
final nations league, 8 de junio 2025
Nuno Mendes (26)
Cristiano Ronaldo (61)
Zubimendi (21)
Oyarzabal (45)
Portugal y España engrandecieron la Nations League con una final que tuvo todos los ingredientes de una gran cita: goles, alternancia en el marcador, buen juego por momentos y un desenlace por penaltis. El título cayó del lado portugués, con un Nuno Mendes, futbolista que atraviesa el mejor momento de su carrera, en plan estelar. El lateral del PSG fue omnipresente, motor de su equipo tanto en defensa como en ataque, e incluso firmó el 1-1. Ese rendimiento le valió ser nombrado MVP de la final y del torneo.
España, aunque sin un jugador que destacara claramente sobre el resto como en el caso portugués, se mantuvo en la final gracias a un instinto de supervivencia que los de Luis de la Fuente han desarrollado en los últimos campeonatos. No brilló en el juego, pero sí en la definición, con los goles de Martín Zubimendi y Mikel Oyarzabal. Por supuesto, del lado luso también se lució Cristiano Ronaldo en la finalización, con un gol propio de un ‘9’ depredador del área para firmar el 2-2 que llevó el partido a la prórroga y, posteriormente, a los penaltis.
Portugal no falló en sus lanzamientos desde los once metros, todos ejecutados con gran calidad. Álvaro Morata, sin embargo, no pudo batir a Diogo Costa, un portero especialista en penaltis. De esta forma, la selección portuguesa conquistó en Múnich su segunda Nations League, un título que levantó un emocionado Cristiano Ronaldo.
Análisis de los entrenadores
“Hay que ser capaces de sufrir como equipo, ser resilientes. Remontamos y demostramos un carácter increíble. Hablamos de un rival, España, con mucha experiencia en finales. Me encantó nuestra actitud, la capacidad de crecer durante el partido. Creo que merecíamos ganar la Nations”, señaló Roberto Martínez.
“En la élite, los detalles marcan la diferencia, y ellos jugaron muy bien. Tienen jugadores de máximo nivel. No cambiaría nada. Si no nos marcan el segundo gol, estaríamos hablando de otra cosa”, explicó Luis de la Fuente, quien también se refirió al penalti de Morata: “El fallo es responsabilidad mía, porque fui yo quien tomó la decisión”.
Nuestros expertos analizan a continuación la final de la Nations League, que se saldó con el triunfo por penaltis de Portugal.
Salida limpia, ritmo alto y verticalidad por la izquierda
España inició el partido mostrando una estructura ofensiva muy definida con la salida lavolpiana o también conocida como salida de tres: Dean Huijsen como lanzador, Fabián Ruiz en progresión y un tridente que activaba la amplitud gracias a Lamine Yamal y Nico Williams (abajo). Desde ahí, los de Luis de la Fuente generaron desequilibrios, especialmente en el perfil izquierdo, donde Marc Cucurella y Nico impusieron un ritmo alto con desmarques de ruptura y paredes interiores. El gol de Martín Zubimendi en el minuto 21 llegó tras una jugada coral que combinó control, tercer hombre y agresividad en el ataque de los espacios.

Portugal apostó por una presión alta en un 4-2-3-1, con Bruno Fernandes adelantado sobre el pivote rival y una intención clara de tapar líneas interiores hacia Pedri. Sin embargo, al equipo de Roberto Martínez le costó ajustarse en los primeros compases, aunque la actuación de Nuno Mendes rompió cualquier inercia negativa. El lateral izquierdo del PSG superó una y otra vez en el uno contra uno a Lamine Yamal, encontró carriles libres a la espalda del lateral derecho de España, Óscar Mingueza, y firmó el 1-1 (abajo) con un disparo seco y potente. Su rendimiento en ambos costados fue tan sobresaliente que fue elegido jugador del partido y del torneo.

Transiciones y final de primera parte: golpe táctico de España
En el tramo final del primer tiempo, España alternó la posesión sostenida con una presión tras pérdida eficaz que derivó en varias situaciones de ventaja (abajo). La recuperación rápida tras pérdida propició una transición comandada por Pedri, quien encontró a Mikel Oyarzabal en profundidad. El delantero vasco leyó perfectamente el timing en su desmarque, definió con clase ante Diogo Costa y anotó el 2-1 antes del descanso. España mostraba madurez y capacidad para dominar en momentos clave, una seña de identidad en la era De la Fuente, tal y como el propio seleccionador ha explicado en su Clase Magistral con Coaches’ Voice.

Roberto Martínez, consciente del desequilibrio en su costado derecho, corrigió en el descanso introduciendo dos cambios fundamentales: Nélson Semedo por João Neves y Rúben Neves por Francisco Conceição. El objetivo fue claro: reforzar la vigilancia sobre Nico y liberar a Bernardo Silva, que pasó a la banda para ganar profundidad. Los ajustes del seleccionador de Portugal comenzaron a surtir efecto. El equipo portugués mostró una estructura más equilibrada y recuperó el pulso del partido desde el bloque medio (abajo).

Ajustes, control y error: el empate llega tras un bajón español
España inició la segunda mitad con un enfoque de mayor control y circulación, minimizando riesgos con posesión prolongada. Sin embargo, cayó en la trampa del ritmo bajo. La falta de verticalidad tras la salida de Nico y la escasa participación interior de Mikel Merino e Isco —sustitutos de Fabián y Pedri— redujeron la amenaza ofensiva (abajo). España dejó de pisar zonas de remate y, aunque tuvo una gran ocasión en los pies de Pedri, el ritmo plano y la falta de agresividad penalizaron su dominio posicional.

Portugal, en cambio, ejecutó un plan de partido más claro en esta fase: contención y contraataque. El 2-2 llegó de nuevo desde el costado izquierdo, con otra ruptura de Nuno Mendes, que superó en velocidad y potencia a Lamine Yamal y a Mingueza (abajo). Su centro, tras un rebote, fue rematado por Cristiano Ronaldo, libre de marca dentro del área. El equilibrio portugués se consolidó en esa segunda parte, con Bernardo y Bruno ganando metros, y un bloque más compacto que dificultó mucho la progresión española.

Prórroga: piernas cansadas y protagonismo de los carriles
España recuperó algo de control con los ingresos de Pedro Porro y Álex Baena, refrescando el sector derecho y dando más dinamismo a las recepciones de Isco en zonas intermedias. Sin embargo, a pesar de la tenencia de balón, la selección española no logró romper con claridad la defensa de Portugal (abajo). La mejores ocasiones de España llegaron con disparos de larga distancia de Isco, chut que fue bloqueado por Diogo Costa, y de Pedro Porro desde el mediocampo. Morata ingresó para disputar la prórroga, pero no tuvo incidencia antes de la tanda de penales.

Portugal arrancó la prórroga con más energía y verticalidad. Diogo Jota y Rafael Leão, muy vertical en la banda izquierda (abajo), entraron muy conectados al partido, y Nuno Mendes siguió marcando diferencias. El lateral fue protagonista en todas las llegadas lusas, ya fuera por su capacidad de desborde o por activar a Semedo en el segundo palo. La zaga portuguesa defendió muy junta en su área y logró minimizar los centros y combinaciones de España. En definitiva, la prórroga fue una muestra de cómo los lusos supieron gestionar mejor el esfuerzo colectivo y capitalizar sus recursos físicos.

Los cambios: impacto total de Portugal y dudas en España
Los cambios fueron el factor diferencial en la final. Luis de la Fuente realizó algunas sustituciones que, si bien buscaban reactivar el juego ofensivo, terminaron por desdibujar el modelo. La entrada de Álvaro Morata por Mikel Oyarzabal -un especialista en penaltis y delantero principal de España en esta Nations League- pudo tener su peso en el desenlace final. Además, la ausencia de Pedri en el campo rival tras ser sustituido restó desequilibrio entre líneas. A pesar del talento de Baena en los metros finales o de Isco (abajo), España no mejoró ni en volumen ofensivo ni en solidez táctica tras los relevos.

En el otro banquillo, Roberto Martínez intervino con decisión y acierto. La irrupción de Rafael Leão en el minuto 74 cambió la dinámica del frente de ataque (abajo), aportando desborde, potencia y ruptura a la espalda de Porro. Rúben Neves reforzó el eje, y Diogo Jota sumó piernas frescas para el último tramo. En el tiempo extra, los cambios lusos marcaron la diferencia: Semedo, con libertad ofensiva, y Leão, obligando al repliegue constante, aumentaron la carga ofensiva lusa. Portugal fue más eficaz en el ajuste, y eso se reflejó también en la tanda de penaltis, donde sus cinco lanzadores —todos suplentes salvo Bruno— anotaron sin fallo.

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