albert riera
Girondins de Burdeos, 2023-Presente
Mi carrera como jugador cambió por completo por una equivocación que cometí.
Fue en el Espanyol. Firmé por el equipo en 2005 después de dos años buenos en el Girondins de Burdeos. En la pretemporada tuve una conversación con el entrenador, Miguel Ángel Lotina, sobre mi posición en el campo.
Él quería que jugara como carrilero, pero yo le dije que no, que yo era extremo. Lotina me respondió: “Ya, pero es que yo no juego con extremos. Juego con carrileros”. “Bueno, pues entonces no juego”, le dije. “Bueno, no hay problema. Te sientas en el banquillo y jugará otro”, cerró Lotina la conversación.
Me bastaron solo tres partidos para darme cuenta de que la había cagado. Por eso ahora como entrenador le digo a mis jugadores que sean capaces de jugar en diferentes posiciones. Tienen que hacerlo porque será mejor para ellos. Tendrán más conocimiento del juego, pero también tendrán más posibilidades de jugar.
Por suerte, de esa equivocación mía surgió lo que mejor me pudo pasar para mejorar: ir al Manchester City. Me fui cedido allí en el mercado de invierno de la temporada 2005/06, después de jugar muy poco con Lotina. Entonces, era un City —entrecomillas — pobre, porque cuando yo fui no había dinero. Pero sí tenía la misma increíble afición que ahora.
El entrenador era Stuart Pearce. Un técnico que tenía una filosofía de juego muy directa: nos protegíamos atrás y teníamos que salir muy, muy rápido para arriba. Pearce quería partidos de ida y vuelta porque entendía que esa era la manera que podíamos ganar, sobre todo a los equipos más grandes de la Premier.
"ahora como entrenador le digo a mis jugadores que sean capaces de jugar en diferentes posiciones"
Un juego radicalmente distinto al que ahora practica el City, pero en ese entonces era el único modo que podíamos jugar en relación con los futbolistas que había. No puedes intentar jugar de una cierta manera si no tienes los jugadores para ello.
Ese juego más directo me hizo mucho mejor futbolista. Yo estaba acostumbrado al fútbol en España, con menos ritmo y tiempo suficiente para pensar con la pelota. Pero en Inglaterra el ritmo es frenético. No hay una pausa, y menos aún para pensar con la pelota. El defensa va a por ti. Recuerdo los duelos contra Gary Neville del Manchester United. Neville era puro pundonor protegiendo la banda derecha del United.
La pretemporada siguiente volví al Espanyol, con Ernesto Valverde como entrenador, y era otro jugador. Ya no evitaba ir al choque o ir al duelo. Así que, a nivel físico y de timing, la Premier me vino de la hostia.
Dos años después, en 2008, volví a Inglaterra. Esta vez al Liverpool de Rafa Benítez en un traspaso de 12 millones después de mi buen papel con el Espanyol y la selección española. Sin embargo, mi fichaje se retrasó hasta los últimos días de mercado por el trabajo de investigación que Rafa estaba haciendo sobre mí.
"Si me preguntan por los entrenadores que he tenido, Rafa es uno de los mejores, especialmente en la parte táctica"
“Me ha llamado Benítez preguntándome cosas sobre ti”, me dijeron algunas personas a las que yo había conocido a lo largo de mi carrera. “Cuidado. A ver qué le has contado. Espero que haya sido bueno”, bromeaba yo con la gente que había hablado con Rafa.
Pero, ¿por qué Rafa hizo eso? Porque quería conocerme como persona. Como jugador ya tenía los informes y los vídeos de mis partidos para verme, pero no sabía cómo era yo. Para mí eso es un gran acierto porque conocer la parte humana de un jugador cuando vas a contratarlo es muy importante.
Llegué al Liverpool y lo que más sorprendió fue la dinámica de grupo. En el equipo estaban ya otros jugadores españoles: Fernando Torres, Xabi Alonso, Pepe Reina y Álvaro Arbeloa. La prensa, sobre todo en España, hablaba mucho del 'Spanish Liverpool', pero dentro del equipo no había nada de eso.
En Melwood, la antigua ciudad deportiva del Liverpool, solo había un grupo y solo se hablaba en inglés. Sin duda, otro de los aciertos de Rafa.
"Disfruté muchísimo en el Liverpool, porque me encanta el fútbol inglés y el ambiente que se vive en los campos. En Anfield, mucho más"
Si me preguntan por los entrenadores que he tenido, Rafa es uno de los mejores, especialmente en la parte táctica. Con él aprendí mucho en el campo. Cuándo parar, cuándo acompañar para generar una superioridad o cuándo era el mejor momento para ir al uno contra uno ante el lateral rival. Toda esa parte táctica del juego la aprendí con él.
Después he tenido otros entrenadores muy buenos en otras facetas. Valverde por su simplicidad. Muchas veces en el fútbol hacer algo simple es lo más complicado. O Luis Aragonés por su carácter y su modo de motivar al jugador.
Disfruté muchísimo en el Liverpool, porque me encanta el fútbol inglés y el ambiente que se vive en los campos. En Anfield, mucho más. Curiosamente, mi primer partido con el Liverpool en casa fue ante el United, como ya me había pasado con el City. Y en ambos tuve la suerte de ganar. 3-1 con el City y 2-1 con el Liverpool. No obstante, ese Liverpool era muy distinto al City en el que jugué. Éramos un equipo muy dominador. Rafa quería que jugáramos muy abiertos para generar espacios por dentro para Torres y Steven Gerrard.
Sin embargo, solo pasé dos temporadas en el Liverpool. En el segundo año no pude jugar en el último tramo de la temporada por las lesiones y, además, los resultados no fueron buenos a pesar de la calidad del equipo.
"A los 30 años acabé jugando de lateral y carrilero cuando varios años antes, con muchas más piernas, le dije que no a Lotina"
Entonces salió Rafa y llegó Roy Hodgson. Y, ahí, en otra charla de un entrenador en pretemporada, me di cuenta de que mi etapa en el Liverpool se había acabado. “Voy a britanizar el equipo”, nos dijo. No hizo falta mucho que dijera mucho más para darme cuenta de que iba a cambiar la dinámica y el estilo de juego.
Olympiacos fue mi siguiente destino, para seguir sumando más experiencias fuera de España. Al jugador español le costaba antes salir, pero era algo normal. ¿Para qué vas a salir si estás en una de las mejores ligas? Ahora eso ha cambiado, y es más fácil ver a un jugador español en el extranjero, pero cuando yo lo hice no éramos muchos.
En el Galatasaray fue igual. Una etapa importante para sumar más experiencias y en la que, curiosamente, jugué de lateral y carrilero con Roberto Mancini o Fatih Terim. A los 30 años acabé jugando de lateral y carrilero cuando varios años antes, con muchas más piernas, le dije que no a Lotina. Para que veas como es el fútbol...
Después de girar por el Watford, Mallorca y Udinese, mi último equipo fue el Koper de Eslovenia. La razón de terminar ahí fue por una cuestión familiar. Tenía ofertas para jugar en países asiáticos. Ofertas importantes económicamente, pero quería estar cerca de la familia en Europa.
"xavi, xabi alonso, raúl... nos mantenemos conectados a través de un grupo de WhatsApp que tenemos. Se llama ‘UEFA Pro'"
Hasta que llegó un momento en el que mi cabeza no daba más de sí. No paré por el físico, aunque tenía 36 años, sino por la cabeza. Si no estás motivado, no tiene sentido seguir jugando.
Sin embargo, no estuve mucho tiempo fuera del fútbol. La Real Federación Española de Fútbol me llamó a los pocos meses porque querían organizar un curso de entrenadores con varios internacionales que nos habíamos retirado recientemente. Ahí estaban Xavi Hernández, Xabi Alonso, Raúl González, Marcos Senna o Joan Capdevilla.
Las clases eran increíbles, con debates muy intensos sobre fútbol entre nosotros. Todo comenzaba con una pregunta. Por ejemplo, “si el balón llega a una zona entre el defensa y el mediocampo, ¿quién debe salir?” Y entonces surgía el debate, cada uno desde su óptica y desde el punto de vista de la posición que había jugado.
Todavía hoy nos mantenemos conectados a través de un grupo de WhatsApp que tenemos. Se llama ‘UEFA Pro’. El grupo está principalmente para felicitarnos en los cumpleaños, pero también para comentar alguna cosa que ha hecho alguno de nosotros en un partido. Eso sí, se hace con mucho tacto, porque cada uno de nosotros ve el juego de una manera distinta. Y eso es lo bueno.
"Digamos que terim me dio mucho conocimiento en la gestión de grupo y Torrent mucho conocimiento del juego"
Para mí, no hay un estilo perfecto o mejor que otro. Al final, vuelvo a lo que dije del City en el que yo jugué: todo depende de los jugadores que tengas.
Finalizada mi formación y ya con el título, me llamó Terim. Él, como dije antes, había sido mi entrenador en el Galatasaray y me llamó después de conocer que tenía el título. “Albert, si quieres aprender, debes hacerlo con el mejor”, me dijo. Terim es increíble. En ese momento, él había cambiado el cuerpo técnico y entendía que necesitaba exjugadores del ‘Galata’ que los jugadores reconocieran para ayudarle.
Con Terim aprendí muchísimo, al igual que con Domènec Torrent en mi segundo año en el equipo. Digamos que Terim me dio mucho conocimiento en la gestión de grupo y Torrent mucho conocimiento del juego, en la línea con lo que hace Pep Guardiola. Domènec estuvo mucho tiempo con Pep, primero en el Barcelona y después en el Bayern Múnich y el City.
El tercer año, el Galatasaray cambió de presidente y firmó a Ocan Buruk, quien ya tenía su propio cuerpo técnico. No había opción de seguir allí, pero yo ya también necesitaba ser primer entrenador. Eso llegó en el Olimpija de Ljubljana en Eslovenia. Volví al país en el que terminé mi carrera como jugador.
"la clave estuvo en tener claro qué podía hacer yo con los jugadores que tenía. Ellos determinaron a lo que podía jugar. Y así también lo hago en el Girondins"
Sin embargo, el inicio estuvo muy lejos de lo que esperaba. Llegué a la presentación y ya me extrañó ver a aficionados con máscaras. “Pero bueno, será su vestimenta”, pensé.
La rueda de prensa avanzó con un tono muy agresivo de los periodistas en sus preguntas. Sobre todo, a los directivos, porque antes el entrenador había sido Robert Prosinecki, una leyenda del club.
Yo evité entrar en cualquier polémica en las preguntas sobre el anterior entrenador. Solo dije a los periodistas que los resultados y el juego iban a decir si mi fichaje sería acertado o no. Pero, de repente, esos aficionados con máscaras reventaron la rueda de prensa. Vinieron hacia a mí y empezaron a gritarme. Yo no sabía lo que decían porque no les entendía.
Me fui de la sala de prensa. Está claro que no es la presentación que uno sueña cuando empieza a ser primer entrenador, pero no iba abandonar por eso.
"Por suerte, de esa equivocación mía surgió lo que mejor me pudo pasar para mejorar: ir al Manchester City"
Después de un gran año, ganamos la liga y la Copa. En el fútbol, las polémicas siempre se resuelven con resultados. Y nosotros lo hicimos. No hubo quejas de los aficionados a nuestra actuación y sí mucho apoyo.
Pero la clave estuvo en tener claro qué podía hacer yo con los jugadores que tenía. Ellos determinaron a lo que podía jugar. Y así también lo hago en el Girondins de Burdeos, un club que conozco bien después de haber pasado allí dos años como jugador.
A veces me gusta recordar todavía esos momentos de jugador en los entrenamientos. De vez en cuando, me meto con los jugadores en un rondo o un partidillo, pero les dejó claro una cosa: “Ahora no soy el entrenador. Soy un jugador más, como vosotros”. Les motiva mucho que participe en los entrenamientos, y a mí, de paso, me ayuda a mantenerme en forma.
Eso sí, ya no voy al choque o al duelo. O al ida y vuelta constante. Eso ya quedó muy atrás para mí. Ahora les toca a ellos hacerlo. Como me pasó a mí, es la mejor manera para hacerse mejores jugadores.