xabi alonso
Bayer Leverkusen, 2022-Presente
El Bayer Leverkusen es el club elegido por Xabi Alonso para su primera gran prueba como entrenador. Después de un período de formación y evolución en el filial de la Real Sociedad —equipo con el que consiguió el ascenso a la Segunda División de España en el verano de 2021—, Alonso toma los mandos del conjunto alemán. Un país y competición que conoce bien después de su etapa como jugador en el Bayern Múnich bajo las órdenes de Pep Guardiola. Unas de las figuras con influencia en su rol como técnico, como también lo son Rafa Benítez, José Mourinho o Carlo Ancelotti.
"En mis conversaciones con el club, rápidamente quedó claro que, a pesar de la difícil situación, todavía se persiguen objetivos ambiciosos. Estoy muy entusiasmado con esta tarea y estoy seguro de que estaremos a la altura", señaló Xabi Alonso, quien añadió que ve "mucha calidad en el equipo actual" del Bayer Leverkusen.
En The Coaches' Voice analizamos sus principales principios tácticos como entrenador a través de su trabajo en el filial de la Real Sociedad.
Estilo de juego:
Xabi Alonso expuso, en su primera andadura como entrenador en el fútbol profesional al frente de la Real Sociedad B (2019-2022), los principales conceptos del juego de posición. Lo hizo a través de un ataque elaborado. Le dio mucha importancia a la forma en la que se progresaba el equipo con balón. Ubicó a los jugadores a diferentes alturas y siempre trató de eliminar la presión del rival a través de superioridades en fase de posesión.
Las principales variables en el juego que propone Alonso vienen en el centro del campo —como no podía ser de otra manera después de su experiencia como jugador— donde la Real Sociedad B siempre intentaba imponerse teniendo un futbolista más que su rival.
El sistema con el que iniciaba el equipo era un 4-3-3. Con un mediocentro defensivo muy posicional y dos interiores que elevan o bajan su altura en función del balón y la forma de progresar que tenga el equipo. Ese sistema se veía modificado a un 3-2-4-1 con dos mediocentros fijando a los mediocentros rivales para liberar a sus espaldas a los mediapuntas con posibilidad de recibir el esférico para girar y atacar espacios.
En salida de balón, el portero era el primero en generar superioridades (abajo). Allí fijaba a uno de los delanteros rivales y liberaba a un central para que pueda salir jugando.
Arriesgar en el inicio del juego es una de las máximas de la idea de fútbol de Xabi Alonso. Lo lleva a su máxima expresión dándole al portero la responsabilidad de convertirse en un tercer central. Por delante de él, los centrales se situaban muy abiertos. También los laterales tomaban mucha altura y el mediocentro —Peter Pokorny— ofrecía otra línea de pase para dar continuidad al juego con el objetivo de poder salvar la presión del rival. Para que esto ocurriera, tenía especial importancia la distancia entre los jugadores y la correcta ejecución de los pases.
Para poder conectar con los jugadores en zonas intermedias tenían que buscar el momento preciso para filtrar el balón. Tanto Aritz Arambarri como Urko González tenían la capacidad para poder eliminar líneas de presión con un pase interior. Es ahí donde el juego de posición expone una de sus máximas: esperar el balón y no ir a por él. Roberto López o Daniel Garrido eran los futbolistas que más mantenían ese espacio por su capacidad para atacar la última línea.
Xabi Alonso, como señalábamos al principio, se impregnó en su época de jugador de varios entrenadores de grandísimo nivel. Desde Rafa Benítez o José Mourinho, pasando por Carlo Ancelotti a Pep Guardiola. Precisamente, con este último existen varios paralelismos en torno al sistema que empleaba en la Real Sociedad B para elegir la forma de progresar.
El 4-3-3 se transformaba en un 3-2-4-1 (abajo). Para que ello se produjera se realizaban varios movimientos. Jérémy Blasco, el lateral derecho, centraba su posición y se convertía en uno de los centrales. Artiz Aldasoro se acercaba a Pokorny para ofrecer una alternativa al pase y, a su vez, ayudar ante una posible pérdida de balón. Mientras, el lateral izquierdo, Cristo Romero, tomaba mucha altura convirtiéndose casi en un extremo. Esto hacía que el jugador que tenía por delante en banda, Näis Djouahra, pasara a ocupar una posición de mediapunta.
Lo que se lograba con esos movimientos era poblar con hasta cuatro futbolistas el centro del campo y de esta manera ejercer superioridades por dentro. Tanto Romero en izquierda como Germán Valera en derecha, daban amplitud estando muy pegados a la línea de banda. Jon Karrikaburu fijaba a los centrales realizando desmarques a la espalda de los centrales rivales. El técnico del filial de la Real Sociedad sacaba el máximo partido al juego interior de su equipo. Tenía varias alternativas de pase y elevadas cuotas de posesión de balón.
Uno de los futbolistas más determinantes en el juego del equipo era su mediocentro Aldasoro (abajo). Solía alternar su posición para intentar recibir el balón el máximo tiempo posible. En ocasiones se situaba cerca de Pokorny para ayudarle en salida de balón, mientras que hubo veces que se perfilaba cerca de la posición de lateral izquierdo para ocupar ese espacio y desde ahí generar jugadas de ataque y progresión. Buen desplazamiento de balón, facilidad para el juego en espacios reducidos y profunda compresión del juego lo convirtieron en una pieza fundamental para Xabi Alonso.
Aún siendo un equipo predominantemente con mucho juego interior, la Real Sociedad B también tenía recursos muy interesantes en cuanto a atacar la profundidad y los espacios a la espalda del rival. Lo hacía con Valera y Djouahra, dos futbolistas rápidos por banda, con buen uno contra uno y muy verticales. Ellos iban intercambiando su posición durante el partido.
Ambos jugadores apoyados en la izquierda por Romero, un lateral que realizaba constantes desdoblamientos ofensivos llegando con asiduidad a línea de fondo (abajo). Si por la derecha la amplitud y profundidad en muy pocas ocasiones era ejercida por el lateral derecho, Blasco, por la banda izquierda Romero era el mejor aliado de Djouahra cuando este último se metía hacía adentro y le dejaba toda la banda al recorrido largo de Romero.
En la punta de ataque Karrikaburu era un delantero con gran cantidad de recursos, tanto para asociarse como para ser determinante en el área. Con solo 18 años se convirtió en la referencia del filial. No solo por sus goles, sino que además ejercía una importante función en el juego del equipo. Realizaba continuamente desmarques en ruptura y estiraba al rival lo máximo posible para generar espacios a sus compañeros de segunda línea.
Fase defensiva y presión:
Siguiendo otra de las doctrinas del juego de posición, la presión tras pérdida es el elemento fundamental de Xabi Alonso a la hora de defender y recuperar el balón lo más rápidamente posible. Para ello no solo basta con el ímpetu y la predisposición de los jugadores más cercanos al balón. Además, el sistema de ataque que propone Xabi Alonso (3-2-4-1), provoca que en caso de pérdida de balón en la zona central, haya muchos efectivos de su equipo y sea más factible acosar al poseedor.
Esta forma de defender no significa que no existan grietas. Y es que si no se consigue reconquistar el balón en un espacio corto de tiempo y se logra superar esa primera presión, hay muchos espacios detectables y el equipo esta en una inferioridad manifiesta a la hora de replegar y defender el área propia. Pocos efectivos y mucho riesgo.
A la hora de defender, Alonso proponía un 4-1-4-1 donde la distancia entre líneas es lo más estrecha posible e intentaba que la zaga se posicionara lo más arriba posible. Al mismo tiempo, los cuatro centrocampistas basculaban tapando líneas de pase y, si Karrikaburu era superado, uno de los interiores era el encargado de saltar al poseedor de balón rival. Desarrollo donde Pokorny siempre estaba encargado de realizar la cobertura.
El jugador eslovaco era primordial para entender la estructura defensiva de la Real Sociedad B. No solo por las coberturas que realizaba en el centro del campo cuando el equipo rival intentaba progresar asociándose por dentro. Además, el equilibrio es aún mayor cuando el rival jugaba con dos delanteros o eran más propensos a jugar en largo. En estas ocasiones, Pokorny se incrustaba directamente entre los centrales (arriba) para que estos tuvieran la libertad de poder emparejarse con los delanteros rivales.
Así, el equipo de Alonso no defendía en inferioridad en ningún momento y podía abrirse más para caer a banda si era necesario. Cuando eso sucedía desaparecía la figura del mediocentro y el sistema se volvía a transformar para quedar en un 5-4-1.
La Real Sociedad B de Alonso destacó por ser un equipo con conceptos definidos de juego, que le llevaron a alcanzar el ascenso a Segunda División y después ser un equipo competitivo en la categoría a pesar de su descenso.
Un buen banco de pruebas para un entrenador del que se esperan grandes cosas, con el Bayer Leverkusen como primer equipo en la gestión al más alto nivel.
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Redacción: The Coaches' Voice