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Análisis táctico: Chelsea 3 Barcelona 0

Análisis táctico: Chelsea 3 Barcelona 0
Getty Images.
Redacción
The Coaches' Voice en español
Publicado el
26 de noviembre 2025

CHAmpions league 2025/26, 25 de noviembre de 2025

Chelsea 3Barcelona 0

Koundé (27, en propia puerta)
Estêvão (55)
Delap (73)

El Chelsea extendió todavía más el dominio de los equipos de la Premier League ante los de LaLiga en la Champions League 2025/26. El balance es contundente: ocho victorias y una sola derrota para los equipos ingleses.

El guion del partido de Stamford Bridge evidenció que los de Enzo Maresca fueron muy superiores al equipo azulgrana, que, aunque sí tuvo la oportunidad de adelantarse en el marcador con una clara ocasión de Ferran Torres, en términos generales no pudo contener ni el ritmo ni la verticalidad del Chelsea. Menos aún desde la expulsión de Ronald Araújo poco antes del descanso, en una atropellada falta del uruguayo sobre Marc Cucurella que derivó en su segunda amarilla. Antes de eso, el Chelsea vio cómo le anularon un gol por fuera de juego y también cómo Jules Koundé anotaba en propia puerta tras una buena combinación en ataque del conjunto inglés.

Con uno más en el segundo tiempo, el Chelsea maximizó su verticalidad, gracias sobre todo a la velocidad de Pedro Neto, y sacó partido a varias genialidades, como la de Estêvão para firmar el 2-0. El equipo de Maresca siguió buscando la portería rival con Liam Delap, quien encontró el premio del gol, previa revisión del VAR, en otra acción en la que el Barcelona no ajustó correctamente su línea del fuera de juego. Las consecuencias del encuentro son muy distintas para cada equipo: el Chelsea se sitúa en el top 8 de la fase liga de la Champions League, un objetivo que se le ha complicado mucho al Barcelona.

Análisis de los entrenadores

"Creo que la sensación con el 11 contra 11 era que estábamos bien, controlando el partido y sin conceder nada. Lo sabéis mejor que yo: el Barcelona está cómodo con el balón, y sin él le cuesta más. Queríamos hacer correr al Barcelona porque sabemos que ahí sufre. Si le das el balón, está cómodo, así que teníamos que quitárselo lo más rápido posible", explicó Maresca sobre el planteamiento general del Chelsea. "Es una gran victoria porque es el Barcelona, pero no cambia lo que somos ni lo que queremos lograr", añadió el técnico Blue.

"Hemos tenido la oportunidad de meter el primero y con uno menos contra este Chelsea no es fácil. He visto cosas positivas, pero hemos perdido muchos balones fáciles y fallado pases sencillos. Tenemos que analizar esto, corregir y avanzar", valoró Hansi Flick sobre la derrota del Barcelona.

Alineaciones iniciales
Chelsea Barcelona
13232927252449841713234532124101679
Chelsea 4-2-3-1
Barcelona4-2-3-1
1R. Sánchez
13J. García
3M. Cucurella
23J. Koundé
23T. Chalobah
4R. Araújo 
29W. Fofana
5P. Cubarsí 
27M. Gusto
3A. Balde
25M. Caicedo
21F. De Jong
24R. James
24E. García 
8E. Fernández
10L. Yamal
49A. Garnacho
7F. Torres
41Estêvão 
16F. López
7Pedro Neto
9R. Lewandowski

La presión hombre a hombre del Chelsea


El plan de Enzo Maresca fue ejecutar con brillantez la presión hombre a hombre sin romper la estructura colectiva, igualando el 4-2-3-1 del Barcelona. El Chelsea interpretó los saltos de presión con una precisión muy alta (abajo), aplicándolos cada vez que un jugador blaugrana se exponía, ya fuera por un pase lateral lento, un control defectuoso o una orientación corporal inadecuada.

Trevoh Chalobah y Wesley Fofana neutralizaron a Robert Lewandowski mediante una vigilancia de espaldas impecable, y Malo Gusto realizó saltos agresivos para impedir la salida del Barcelona por fuera, forzando a Alejandro Balde a ir hacia dentro. Asimismo, Reece James, con saltos muy profundos, nunca dejó descubierta su espalda porque Moisés Caicedo equilibró las coberturas interiores con una lectura del juego brillante.

Presión del Chelsea al Barcelona en un partido de Champions League

El Barça volvió a mostrar debilidad en un patrón de juego en el que incide esta temporada: cuando le presionan a pares, pierde fluidez y no encuentra al hombre libre ni por dentro ni por fuera, desdibujándose así su identidad y control del juego con balón. De igual modo, no hubo automatismos que facilitaran que Fermín López recibiera entre líneas y que Ferran Torres o Lamine Yamal obtuvieran balones en ventaja. Tampoco hubo mecanismos de tercer hombre ni sincronía entre interiores y laterales.  

Jules Koundé, por su parte, se animó a realizar conducciones interiores ante muchos adversarios pese a no disponer de espacios en campo propio. Esto, sumado a los desmarques de apoyo de Lamine por fuera (abajo), dio alas a la presión del Chelsea.

Hansi Flick intentó efectuar pequeñas rotaciones, como bajar a Frenkie de Jong y poner a Fermín a formar un doble pivote. Estos retoques no tuvieron éxito: el Barça sobrevivió en la primera mitad únicamente por acciones individuales, pero nunca por mecanismos colectivos. Y ante una presión tan coordinada, física y sincronizada como la del Chelsea, eso es insuficiente para competir en la Champions League.

Presión del Chelsea al Barcelona en un partido de Champions League

El papel protagonista de Estêvão en el Chelsea


Estêvão Willian dominó el partido con una mezcla de técnica, pausa agresiva y lectura de espacios libres. Sus reiteradas fintas con el balón, hechas indistintamente con ambos pies, y sus cambios de ritmo, fueron una pesadilla constante para Pau Cubarsí, Balde y De Jong, quienes no sabían si achicar espacio o temporizar.

El rol protagonista del brasileño se vio favorecido por el plan de Maresca, quien construyó situaciones ideales para él, como aislamientos 1x1, recepciones orientadas y espacios amplios donde su agresividad podía castigar cada desajuste azulgrana, como quedó claro en la acción del 2-0 (abajo).

Ataque de Estêvão, del Chelsea, ante el FC Barcelona

En defensa, el Barcelona jamás logró controlar el lado débil, y cada recepción frontal de Estêvão se convirtió en una amenaza inmediata. Tras la expulsión de Ronald Araújo, defender al brasileño fue directamente imposible. El joven extremo se dedicó a castigar una estructura sin coberturas con su movilidad de fuera hacia dentro y apareciendo en espacios libres en la zona de creación, donde Eric García llegaba tarde por la falta de sincronía y la incapacidad de orientar la jugada hacia zonas exteriores donde Koundé podría haber echado una mano (abajo). 

Distribución de balón de Estêvão del Chelsea vs. FC Barcelona por la Champions League

La importancia táctica de Lewandowski y Balde


Lewandowski y Balde fueron los únicos jugadores que sostuvieron al Barça en algún tramo. El delantero retuvo balones (abajo), fijó a los centrales, generó microventajas en la zona de finalización y evitó pérdidas peligrosas que se pudieran transformar en contras. Balde, por su parte, fue el único jugador del Barça capaz de romper en un 1x1 de manera consistente. Sus desmarques interiores a la espalda de Estevão solucionaron por momentos situaciones en las que los atacantes blues quedaban descolgados tras una transición.

Intento de construcción de Lewandowski en el FC Barcelona.

Pero el problema es que el Barça dependió demasiado de acciones individuales para sobrevivir. Sin apoyos entre líneas, sin desmarques de apoyo interiores de Ferran o Lamine que facilitaran el tercer hombre, poco a poco la llegada a la zona de creación fue una odisea para un De Jong que estaba demasiado atrás (abajo). En cuanto Lewandowski no podía descargar, o Balde conducir, el Barça quedaba completamente bloqueado.

Intento de salida de Alejandro Balde con el FC Barcelona

El cambio de perfil de Cubarsí


Maresca detectó un detalle decisivo: Cubarsí cambió de perfil, recibiendo así hacia su pierna menos natural. Eso permitió al Chelsea dirigir su presión hacia la zona donde el central azulgrana no podía orientar bien la jugada, obligándole a jugar con pases abiertos hacia Eric García (abajo). Ahí, el mediocampo del Chelsea cortaba las líneas interiores y la delantera orientaba la presión hacia el lado débil antes de ejercerla. Así, el Barça se veía obligado a jugar hacia la zona donde los Blues generaban superioridad defensiva. Cada recepción de Cubarsí activaba un salto claro de presión, porque sabían que su cuerpo no estaba orientado para superar la primera línea con precisión.

El Chelsea convirtió el cambio de posición de Cubarsí en una ventaja táctica enorme. El joven central, uno de los mejores del mundo sacando la pelota, se vio obligado a recibir con el cuerpo cerrado y orientar hacia zonas donde el Chelsea presionaba con más intensidad y con más jugadores. Esto redujo su tiempo de decisión y lo expuso a errores (abajo). 

La falta de fluidez colectiva del Barça ante presiones intensas


El Chelsea planteó lo mismo que ya le funcionó ante otros grandes equipos, como por ejemplo ante el PSG en la final del Mundial de Clubes de la FIFA. Es decir, emparejamientos agresivos en primera línea de creación, orientaciones defensivas que niegan el pase interior a los centrocampistas y a los centrales, y una intensidad mental superior en cada duelo.

Pero no fue solo una cuestión física, sino también cognitiva: en situaciones de presión alta y bloque medio en 4-2-3-1 (arriba), los de Maresca tomaron mejores decisiones. El objetivo era incomodar a los posibles poseedores y a los centrales, lograr robos interiores con Enzo, Caicedo y James lo más rápido posible en la primera mitad y, ya con el marcador a favor, retener la posesión ante un Barça con diez. El Chelsea entendió que debía desactivar la identidad azulgrana antes de construir la propia, y lo logró, minimizando a Lamine con una marca férrea de Marc Cucurella.

Se notó la falta de Pedri en el mediocampo. Sin él, el equipo no encuentra a Fermín o Dani Olmo entre líneas y pierde escalonamientos. Asimismo, cuando los centrales no pueden girar la jugada, De Jong tiene que bajar demasiado para formar una línea de tres y deja vacía la zona de progresión.

Todo esto hace que el Barcelona se vuelva un equipo previsible y con muchas pérdidas innecesarias en el mediocampo (arriba) que le hacen vulnerable, sobre todo ante equipos de la velocidad y el ritmo del Chelsea de Enzo Maresca.

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