
Lamine Yamal
Barcelona, 2023-Presente
Con solo 18 años, Lamine Yamal es ya uno de los mejores futbolistas del mundo. No solo por su segundo puesto en el Balón de Oro 2025 o el segundo premio Kopa consecutivo al mejor jugador menor de 21 años, sino sobre todo por su impacto en el Barcelona. Para entender la magnitud de lo que está haciendo, basta con compararlo con el jugador con el que más se le relaciona: Lionel Messi. A sus 18 años, el argentino llevaba solo 9 partidos con el primer equipo azulgrana.
En cambio, Yamal fue pieza principal en la conquista de LaLiga, la Supercopa de España y la Copa del Rey durante la temporada 2024/25, además de liderar al Barça hasta las semifinales de la Champions League, instancia que el club azulgrana no alcanzaba desde 2019. A nivel estadístico, el joven extremo disputó 55 partidos entre todas las competiciones, firmando 18 goles y repartiendo 25 asistencias.
Elogiado por todos, e incluso considerado por algunos como merecedor del Balón de Oro 2025, ha sido especialmente Hansi Flick quien más ha destacado su figura, describiéndole como un “auténtico genio”. “A su edad decide partidos él solo. Estoy convencido de que será uno de los mejores jugadores que haya visto el mundo del fútbol”, aseguró el técnico alemán en una entrevista con el diario Bild. Palabras de enorme valor que también comparte Luis de la Fuente, seleccionador de España, donde Yamal es también en una figura imprescindible: “Lamine es un futbolista que va a hacer historia”.
Nuestros entrenadores expertos analizan el juego y las principales virtudes técnicas de Lamine Yamal en este informe.
Extremo izquierdo a pierna cambiada y regate dinámico
Lamine Yamal se ha consolidado como un extremo a pierna cambiada, partiendo desde la derecha para atacar los intervalos central-lateral con una capacidad de desequilibrio que lo distingue del resto de extremos del mismo perfil.
En las acciones de desborde ha perfeccionado un repertorio amplio de recursos: amagues de cuerpo que descolocan al marcador, arrastres sobre el pie de apoyo que generan cambios de dirección súbitos y aceleraciones explosivas tras el primer contacto, siempre con el balón pegado al pie. Cada gesto lo ejecuta con la naturalidad de quien domina el arte del regate. Así genera no solo ventajas individuales, sino también superioridades colectivas para sus compañeros.
También con balón, su capacidad para recibir al pie y girar con rapidez lo convierte en un receptor privilegiado en el primer tercio ofensivo. Allí alterna desmarques y controles orientados que anticipan la jugada posterior. Desde esa zona combina con Pedri, Fermín López o Raphinha para activar cambios de orientación que desorganizan al rival (abajo), liberando espacios para que Robert Lewandowski o Ferran Torres entren en carrera hacia el área. Su dominio técnico, acompañado de una lectura precisa de los espacios, lo perfila como un jugador eléctrico, versátil y determinante, capaz de transformar un simple control en una ocasión inmediata.

Asistencias magistrales, pase con el exterior y visión de juego letal
Yamal sobresale por una visión periférica excepcional en zona de finalización, consolidándose como un asistente de élite. Aquí, su habilidad para anticipar movimientos defensivos del rival y detectar resquicios mínimos le permite filtrar balones hacia sus compañeros, como Pedri, Raphinha, Lewandowski, Ferran Torres, Frenkie de Jong, Fermín López, tanto con el interior como con el exterior de su pierna izquierda.
Aunque es muy joven en edad, muestra una gran madurez a la hora de leer e interpretar los espacios. Una virtud que le permite temporizar, atraer rivales y ejecutar pases diagonales que desarticulan líneas de presión bien estructuradas (abajo).

El pase con el exterior, o trivela, se ha convertido en su sello más distintivo (abajo). Ejecutado con naturalidad y elegancia, le permite habilitar a compañeros en posiciones ventajosas con un gesto inesperado e imposible de prever para las defensas. Este recurso no solo aporta belleza estética, sino que amplía su repertorio en situaciones de presión rival, permitiéndole asistir sin necesidad de perfilarse ortodoxamente.
La eficiencia de este pase obliga a los rivales a cubrir líneas adicionales, generando más espacios para explotar. Cada asistencia de Yamal es un acto de imaginación técnica que refuerza su condición de arquitecto ofensivo del Barça.

Presión alta intensa, recuperación y contribución defensiva
Pese a su vocación ofensiva, Yamal se ha integrado en los mecanismos de presión alta del Barcelona bajo la dirección de Flick. Allí muestra compromiso y disciplina táctica. Su rol se articula dentro de los esquemas 4-2-3-1 y 4-3-3, coordinando su presión con Raphinha, Ferran Torres y Lewandowski, buscando incomodar a los pivotes rivales y forzar errores en la salida de balón.
Desde su sector limita la progresión central del adversario y orienta el juego hacia zonas exteriores (abajo), es decir, menos peligrosas. Su habilidad para detectar el instante exacto para saltar a la presión —ya sea tras un control defectuoso o un pase inseguro— refuerza la eficacia colectiva del equipo y le permite encadenar recuperación más ataque con una rapidez sorprendente.

Su asociación con Koundé, De Jong o Marc Casadó fortalece la cobertura de su sector, cerrando líneas de pase y bloqueando accesos interiores (abajo). Más que por la agresividad, Yamal destaca por la anticipación y su movilidad inteligente, utilizando la velocidad para achicar espacios sin desorganizar la estructura defensiva. Esta implicación le otorga el perfil de jugador integral, capaz de equilibrar su capacidad ofensiva con un esfuerzo constante en defensa.

Finalización letal y toma de decisiones brillante
Lamine Yamal se distingue por una conducción diagonal hacia el balcón izquierdo del área rival que le permite armar disparos con efecto de fuera a dentro (abajo). Generalmente son a media o alta altura, utilizando el empeine interior de su pierna izquierda con una precisión quirúrgica.
Su golpeo con el empeine interior imprime un efecto de fuera a dentro que convierte muchos de sus disparos en desafíos para los porteros. La clave también está en su control orientado anticipado, que prepara antes de recibir, permitiéndole anticiparse al defensor tanto en contextos de presión como en espacios abiertos.

Lo que más resalta es su doble condición: goleador —apartado, no obstante, en el que todavía tiene mucho margen de mejora — y generador de juego. De ese modo, en zona de finalización alterna con naturalidad entre ejecutar el disparo o habilitar al compañero mejor posicionado. En este caso, puede ser Lewandowski, Raphinha o Ferran Torres.
Su madurez en la toma de decisiones bajo presión lo convierte en un futbolista difícil de neutralizar. Sabe cuándo acelerar, cuándo frenar y cuándo sorprender con un cambio de orientación o pase atrás (abajo). Esta combinación de técnica, velocidad y lectura lúcida lo define como un jugador elegante y letal. Es capaz de alterar el guion de cualquier encuentro con una sola acción.

Mejora física, flexibilidad posicional, liderazgo y rol en la selección española
El desarrollo físico de Yamal ha sido clave en su consolidación en la élite. En los últimos dos años ha crecido 10 centímetros para sobrepasar el 1,80 y ha ganado entre 8 y 10 kilos de masa muscular. Un hecho que le ha dado más potencia, resistencia y capacidad para soportar el rigor competitivo. Este salto físico potencia sus virtudes técnicas. Su conducción explosiva y su regate encuentran ahora un respaldo que le permite sostenerlos frente a defensores más experimentados. La musculatura añadida no ha limitado su agilidad, sino que ha reforzado su capacidad de resistir cargas y dominar los duelos.
Su mejora física también le ha permitido moverse con mayor impacto en posiciones intermedias, donde despliega un juego de visión panorámica y riqueza táctica. Como mediapunta se adentra sobre el eje central para relacionarse en corto con Pedri, Casadó, Dani Olmo o De Jong. Asenerando triangulaciones rápidas y habilitando a Raphinha, Lewandowski o Koundé en profundidad (abajo).
En los momentos como falso 9 retrocede para atraer a los centrales y liberar a los extremos. Esto hace recordar al Messi organizador, aunque Yamal añade la verticalidad y explosividad de su conducción como sello propio. Su capacidad para ser creador y finalizador simultáneamente lo convierte en un recurso flexible y polivalente.

En la selección española
Con la selección de Luis de la Fuente, Lamine Yamal reproduce la influencia que tiene en el Barcelona, aunque con acompañantes diferentes.
En ataque se asocia con el delantero, Álvaro Morata o Mikel Oyarzabal en paredes interiores, y con Fabián Ruiz, Mikel Merino, Dani Olmo o Pedri en triángulos que modulan el ritmo ofensivo dentro del 4-2-3-1. Su coordinación con Nico Williams es decisiva: ambos generan cambios de orientación, centros laterales y llegadas cruzadas que desestabilizan defensas (abajo).

Defensivamente, se integra en la presión alta junto a Oyarzabal o Morata cuando el rival intenta salir en corto. La flexibilidad del bloque le garantiza apoyos de Rodri, Martín Zubimendi o Mikel Merino, lo que le permite reservar energía y proyectarse como primer receptor en transiciones rápidas. Allí puede ser tanto asistente como finalizador, reafirmando su condición de jugador integral. En algunos momentos (como frente a Turquía, abajo) asume ese rol decisivo, recibiendo tras recuperación en el sector derecho y resolviendo con regate o asistencia en jugadas determinantes.

En definitiva, Lamine Yamal ya no es solo una promesa, sino un futbolista que marca diferencias en la élite. Su temporada 2024/25 ha sido la confirmación: títulos, el regreso del Barça a las semifinales de la Champions, protagonismo en la selección española y un segundo puesto en el Balón de Oro con apenas 18 años.
Si su progresión continúa a este ritmo, no solo conseguirá la corona del Balón de Oro, sino que tiene todos los argumentos para marcar una era propia en la historia del fútbol mundial.
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