
Javier Mascherano
Inter Miami, 2024-Presente
Tras una larga y exitosa carrera como futbolista, Javier Mascherano inició su trayectoria como entrenador con un enfoque formativo. Lo hizo con su academia, “convencido de poder llevar el fútbol formativo a otro nivel y transmitir todo lo vivido a las nuevas generaciones”, como señala en la página web de la misma. En enero de 2022 se hizo cargo del equipo Sub-20 de Argentina. Más adelante asumió la dirección del Sub-23, con el que logró la clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024, donde la Albiceleste fue eliminada en cuartos de final por el anfitrión, Francia (1-0).
En noviembre de 2024 dio el salto al fútbol de clubes, convirtiéndose en el entrenador del Inter Miami. Allí se reencontró con varios de sus excompañeros en el Barcelona: Lionel Messi, Jordi Alba, Sergio Busquets y Luis Suárez. Aunque esta vez, desde el otro lado de la línea de cal, en el rol de entrenador. Un desafío nada sencillo, el de dirigir a antiguos compañeros, pero que el ‘Jefecito’ supo asumir con inteligencia desde el inicio, gestionando con acierto a la franquicia de Miami.
“¿Cómo somos protagonistas? Teniendo la pelota nosotros, pero no por tenerla sin sentido, sino con el objetivo de atacar. No es tenerla para que el rival no la tenga, hay que tenerla para hacer daño, jugar en campo contrario y, cuando no la tenemos, tratar de recuperarla lo antes posible”, expresó Mascherano en una extensa entrevista exclusiva con Olé. Formado por técnicos como Pep Guardiola, Luis Enrique, Alejandro Sabella o el Tata Martino, Mascherano también tiene claro el perfil al que aspira: “Pep es insuperable, un genio imposible de imitar, por eso creo que Luis Enrique representa una meta alcanzable y digna de seguir”.
Nuestros entrenadores expertos analizan el libro de estilo de Javier Mascherano en el siguiente informe.
Principales sistemas y el 'factor Messi'
En su paso por las selecciones inferiores de Argentina, Mascherano implementó un sistema basado en el 4-3-3, donde la presión organizada tras pérdida y el posicionamiento en bloque medio-alto fueron pilares fundamentales.
En ese dibujo, el mediocampo tenía un pivote central, jugador que ejercía de eje en el pressing: su lectura táctica y capacidad de anticipación lo convirtieron en una pieza clave para cortar los circuitos interiores. A su lado dispuso a interiores con recorrido y calidad técnica para iniciar transiciones rápidas, mientras que los laterales aportaban agresividad y velocidad en la recuperación tras pérdida.
Por fuera, los extremos brillaron bajo su mandato. Fue el caso de Alejandro Garnacho, en la izquierda, y Matías Soulé, este desde el extremo derecho y con una función similar a la de Garnacho, aunque con mayor recorrido hacia el interior. Por su parte, los laterales sostenían una línea defensiva alta con valentía y disciplina posicional. Ese 4-3-3 permitió a los equipos de Mascherano en Argentina encerrar al rival en su campo y obligarlo a tomar decisiones bajo presión, recuperando el balón en zonas peligrosas.

Esas mismas pautas y comportamientos de los jugadores se mantienen en el Inter Miami, pero Mascherano ha apostado y consolidado dos esquemas ofensivos diferentes: 4-4-2 (arriba) y 4-2-3-1, aunque en ocasiones ha utilizado el 4-3-3 en función de las demandas del juego y el rival.
Los sistemas están pensados también para sacar el máximo rendimiento de Messi. Como ya hizo Lionel Scaloni en la selección de Argentina, Mascherano rodea al '10' de compañeros para gestionar sus esfuerzos y, sobre todo, dotarle de total libertad de cara a ser decisivo en sus acciones con balón (abajo).

Doble pivote, con Sergio Busquets como eje principal
Javier Mascherano es un técnico que apuesta por la figura del doble pivote en el mediocampo del Inter Miami, equipo con un promedio del 56% de posesión de balón, según datos de Wyscout, y un fuerte énfasis en el juego interior.
Sergio Busquets es el encargado de la construcción del juego, con un futbolista de más trabajo y rasgos ofensivos a su lado: Telasco Segovia, quien asume un rol más activo en la progresión hacia el arco rival, o Rodrigo de Paul, llegado al equipo en agosto de 2025.
Si nos detenemos en el rol del compañero de Busquets —sobre todo con Segovia, un jugador de más movilidad que De Paul—, este puede partir por fuera en el 4-4-2 para luego integrarse en el centro. Así permite que Jordi Alba gane altura ofensiva. En el 4-2-3-1, el doble pivote va acompañado de una línea de tres mediapuntas por delante que puede estar compuesta por Segovia, Tadeo Allende y Messi o Suárez, quienes flotan entre la punta y la mediapunta (abajo).

El acompañante de Busquets en el doble pivote se posiciona como interior o volante mixto. Combinando así despliegue físico con capacidad asociativa. Mientras, Benjamín Cremaschi ocupa zonas de mediapunta, moviéndose entre líneas, bajando a recibir y generando ventajas en el último tercio.
Independientemente de sistemas, todos los jugadores de mediocampo se articulan en torno a la figura de Busquets. Él funge como eje posicional del equipo y conductor del juego ofensivo. Además, es quien organiza desde la base con pausas, giros de orientación y lectura táctica (abajo). Esta estructura y rol de Busquets facilita la creación constante, permitiendo una circulación fluida y progresiones interiores con una ocupación racional del espacio que potencia la sinergia entre centrocampistas y delanteros.

Laterales ofensivos y amplitud dinámica
Uno de los aspectos más interesantes de Javier Mascherano como entrenador es el rol de sus laterales. Marcelo Weigandt, por el sector derecho, es clave en la fase ofensiva. Su velocidad, capacidad de desborde y buena lectura en el uno contra uno lo convierten en un arma constante para generar amplitud. Asimismo, Weigandt no solo llega a línea de fondo, sino que también pisa el área para rematar o asistir con centros laterales.
Por el lado izquierdo, Alba o Noah Allen cumplen un rol más mixto. Estos pueden proyectarse en ataque como laterales altos o incluso como extremos sorpresivos en zona de finalización (abajo). En ambos casos, dentro del 4-2-3-1 y el 4-4-2, buscando la conexión con Messi en la mediapunta o en zonas de remate.

En ese contexto de proyectar a los laterales muy arriba, Mascherano rota la ocupación del carril externo con Segovia o Allende, quienes también pueden abrirse a banda según lo requiera el juego. Por ejemplo, cuando Allende se mueve hacia el centro, Weigandt gana profundidad por fuera, generando el pasillo interior para que los interiores lleguen en segunda línea (abajo). Esta amplitud dinámica, con intercambios constantes de posiciones entre banda y centro, genera imprevisibilidad y rompe la estructura defensiva rival.
A nivel posicional, Mascherano exige que los laterales tengan lectura de juego, precisión en los centros y capacidad de repliegue rápido en las transiciones defensivas.

Transiciones ofensivas con orientación vertical
Aunque Javier Mascherano es un entrenador que prioriza la posesión y dominio del juego como método de ataque, el Inter Miami también sabe acelerar el ritmo en las transiciones. Uno de los motores de estas jugadas es Messi, quien sigue siendo fundamental como lanzador y eje de las contras.
En las situaciones de contraataque, Messi recibe en zonas intermedias y filtra pases entre líneas para la velocidad de Segovia o la potencia de Allende, quien ataca con inteligencia la espalda de la defensa rival (abajo).

Otro recurso muy utilizado en las transiciones es el cambio de orientación por parte de los defensas Maximiliano Falcón, Allen o Tomás Avilés. Estos poseen buena capacidad de pase desde la primera línea de construcción. Cuando Miami recupera en campo propio bajo presión rival, Cremaschi o Federico Redondo (recientemente fichado por el Elche C.F.) actúan como pasadores verticales desde la segunda línea. Siempre se busca un pase claro y progresivo, no lateral ni de contención, que permita al equipo ganar metros rápidamente (abajo).
Mascherano entrena estas secuencias con precisión, buscando aprovechar el desajuste del rival en su transición defensiva. Cada jugador sabe dónde posicionarse tras la recuperación, tanto en amplitud como en profundidad. Las transiciones no son desordenadas; son verticales, pero estructuradas, ya sea desde el 4-2-3-1 o el 4-4-2, con Messi o Suárez flotando entre líneas y dos extremos o laterales abiertos por fuera.

Fase defensiva en bloque medio y control del espacio
En fase defensiva, el Inter Miami de Javier Mascherano mantiene un bloque medio reactivo, con esquemas 4-4-1-1 y 4-2-3-1 que se activan en zonas específicas. En esta fase, jugadores como Falcón, Allen, Gonzalo Luján o Avilés son fundamentales en la zaga. Los centrales poseen buena capacidad de anticipación sobre los movimientos del rival y lectura del juego para reducir el espacio si el mediocentro contrario recibe entre líneas.
Avilés, en particular, destaca por su agresividad y coordinación en el uno contra uno. Encajando asen el perfil de defensor que Mascherano valora: proactivo, pero tácticamente disciplinado, siempre atento a las coberturas de su central adyacente o lateral desbordado. En los costados, los laterales se repliegan con rapidez, realizando ayudas defensivas en coordinación con los centrales. Incluso, también coberturas diagonales para evitar que sean superados en velocidad (abajo).

En el mediocampo, Busquets, Redondo, De Paul o Cremaschi forman una segunda línea sólida que impide al rival avanzar con fluidez por el carril central. De Paul y Cremaschi, en particular, aportan intensidad y capacidad de recuperación en este bloque medio reactivo. Así como también, aptitud para cortar líneas de pase interiores y dificultar la conexión entre el mediocampo rival y el punta.
La presión se activa cuando el rival entra en el cuadrado central del campo. Allí se busca orientar la jugada hacia una banda y presionar con superioridad numérica. Mascherano también ha trabajado las coberturas y la vigilancia ofensiva por parte de los centrales o Busquets. Esto, especialmente, tras la pérdida del balón en ataque (abajo). Este compromiso colectivo en defensa permite al equipo mantener el orden, incluso cuando no tiene la posesión.

En las categorías inferiores de Argentina e Inter Miami, Javier Mascherano ha demostrado su capacidad de gestión para mantener el orden y equilibrio en equipos cargados de grandes individualidades como Messi, futbolista que todavía sigue marcando las diferencias gracias al hábitat táctico propuesto por su entrenador.
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