
semifinales nations league, 5 de junio 2025
Nico Williams (22)
Merino (25)
Lamine Yamal (54, pen; 67)
Pedri (55)
Mbappé (59, pen)
Cherki (79)
Vivian (84, PP)
Kolo Muani (90+3)
El talento ofensivo se impuso con contundencia a las defensas en el espectacular partido entre España y Francia en las semifinales de la Nations League. Más aún en el segundo tiempo, donde la falta de gasolina en las piernas de los jugadores a estas alturas de la temporada fue compensada con enormes gotas de talento de algunos de los mejores futbolistas del mundo. Hablamos, por supuesto, de Lamine Yamal, quien volvió a exhibirse en el escenario internacional —como ya hiciera ante el Inter de Milán en la Champions League—, esta vez con dos goles: en el primero asumió la responsabilidad del penalti y en el segundo definió con astucia y calidad.
Los mejores momentos de España coincidieron con la combinación entre Lamine Yamal y Pedri. Sociedad que llevó al marcador a un 4-0 a favor de la selección española en el arranque de la segunda parte. Antes, en el primer acto, Nico Williams y Mikel Merino habían hecho los dos primeros goles. Una actuación clínica de España ante la portería rival; todo lo contrario que Francia, frenada en la primera mitad por un sobresaliente Unai Simón.
Sin embargo, Francia no le perdió la cara al partido, ni siquiera con el 5-1. En la noche en la que se esperaba el duelo Lamine Yamal-Ousmane Dembélé por el Balón de Oro, el gran protagonista por el lado francés fue Rayan Cherki. El todavía jugador del Olympique de Lyon —parece que por poco tiempo, ya que el Manchester City podría estar cerca de su fichaje— revolucionó a su equipo, anotó el segundo tanto de los franceses y comandó un intento de remontada que no fructificó por mucho que los goles de Dani Vivian (en propia puerta) y Kolo Muani añadiesen incertidumbre hasta el último segundo del partido.
A pesar de la reacción francesa, España jugará la final de la Nations League (la segunda consecutiva) ante Portugal. Un duelo con un título europeo en juego y otra disputa con el Balón de Oro de fondo: Lamine Yamal contra Vitinha.
Análisis de los entrenadores
"Me va la marcha, no entiendo el fútbol sin sufrimiento. Me gustaría ganar todos los partidos que me quedan en mi carrera 5-4”, señaló Luis de la Fuente en rueda de prensa. El técnico de España también habló de la final ante Portugal: "Será un grandísimo partido. Tenemos que afrontarlo como lo que es: una final entre dos selecciones muy potentes".
"Cuando encajas se puede echar la culpa a la defensa, pero hay que valorar al equipo español. No hemos tenido los automatismos en defensa para jugar contra un equipo como España", analizó Didier Deschamps, seleccionador galo, sobre los goles encajados. "Nos han castigado porque son un rival muy potente y muy eficiente", añadió.
A continuación, nuestros entrenadores expertos analizan la victoria de España sobre Francia en las semifinales de la Nations League 2025.
Primer tiempo: amplitud con propósito, profundidad con pausa
España interpretó los primeros minutos con una intención muy clara: utilizar la amplitud que ofrecían Lamine Yamal y Nico Williams para ensanchar la estructura defensiva francesa. Ambos extremos se fijaron bien abiertos, generando dudas entre el lateral y el central rival. Esto permitió que Mikel Oyarzabal, actuando como falso ‘9’, se moviera entre líneas, atrayendo marcas y liberando espacio para la llegada en segunda línea de Mikel Merino.
El equipo de Luis de la Fuente, asentado en un 4-2-3-1 con balón, fue paciente en la circulación y letal en los momentos clave, especialmente cuando logró ventajas interiores tras atraer por fuera. El gol de Nico (abajo) nació precisamente de una secuencia así, con Oyarzabal protegiendo y filtrando tras la fijación de Lamine Yamal.

Francia, en cambio, mostró un planteamiento más impulsivo que racional. Desde el inicio intentó presionar alto con un bloque adelantado, especialmente con Désiré Doué y Ousmane Dembélé acosando a los laterales españoles, mientras Michael Olise presionaba a los centrales. Sin embargo, la estructura de la selección gala quedó partida, sin conexiones claras entre la línea ofensiva y el doble pivote (abajo) compuesto por Manu Koné y Adrien Rabiot. Esto generó espacios entre líneas donde Pedri y Oyarzabal recibían con tiempo para girarse.
Sin balón, la Francia de Didier Deschamps transmitió nerviosismo. En fase de posesión fue un equipo vertical pero desordenado, sin sincronía entre fases. Los dos primeros goles de España afectaron al rendimiento colectivo, mostrando a un equipo galo sin orden defensivo ni cohesión ofensiva.

La figura de Unai Simón y el control emocional
A pesar del dominio posicional de España, Francia tuvo momentos de gran amenaza ofensiva durante la primera mitad. Kylian Mbappé atacó con inteligencia el espacio a la espalda de Robin Le Normand, y Dembélé desbordó por derecha en varias ocasiones, creando oportunidades para sus compañeros (abajo). Sin embargo, Unai Simón sostuvo al equipo español, interviniendo en acciones clave para mantener el marcador favorable. Su lectura del tempo en los duelos 1x1, el juego de pies para ofrecer apoyos en salida y su templanza en el despeje orientado bajo presión aportaron una serenidad decisiva en un tramo del partido donde España se veía sometida a largas secuencias sin balón.

Francia reaccionó por impulso, pero sin un plan alternativo. Las individualidades intentaron resolver con acciones aisladas lo que el sistema no proporcionaba de forma colectiva. Theo Hernández se soltó en ataque con llegadas desde segunda línea, pero sin cobertura a su espalda, lo que generó ventajas para Lamine Yamal en transiciones ofensivas. El equipo de Deschamps fue perdiendo claridad con el paso de los minutos. El 4-2-3-1 mutaba en defensa a un 4-4-2 poco compacto, con Olise desorientado en la mediapunta, incapaz de frenar la salida limpia de Martín Zubimendi (abajo). Solo las intervenciones de Mike Maignan evitaron una desventaja aún mayor antes del descanso.

Segunda parte: España golpea con transiciones y activación tras pérdida
Nada más comenzar el segundo tiempo, España se adueñó del contexto con una activación feroz tras pérdida de balón. El bloque presionaba con agresividad a Koné y Rabiot, generando recuperaciones en campo rival (abajo). El tercer gol español llegó tras una presión efectiva, una pérdida forzada y una brillante acción individual de Lamine Yamal, que terminó siendo derribado en el área y consiguió un penalti con astucia.
El equipo de De la Fuente se mantuvo fiel a su idea de juego, encontrando superioridades por fuera y canalizando por dentro con Pedri, cada vez más suelto entre líneas y con llegada a zona de finalización. El cuarto y quinto gol fueron consecuencia de esa lectura colectiva: atacar el intervalo entre el central y el lateral de Francia con rupturas desde segunda línea.

Francia, muy herida, apeló al orgullo y al talento individual. La entrada de Bradley Barcola buscó generar más profundidad por banda izquierda, pero no alteró el desarrollo táctico. España se mantuvo superior en la ocupación racional de espacios y en la intensidad tras pérdida. Sin embargo, tras el quinto gol, el conjunto español bajó su ritmo ofensivo. Esto ofreció una ventana emocional a los franceses, que, sin una estructura sólida, encontraron réditos a base de acciones explosivas y verticales. A pesar de ir 5-1 abajo, no dejaron de pisar campo contrario. Mbappé recortó distancias desde el punto de penalti y Dembélé volvió a estrellar un balón en el poste (abajo), avisando de que el partido aún no estaba cerrado.

Oyarzabal y Cherki, dos intérpretes distintos de la mediapunta
Mikel Oyarzabal fue uno de los nombres propios del encuentro, como hemos señalado antes, con la interpretación táctica del rol de 'falso 9’ que resultó esencial para España. Retuvo el balón bajo presión, atrajo a los centrales fuera de zona y dio continuidad en zonas de enlace (abajo). Su conexión con los extremos fue exquisita, especialmente con Lamine Yamal, con quien intercambió roles y espacios. Oyarzabal ofreció pausas en medio del vértigo ofensivo español, y sus dos asistencias en el primer tiempo reflejan su capacidad para decidir con criterio en espacios reducidos. En España el delantero de la Real Sociedad es un jugador de lectura más que de explosividad, y eso, en un contexto de alta exigencia como una semifinal internacional, tiene un valor incalculable.

En el lado opuesto, Francia encontró en Rayan Cherki el cambio que necesitaba para reconstruir su plan ofensivo. A diferencia de Olise, un jugador mucho más estructurado y posicional, Cherki jugó con libertad total, asociándose en corto, generando desequilibrio mediante conducción y filtrando pases entre líneas. Su entrada en el minuto 63 supuso un giro total en el partido. Marcó un gran gol desde la frontal (abajo) y asistió con precisión a Randal Kolo Muani para poner el 5-4. En definitiva, el mediapunta de Francia fue un catalizador emocional y táctico, que transformó el ataque francés en una amenaza real desde la creatividad, no solo desde la potencia. Su despliegue rompió líneas españolas sin necesidad de desbordes constantes, llevando el caos al máximo.

El impacto de los cambios y falta de solidez defensiva
Cuando el partido parecía sentenciado con el 5-1, España desconectó. El equipo bajó el ritmo, dejó de presionar alto y optó por temporizar en bloque medio. Esto permitió a Francia adelantar líneas, ganar metros y activar a sus jugadores más desequilibrantes, sobre todo a Cherki (abajo). La entrada de Daniel Vivian y Samu Omorodion en España no aportó equilibrio. Al contrario, coincidió con errores de posicionamiento y pérdidas de referencias en defensa. El autogol de Vivian fue consecuencia de una mala gestión del área y de falta de contundencia ante un centro lateral. Luis de la Fuente no logró frenar el ímpetu francés desde el banquillo, y España terminó agobiada un encuentro que dominaba con claridad.

Francia, por su parte, encontró más desde la emoción que desde el método. La entrada de Kolo Muani y la ya señalda de Cherki revolucionaron el sistema, pero expusieron aún más al equipo en defensa. La línea de atrás de Francia nunca fue compacta ni coordinada. El hecho de que el equipo de Deschamps terminara con cuatro atacantes puros y sin un mediocentro posicional refleja una apuesta desesperada. Y, aun así, España no supo gestionarlo. A nivel defensivo, la selección gala mostró todas sus carencias: poca agresividad en el 1x1, malas basculaciones (abajo), líneas partidas y errores no forzados en los duelos aéreos.

Si bien el tramo final fue épico, Francia perdió el partido en los primeros 60 minutos, donde no supo competir con una estructura sólida ante una España muy acertada en ataque.
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