
Vitinha
PSG, 2022-Presente
Vitinha es, sin lugar a duda, el gran centrocampista de la temporada 2024/25. También es firme candidato al Balón de Oro gracias a su papel protagonista en el PSG, campeón de la Champions League, y en la selección portuguesa, vencedora de la Nations League 2025. Ambos títulos, y el éxito de ambos equipos, serían incomprensibles sin su presencia en el eje del centro del campo.
A sus 25 años, y bajo la dirección de Luis Enrique, el centrocampista portugués ha alcanzado su madurez futbolística. Su camino, sin embargo, no ha sido corto. Formado en la cantera del Porto y con debut en la elite en el club luso, apostó por una cesión al Wolves en la temporada 2020/21 con el objetivo de adaptarse al ritmo vertiginoso de la Premier League, un paso crucial para completar su perfil táctico y técnico. En 2022 fichó por el PSG por una cifra cercana a los 45 millones de euros, que ahora se ha duplicado con creces gracias a sus sobresalientes actuaciones en el conjunto parisino.
“Vitinha es uno de los mejores jugadores del mundo en su posición”, ha asegurado Luis Enrique sobre una pieza que será igualmente clave si el PSG quiere coronar la mejor temporada de su historia con el título en el Mundial de Clubes de la FIFA.
Nuestros entrenadores UEFA Pro analizan el estilo de juego de Vitinha y su impacto en el PSG.
Dominio del tempo: el metrónomo del mediocampo
Vitinha no es un centrocampista que acelera el juego por correr más, sino por pensar antes. Su lectura del ritmo de partido le permite alternar fases de progresión con momentos de pausa que estabilizan el juego del PSG. Todo esto lo realiza mediante pases de seguridad (abajo), giros orientados y apoyos cortos, convirtiéndose así en el epicentro que conecta las líneas ofensivas de su PSG, a la vez que dosifica el juego en función del interés colectivo. En los momentos que el partido tiende al desorden, Vitinha aporta racionalidad, criterio y estabilidad ofensiva.

En contextos de presión rival, en inferioridad numérica e incluso física del rival, su capacidad de girarse en espacios reducidos para encontrar ese intervalo por donde habilitar a un compañero libre mejor situado y filtrar el pase en vertical le permiten, con Fabián Ruiz y João Neves, generar tercer hombre de forma natural (abajo).
Vitinha no necesita grandes zancadas ni conducciones largas con balón, porque su fútbol se resume en economía gestual y eficiencia posicional.

Movilidad interior y lectura del espacio
Lejos de anclarse en la base de la jugada, Vitinha domina el timing para aparecer entre líneas, especialmente en zonas entre central y lateral del PSG, por cualquiera de los dos perfiles. Sabe cuándo ofrecerse al pie para recibir de los centrales, Marquinhos o Willian Pacho, y cuándo ir en profundidad para permitir una progresión limpia de balón por parte de Achraf Hakimi o Nuno Mendes, los laterales del equipo.
Ese dinamismo le convierte en una solución constante para la salida en zona de inicio de juego de PSG, y también para activar el tercer escalón ofensivo en zona de finalización (abajo).

Su entendimiento con laterales y compañeros de la línea de mediocampo es notable. En todo momento compensa sus movimientos y se adapta al sistema de Luis Enrique, ya sea en un 4-3-3, o cuando la formación se descompone para formar un 3-2-2-3.
En fase ofensiva, su movilidad interior le permite manipular la estructura rival junto a un buen compañero en el pivote como João Neves, abriendo pasillos para los atacantes y rompiendo la simetría defensiva del oponente (abajo). Ambos jugadores realizan movimientos coordinados en rotación y diagonal, buscando siempre estar en línea de pase o cobertura.

Recepción orientada y progresión con sentido
El primer toque de Vitinha es una declaración de intenciones. ¿Por qué? Porque sabe perfilarse antes de recibir. Algo que le permite ahorrar un tiempo clave en la posterior secuencia ofensiva y así adelantarse a su oponente directo (abajo).
Su principal relación es con sus dos compañeros del trivote en zona de creación: João Neves y Fabian Ruiz. En zona de inicio es habitual verle recibir de los centrales Marquinhos o Willian Pacho tanto entre líneas como a un costado, formando línea de tres en ambos casos. Recibe ya orientado al juego, facilitando de ese modo la progresión sin necesidad de pausas. Esta habilidad para asociarse con diferentes compañeros de línea le convierte en un acelerador del juego interior del PSG.

A menudo, en los partidos más trabados, Vitinha es el jugador encargado de romper el partido con una conducción en diagonal, vertical o un pase de alta dificultad filtrado con su pie derecho que bata una línea de presión rival (abajo). En estos pases busca conectar con Fabián o Ousmane Dembélé por dentro y Désiré Doué, Bradley Barcola, Nuno Mendes o Achraf Hakimi por fuera.
Esa lectura del momento y el contexto le hace destacar frente a otros mediocentros más rígidos. Esto debido a que es un jugador dinámico, con alternativas en el pase y proactivo en su actividad táctica.

Presión tras pérdida y equilibrio defensivo
Una de las facetas menos visibles, pero más determinantes de Vitinha es su capacidad de reequilibrio tras pérdida. No solo recupera balones, sino que lo hace en momentos y espacios clave, evitando así las transiciones ofensivas rivales (abajo).
Su tackling es limpio. Esto, sumado a su lectura para interceptar líneas de pase interiores en el momento preciso, le hacen vital en la estructura de presión tras pérdida que tanto potencia Luis Enrique en este PSG. Generalmente da ese espacio que disuade la acción ofensiva rival y que le ofrece una solución espacio temporal sobre el poseedor del balón.

En situaciones de transición defensiva, Vitinha actúa como cortafuegos (abajo), permitiendo que los laterales puedan proyectarse sin miedo a ser sorprendidos. Se acerca a Fabián y Neves para formar una primera línea defensiva en superioridad junto a un central si el rival evoluciona por fuera. Además, en fases más posicionales, se incrusta entre centrales o se alinea con sus interiores para formar una doble pantalla delante de la defensa. Esto para temporizar la transición rival y así pueda reorganizarse su equipo. Su inteligencia táctica lo convierte en una garantía sin balón.

Adaptabilidad sistémica y presencia ofensiva
Pocos centrocampistas muestran una versatilidad táctica como la de Vitinha. Ha rendido como interior, mediocentro, doble pivote e incluso como enganche en rombo.
Eso le permite encajar en distintos contextos de juego y sistemas de juego sin necesidad de perder sus principios de juego, pase, ritmo, seguridad, llegada al área rival, golpeo de balón, presión tras pérdida, etc... Con Luis Enrique es común verle por detrás de las zonas activas de juego (abajo). Esto, para después llegar a zonas de remate cuando el rival realiza un repliegue intensivo.

El golpeo de balón de Vitinha con el empeine interior en acciones a balón parado destaca por su precisión quirúrgica y alto componente táctico. Es el encargado de ejecutar todas las acciones a balón parado ofensivas del equipo con envíos tensos, limpios y medidos, que generan ventajas posicionales al receptor (abajo). No obstante, su golpeo se adapta al contexto, es decir, modula potencia, altura y trayectorias según la disposición del rival y la zona objetivo.
En córneres, faltas laterales o lanzamientos indirectos, su intervención activa mecanismos ofensivos preestablecidos, porque cada golpeo busca no solo precisión, sino sincronía colectiva.

En definitiva, Vitinha encarna al centrocampista moderno: versátil, asociativo y determinante desde la estrategia. Valores que lo han destacado en la 2024/25 hasta el punto de ser uno de los grandes candidatos a ganar el Balón de Oro.
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