campeones del mundo
1986-2018
La historia de la Copa Mundial está protagonizada también por los entrenadores que llevaron a sus jugadores a alcanzar el título más deseado por todos. De Alberto Supicci, primer técnico campeón del mundo con Uruguay a Didier Deschamps, el último en hacerlo a las órdenes de Francia en 2018.
En The Coaches’ Voice repasamos los nombres de los técnicos campeones del mundo, con sus principales rasgos tácticos y sistemas de juego. Un informe dividido en dos períodos de tiempo.
En este segundo, y último, recordamos la etapa que transcurre desde 1986 a 2018.
Carlos Bilardo: Argentina 1986
La misión de Carlos Bilardo al mando de la selección argentina era cambiarla totalmente. El mal recuerdo del Mundial 1982, donde Argentina cayó en la segunda ronda del campeonato, fue la razón para no darle continuidad a César Luis Menotti y contratar al exfutbolista que brilló en el multicampeón Estudiantes de La Plata. El ciclo de Bilardo se caracterizó por una sentencia: solamente Diego Maradona tenía asegurada la titularidad.
El seleccionador confiaba ciegamente en el talentoso zurdo y lo hizo capitán del equipo, en detrimento del experimentado Daniel Passarella, y construyó un equipo capaz de adaptarse al ‘10’, pero con la personalidad suficiente para jugar aún cuando Maradona no brillara.
El esquema utilizado fue el 3-5-2, aunque con una variante: salvo por las actuaciones esporádicas de Pedro Pasculli, Argentina jugó con Maradona de falso 9. Tanto él como Jorge Valdano se movían por toda la zona de ataque, hecho que hacía casi imposible marcarles. A ellos les acompañó Jorge Burruchaga, mediocampista de gran técnica y mucho recorrido.
En la filosofía de Bilardo, los tres defensores debían ser agresivos y jugar simple, sin entretenerse con la pelota. Argentina, a diferencia de la versión campeona del 78, no jugaba con extremos. La otra gran variante de Bilardo fue el rol de laterales-mediocampistas. Estos debían adaptarse a la zona en la que se estaba jugando y generar superioridades que luego permitirían habilitar a Maradona o Valdano. En esa tarea fue fundamental Sergio Batista, un volante central que no necesitaba hacer largos recorridos para estar cerca de sus compañeros.
Maradona y Bilardo se convirtieron en una de las grandes parejas en la historia de los mundiales. Con ellos como referentes, Argentina obtuvo su segunda Copa en apenas doce años, con un bagaje de 14 goles a favor y 5 en contra en la cita de México 1986.
Franz Beckenbauer: Alemania 1990
Alemania llegó al Mundial con cambios en comparación a los futbolistas que disputaron la final de 1986. El claro ejemplo de ello fue Lothar Matthäus, a quien Beckenbauer le dio un rol más determinante en la construcción de juego. El capitán, cuatro años antes, fue el encargado de hacer marca personal a Diego Maradona, mientras que en la cita en Italia '90 jugó en una posición más avanzada que le llevó a anotar cuatro tantos.
El esquema elegido por Beckenbauer fue el 5-3-2. En él se desprendía una clara intención de ser un equipo contundente cuando debía defender. Esa estrategia fue comandada por Klaus Augenthaler, el defensor más retrasado, quién ayudó a sus compañeros a mantener el orden defensivo.
Fueron claves Thomas Berthold y Andreas Brehme. Con sus proyecciones por las bandas, los laterales dieron amplitud a los ataques teutones y complementaban la aparente ausencia de futbolistas en zonas de definición. Eso, sumado al rol de Matthäus, fue suficiente para surtir de balones a los atacantes Rudi Völler y Jürgen Klinsmann.
El tricampeonato alemán fue el producto de una profunda reflexión de Beckenbauer, quien tras la derrota en el Mundial de México ‘86 decidió a construir un equipo más cercano al pragmatismo, pero con capacidad de definición. El bagaje teutón en la cita fue de 15 goles a favor y 5 en contra.
Carlos Alberto Parreira: Brasil 1994
Brasil reconquistó el Mundial bajo la dirección técnica de Carlos Alberto Parreira, un entrenador muy al corriente de los estilos cautelosos de la época. Ello hizo que la campeona no fuese un equipo vistoso como sus versiones anteriores, pero igualmente efectivo.
Parreira eligió jugar con un 4-4-2 a través del cual su selección priorizaba el orden defensivo. Esta faceta estaba perfectamente controlada por Aldair y Marcio Santos, los defensores centrales, junto a un medio campo que inicialmente contaba con Mauro Silva y Dunga como volantes defensivos y al que posteriormente se sumó Mazinho, en detrimento de Raí. La ausencia de jugadores creativos en el medio fue suplida a la perfección por los laterales, Jorginho y Leonardo, posteriormente expulsado del torneo y sustituido por Branco, fueron los mayores proveedores de asistencias para los delanteros.
En la zona atacante brillaron Romario y Bebeto. Ambos delanteros sacaron provecho de las pocas ocasiones que creó el equipo y se convirtieron en el rostro de la victoria de Brasil en lo que terminó siendo el tetracampeonato para la selección amarilla. De los 11 tantos marcados, 8 nacieron de las botas de la pareja de atacantes.
Apenas tres goles en contra ratificaron la propuesta de Parreira. Brasil fue un muro para los rivales y tuvo en la brillantez de sus delanteros la eficacia suficiente para levantar la copa.
Aimé Jacquet: Francia 1998
El retorno de Francia a los campeonatos mundiales (no se clasificó para Italia '90 y Estados Unidos '94) no pudo saldarse de mejor manera. Como anfitrión, Aimé Jacquet construyó un equipo sólido, sin grandes luces, pero con un claro entendimiento del sentido colectivo del fútbol. Esto le llevó incluso a superar la ausencia temporal por expulsión de su mejor futbolista, Zinedine Zidane.
Jacquet empleó un 4-2-3-1 en el que los mediocampistas fueron la clave del equipo. Didier Deschamps, el más retrasado, ordenaba al equipo con la asistencia de Emmanuel Petit y Christian Karembeu, quienes también se sumaban a los avances franceses. La construcción recayó en Zidane y Youri Djorkaeff, al tiempo que las proyecciones de los laterales, Lilian Thuram y Bixente Lizarazu, permitían a estos acercarse al área rival.
Defensivamente, Jacquet tuvo en Marcel Desailly y Laurent Blanc los defensores centrales perfectos, dada su capacidad para la marca y también para salir jugando con pases cortos o largos según la circunstancia del partido. El único puesto en el que se mostró débil fue en la posición de centro atacante. Aunque de buen accionar colectivo, Stéphane Guivarch no logró anotar un gol. Sin embargo, sus movimientos permitieron la aparición en zonas de definición de sus compañeros.
Francia logró convertir 15 goles y recibió apenas 2 anotaciones, prueba de la solidez de aquel equipo.
Luiz Felipe Scolari: Brasil 2002
Brasil sufrió como nunca antes para llegar al Mundial. En su recorrido tuvo hasta cuatro entrenadores, siendo Luiz Felipe Scolari el que selló la clasificación. El seleccionador no escapó a la polémica cuando decidió dejar fuera de la Copa a un vigente Romario.
El plan de Scolari pasaba por darle la mayor libertad a Ronaldo. Para ello diseñó un equipo que alternaba entre un 3-5-2 cuando defendía y un 3-4-1-2 al momento de atacar. Su regla básica era que el único futbolista que podía evitar ciertas obligaciones defensivas era el nueve, los demás debían mantener el compromiso defensivo como un bloque.
Los tres centrales elegidos, Edmilson, Lucio y Roque Júnior, dieron al equipo la salida limpia necesaria para involucrar a los laterales, Cafú y Roberto Carlos. En el centro, Scolari comenzó el mundial con un volante defensivo, Gilberto Silva, y un acompañante, Juninho Paulista de tendencia más atacante. No obstante, tras el tercer partido, el entrenador decidió dar entrada a Kléberson, un cambio que dio aún más libertad a Ronaldinho y a Rivaldo, y les liberó un tanto de las tareas defensivas.
Brasil obtuvo el campeonato con una impresionante cifra de 18 tantos a favor y apenas 4 en contra. Ronaldo, tal como lo había imaginado Scolari, fue la gran figura anotadora. Sin embargo, el gran mérito de Scolari fue convencer a sus futbolistas de que para superar a sus adversarios era necesario tener al nueve en las mejores condiciones físicas posibles, y eso solamente era posible si los demás se encargaban del trabajo defensivo que Ronaldo no haría.
Marcelo Lippi: Italia 2006
Marcelo Lippi dispuso que su selección jugara con un esquema 4-2-3-1 en ataque y que variaba a un 4-4-2 en defensa. De esta manera, Lippi mantuvo la tendencia de darle mucho protagonismo al juego de sus laterales, Gianluca Zambrotta y Fabio Grosso, quienes con sus proyecciones permitían a Italia aprovechar la totalidad del campo de juego.
En el centro del campo, la pareja conformada por Pirlo y Gennaro Gattuso combinaba la agresividad competitiva del segundo con el inagotable talento y visión de juego del primero. Andrea Pirlo, además, tenía siempre la complicidad de Francesco Totti, quien no necesitaba retroceder mucho para ser habilitado por medio de los precisos pases del mediocampista central.
La línea defensiva, en la que brillaron Fabio Cannavaro y Claudio Materazzi, también contó con el apoyo de los mediocampistas mixtos que empleó Lippi. Así fue como Simone Perrota y Mauro Camoranesi se convirtieron en futbolistas fundamentales en ambas facetas del juego. Mención aparte para Gianuigi Buffon, cuyas intervenciones ayudaron a sostener al equipo en momentos de apremio. Luca Toni fue el elegido para ocupar la demarcación de delantero centro.
Italia obtuvo el tetracampeonato con un bagaje de 12 goles a favor y apenas 2 goles en contra.
Vicente del Bosque: España 2010
España llegó al Mundial como vigente campeona de Europa en 2008, aunque con un nuevo entrenador. Vicente del Bosque, quien relevó a Luis Aragonés, comandó su equipo desde la sensatez y por ello no introdujo grandes modificaciones con respecto de lo hecho por su antecesor.
Sin embargo, Del Bosque intervino en la zona media para darle la titularidad a Sergio Busquets, quien al lado de Xabi Alonso, le proporcionaron mayor solidez defensiva a España, así como una mejor salida del balón. Ellos, acompañados por Xavi Hernández e Andrés Iniesta, fueron la clave del triunfo español.
Del Bosque varió su esquema en función del acompañante de David Villa en la delantera. No obstante, el esquema no se alejó del 4-5-1, en el que lo mediocampistas fueron los encargados, por medio de la posesión de la pelota, de controlar los partidos. Ellos interpretaban el ritmo de juego y hacia dónde ir, teniendo en Villa a un gran rompedor de líneas defensivas y a Pedro, Cesc Fábregas, Fernando Torres o David Silva los futbolistas perfectos para dar amplitud o acompañar al centroatacante.
La línea defensiva, comandada por Puyol, Gerard Piqué, Sergio Ramos y Joan Capdevilla apenas permitió dos goles en todo el torneo, ayudando a que la escasa producción ofensiva de ocho tantos fuera suficiente para que ‘La Roja’ se alzara por primera vez con el título.
Joachim Löw: Alemania 2014
Joachim Löw, inspirado en el triunfo español cuatro años antes, diseñó una Alemania en la que destacara el centro del campo como punto más fuerte. Si bien es cierto que la defensa, comandada por Matt Hummels, Per Mertesacker y Jérome Boateng, era lo suficIentemente hábil y agresiva para desactivar los avances rivales, fue la zona central del campo la que dio al equipo alemán la posibilidad de levantar un nuevo trofeo de campeón del mundo.
En esa línea fueron protagonistas Bastian Schweinsteiger, Toni Kroos, Christoph Kramer, Sami Khedira, Mesut Özil y hasta el propio Philipp Lahm, que alternaba su rol de lateral con el de un centrocampista más, lo que mejoró la correcta circulación de la pelota, así como la dinámica de sus compañeros, que en muchos casos alternaban posiciones y llegaban con determinación a zonas de remate.
Löw varió el esquema. Utilizó el 4-5-1 y también un 4-4-2, dependiendo sobre todo de quienes fueran los atacantes titulares. En la delantera fue Müller la opción de mayor regularidad. A su lado se alternaron Miroslav Klose, Mario Götze y Lukas Podolski, lo que dotó al ataque alemán de gran riqueza
El desempeño alemán, con goleada de 1-7 ante Brasil en las semifinales, no dejó duda de la potencia del equipo de Löw. En total, el conjunto teutón marcó 18 goles y apenas recibió 4.
Didier Deschamps: Francia 2018
Didier Deschamps, al mando de la selección francesa, diseñó uno de los bloques más sólidos de los últimos mundiales. El esquema elegido fue un 4-3-3 muy flexible, en el que los mediocampistas siempre tenían el auxilio de Antoine Griezmann. El atacante desempeñó a la perfección un doble rol, ya que alternaba jugar por la banda o hacer de media punta para acercarse a Kylian Mbappé y a Olivier Giroud.
Por detrás suyo, Deschamps ideó un mediocampo potente, compuesto por N' Golo Kanté, Paul Pogba y Blaise Matuidi, agresivo en la disputa del espacio y de la pelota, y al mismo tiempo muy capacitado para crear y llegar a zonas de remate. A ellos se le sumaban Benjamin Pavard y Lucas Hernández, quienes desbordaban por las bandas o prestaban apoyo defensivo a los mediocampistas.
La pareja de centrales titular, integrada por Raphaël Varane y Samuel Umtiti, combinaron su inteligencia táctica con una buena salida limpia del balón, bien fuera con pases cortos o envíos largos. La riqueza táctica del equipo de Deschamps les permitió adaptarse a diferentes escenarios y rivales, a los que superó con su infinito arsenal futbolístico.
Francia volvió a lo más alto del fútbol mundial tras convertir 14 goles y recibir 6.
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