gustavo alfaro
Selección de Paraguay, 2024-Actualidad
Gustavo Alfaro cumplió en Qatar 2022 su sueño de dirigir en un Mundial. “Yo he estado en cuatro Mundiales seguidos, desde Alemania 2006 a Rusia 2018, trabajando para una televisión de Colombia. Antes de cada partido, miraba abajo desde la posición de la cabina de televisión y me fijaba en los seleccionadores. No con envidia, porque ese es un sentimiento de confrontación, pero sí con deseo de algún día poder estar yo ahí. Ser parte de ese lugar”, contó el técnico argentino en The Coaches’ Voice.
Y lo ha conseguido al frente de Ecuador, selección que se clasificó con varias jornadas de antelación para la cita mundialista. Solo después de lo que lo hicieran las poderosas Brasil y Argentina.
Qatar 2022 fue la cuarta cita de Ecuador en el máximo torneo de selecciones. Allí, Alfaro y los suyos se cruzaron en la fase de grupos con Países Bajos, Senegal y la anfitriona. Al no lograr trascender, el ciclo de Alfaro concluyó. Acto seguido, el entrenador argentino pasó por Costa Rica y ahora, Paraguay, a la cual intenta regresar a un Mundial tras tres ediciones ausente.
Estilo de juego:
Alfaro acumula una basta experiencia en la dirección de equipos importantes en Argentina: San Lorenzo de Almagro, Huracán y Boca Juniors. En 2020 decidió dar un giro a su carrera. Asumió los mandos de la selección de Ecuador, con todas las diferencias en la gestión que eso supuso.
A pesar de esas diferencias entre liderar un club o una selección, las características tácticas de sus equipos se mantienen inmutables. Se trata de estructuras equilibradas en la relación entre el ataque y la defensa. Quizás con algunos aspectos de un estilo conservador, pero con la versatilidad necesaria para adaptarse a un entorno en el que se necesite correr más riesgos si fuera necesario.
Los esquemas más utilizados de Alfaro parten siempre desde cuatro jugadores en la línea defensiva, bajo un 4-4-2 (abajo) o un 4-2-3-1, con aspectos muy similares al momento de armar la zaga en ambas formaciones. Por otro lado, presenta la variante de jugar con tres mediocampistas interiores y posicionarse sobre el campo con un 4-3-3 en fase ofensiva y 4-1-4-1 en fase defensiva.
Hubo pocas excepciones a esos dibujos con Ecuador durante la eliminatoria a Qatar 2022. Solo apostando en algunos momentos por jugar con una línea de tres defensores y un mediocampo más poblado.
Adaptarse al entorno competitivo
Como ya lo lograra en su etapa en la dirección de San Lorenzo, Hucarán y Boca Juniors, el director técnico argentino ha conseguido darle a Ecuador un funcionamiento colectivo en relación a una excelente generación de futbolistas ecuatorianos. Esto con jugadores de jerarquía en todas las posiciones y grandes individualidades con capacidad de marcar la diferencia con su buena técnica en velocidad. Así, la selección ecuatoriana es un equipo muy fuerte físicamente, que sabe aprovechar la potencia y habilidad de sus piezas más determinantes en ataque.
Donde más diferencia encontró Alfaro en la dirección de Ecuador respecto a su etapa en los clubes es en la adaptación a diferentes entornos competitivos. Sobre todo en los partidos a domicilio, donde Ecuador tuvo que amoldarse al factor de la altura sobre el nivel del mar. Algo que condiciona y mucho el rendimiento físico de los jugadores.
Esos contextos diversos derivaron en partidos en los que Ecuador debió tomar la iniciativa en el juego ante un rival que decidió cederle la posesión por completo, y en otros en los que compartió el protagonismo. También en algunos momentos puntuales, como contra Brasil y Argentina, fue la selección ecuatoriana la que cedió el dominio de la posesión a su rival. Allí se encontr en un contexto que podía ser muy favorable por las características de sus jugadores, que son rápidos y potentes en las transiciones.
Ventaja posicional
Con Ecuador, replegar sus líneas en un bloque defensivo corto y contraatacar, de forma directa o asociada, para aprovechar los espacios a espaldas de las defensas rivales adelantadas fue uno de los métodos que mayor rédito otorgó. Un aspecto al que le intentó sacar provecho durante el Mundial de 2022.
A nivel general, en los equipos de Alfaro tanto los extremos como los carrileros no persiguen la subida de los laterales rivales. Estos jugadores generalmente optan por cerrarse para agruparse a los mediocampistas interiores, ejerciendo en estas acciones presión en la zona de construcción de sus oponentes.
Esa reestructuración permite, una vez después de recuperar el balón, tener una ventaja posicional con respecto a los laterales rivales lanzados en ataque. Una opción donde a los equipos de Alfaro, sobre todo Ecuador, se les presentaba mucho espacio para realizar desmarques de ruptura en profundidad y quedar en duelos contra los marcadores centrales (abajo).
Estructuras y fortalezas
En las iniciaciones desde atrás, sus equipos no solían tomar riesgos si el rival le propone una presión alta. Ante eso, opta por jugar directo y disputar el balón en sector medio del campo de juego.
Cuando se enfrentaba a una defensa en bloque medio o bloque bajo, ya sea por planteamiento del rival o por una situación derivada del resultado momentáneo de un partido, muestra una buena ocupación de los espacios, favoreciendo la amplitud con al menos un jugador por banda en todo momento.
Generalmente eran los extremos o los carrileros los que ingresaban a carriles interiores para liberar los pasillos externos a los laterales, buscando después profundizar con combinaciones o de forma directa (abajo).
En el juego de asociación, si atendemos especialmente a su trabajo con Ecuador, Alfaro priorizaba una buena velocidad a la circulación en la zona de construcción del juego. Utilizando en esas instancias la amplitud del campo para generar basculaciones del bloque defensivo rival para liberar un sector y atacarlo.
Asimismo, la selección de Ecuador manejaba muy bien las alturas de los jugadores en amplitud para fijar a los laterales rivales. En consecuencia a este posicionamiento, se genera un espacio en los pasillos centrales. Esto es aprovechado por los jugadores que sostienen y ocupan esos mismos pasillos, quienes también tienen la intención de buscar ganar la espalda a la segunda línea rival (abajo).
Asimismo, en esa creación y ocupación de espacios se intentaban filtrar pases entre líneas. Estos iban principalmente a la posición del interior opuesto, zona de donde provenía el balón.
En los partidos en los que Alfaro dispuso a sus jugadores bajo un 4-3-3 (abajo), buscaba desequilibrar a las defensas rivales con la rotación e intercambio de posiciones entre el lateral, interior y extremo. De esta manera intenta que el rival no tenga una marca fija. Pero también con la intención de arrastrar oponentes fuera de su zona y generar contextos favorables en superioridad numérica. Esta última puede ser posicional o con la opción de poder combinar por banda para profundizar.
Otra de las fortalezas en los equipos de Alfaro son las acciones a balón parado a favor, en las que consigue imponerse en los duelos aéreos, generalmente con lanzamientos cerrados al primer palo. Este tipo de acciones tienen una alta incidencia en el resultado de los partidos que disputan
Fase defensiva y presión:
Ecuador presentaba actitudes defensivas muy generalizadas en los equipos de Alfaro. Así, el seleccionado sudamericano no mostraba intenciones de presionar tras la pérdida de forma permanente cuando está avanzado en el campo. Esa intención de recuperar la posesión no se desarrolla de manera colectiva, sino que la función de ganar el balón la tiene el jugador o los jugadores activos en la presión, mientras las otras unidades mantienen su posición.
En defensa organizada, la estructura que armaba Ecuador en bloque medio está conformada por dos líneas, con cuatro jugadores y dos laterales centralizados o bajo un 4-1-4-1. Lo que se siempre se mantiene como principio fundamental en sus equipos es la corta distancia entre la segunda y la tercera línea. Además de la agresividad del doble pivote sobre las recepciones de los mediocampistas interiores rivales.
Cuando jugaba con un solo pivote y dos interiores, los jugadores que salían a presionar eran los interiores, mientras el pivote se encargaba de vigilar los rivales que se posicionaban entre líneas, también con ir rápido a la presión sobre el posible receptor (abajo).
En determinados partidos de la fase de clasificación para el Mundial, los carrileros de Ecuador sostenían la vigilancia sobre la subida de los laterales rivales, manteniendo el duelo si era necesario. No obstante, la prioridad de sus equipos fue siempre liberar a estos jugadores de esa tarea para que estuviesen pendientes de ser verticales en transiciones ofensivas.
Por momentos, los delanteros permanecían inactivos cuando el equipo estaba replegado. Esto beneficiaba el despliegue después de recuperación, pero a su vez, la circulación en el inicio del juego del rival.
En contextos donde se veía obligado a ser más ofensivo, los equipos de Alfaro presionaban en campo rival en marcas individuales. En estas acciones mantienen la estructura numérica: siempre con un jugador más en la línea defensiva respecto a los delanteros rivales. Así queda libre el lateral del lado opuesto a la jugada.
Esa es una más de las muchas variables que manejan los equipos Alfaro. Estos están basados en un orden táctico que le permiten ser altamente competitivos, como fue el caso de la selección de Ecuador.