz. Sin embargo, rivales más fuertes, tanto en la Ligue 1 como la Champions League, lograron avanzar al medio del campo debido a la facilidad con que superaban la primera línea de presión.
Los adversarios que se asociaban alrededor o frente a la estructura defensiva del PSG les generaban peligro. Especialmente, a través de pases directos por encima de los laterales o por dentro, lo que facilitaba a sus rivales atacar el espacio a la espalda (arriba). También cuando tenían que protegerse ante los centros al área desde las bandas, con los laterales demasiado aislados para evitar estas situaciones.
En su etapa en el PSG, la estructura en un 4-4-2 en fase defensiva ofreció una mejor cobertura para sus laterales, algo especialmente importante cuando el equipo optaba por permanecer en un bloque medio antes que ir a la presión alta. Esta estructura defensiva también evolucionó hacia un 4-3-3, con uno de los interiores adelantando su posición para ejercer la presión en primera línea y forzar al rival a jugar en largo.
Ese 4-4-2 complementaba de forma similar al 4-2-2-2 en fase de posesión. Un desarrollo donde los laterales progresan y los interiores adoptan posiciones por dentro para apoyar a través de los canales interiores. Asimismo, el doble pivote en medio del campo, ayudado por el aumento de cobertura en las bandas, se hace más difícil de superar, ganando también el equipo en agresividad a la hora de defender.
La estructura del Chelsea sin balón a menudo implica defender con defensa de cinco (arriba), a través de sus carrileros -la mayoría de las veces Reece James en la derecha y Marcos Alonso o Ben Chilwell en la izquierda- que retrasan su posición. El hecho de mantener el doble pivote garantiza que el equipo disponga de unidades suficientes durante los periodos en los que se construye la posesión del balón en campo propio, asegurando que las pérdidas de balón sean rápidamente seguidas por los defensores, ya sea por bandas o zonas centrales.
Asimismo, su estructura ofensiva les permite ofrecer una cobertura suficiente cuando pierde el balón en zonas de ataque y, por lo tanto, es difícil que se vean superados en el contragolpe. Sus tres centrales son capaces tanto de presionar como de retrasar las transiciones rivales por bandas sin sacrificar la cobertura en su línea defensiva, mientras sus dos centrocampistas defensivos cubren y apoyan el territorio que tienen delante, bloqueando los posibles cambios de juego -los que se intentan mediante pases más cortos- y quedando disponibles para replegarse más.
Ese doble pivote también protege, si es necesario, los espacios más amplios cuando ya hay un quinteto por detrás de ellos, a través de uno que cubre y el otro que permanece en una posición central, aumentando la fortaleza defensiva del Chelsea.
Al igual que cuando tienen el balón, sus tres delanteros han adoptado diversas posiciones que determinan si defienden con un 5-4-1, 5-3-2 o 5-2-3, según lo exija el perfil de su rival en salida de balón. Hay ocasiones en las que se repliegan a la misma altura de sus centrocampistas defensivos, aunque lo más habitual es que trabajen para dificultar la salida de balón del rival, y para cerrar y cubrir la conexión a sus centrocampistas rivales, al tiempo que proporcionan una cobertura secundaria por detrás del balón, especialmente desde el centro del campo.
Cuando el Chelsea defiende y presiona más adelante (arriba), dos jugadores de ataque dan prioridad a la línea defensiva contraria y son apoyados para ello por sus laterales, en la vigilancia sobre su homólogo rival. Cuando esos laterales avanzan, sus centrocampistas defensivos realizan la cobertura, de modo que uno de los interiores trabaja para bloquear el acceso al centro del campo. Un enfoque alternativo implica que uno de sus mediocampistas defensivos avance y se le una un defensor central más exterior y, por lo tanto, el lateral, junto a ese defensor, se mantendrá más retrasado mientras que el otro mediocampista defensivo realiza la cobertura.
Redacción: Héctor García