Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, insiste que las formaciones “no son más que números telefónicos”. Esto implica que los jugadores se mueven tanto de sus posiciones señaladas inicialmente en esa formación, que la misma pierde importancia.
De cualquier manera, muchos necesitamos esa estructura que nos da la formación para hacernos a la idea de cómo juega cada entrenador. Así que en The Coaches' Voice hemos decidido estudiar los sistemas de juego más populares dentro del fútbol. ¿Por qué un entrenador optaría una por encima de otra? Le invitamos a leer el siguiente artículo y a que al final sea usted quién saque sus propias conclusiones.
Fortalezas:
La principal fortaleza de la formación 4-3-3 es la presencia de un jugador adicional en el centro del mediocampo. Esto habilita una superioridad numérica cuando el rival tiene dos jugadores en ese sector. También ayuda en la construcción de juego, desarrollándose entre entre líneas, generando mayor dominio y posesión del balón. La forma básica del 4-3-3 busca generar más triángulos entre los jugadores, con lo cual se abren más líneas de pase al poseedor del balón. Esto, al menos en la teoría, hace más fácil tener un juego de posesión. Por esa razón Johan Cruyff prefería ese sistema para el juego posicional. Zinedine Zidane también tuvo éxito con el 4-3-3 en el Real Madrid.
En la fase ofensiva, la presencia de extremos acompañando a un delantero centro puede ser suficiente para fijar una línea de cuatro defensores rivales. Esto genera superioridades en el resto del campo y, en teoría, hace más sencilla la progresión.
Mientras que en la fase defensiva, provee presencia y genera bloques más compactos en las zonas centrales. Una estructura más escalonada, provista por un pivote defensivo por delante de dos interiores, hace más sencillo defender los espacios entre la defensa y el mediocampo. Y es que siempre será más sencillo presionar alto con tres jugadores, que con dos.
Debilidades:
La principal debilidad del 4-3-3 es que el delantero centro puede quedar aislado y en desventaja en los duelos contra dos o tres jugadores defensores centrales. Eso significa que en ese puesto se necesita a alguien que esté dispuesto a hacer muchas tareas que puedan tener poca recompensa. También debe ser lo suficientemente fuerte y hábil con el balón para retenerlo frente a numerosos rivales.
Los tres mediocampistas pueden quedar en inferioridad numérica frente a cuatro rivales, por ejemplo, que jueguen en un 4-4-2 en rombo. Los interiores también pueden quedar con demasiado terreno por cubrir. Si no repliegan rápido tras algún cambio de juego del rival, los laterales pueden quedar expuestos y aislados sin un mediocampista delante de ellos y, además, con el extremo muy adelante. Los oponentes pueden apuntar a las esquinas en los contragolpes, especialmente si subió un lateral.
Fortalezas:
La presencia de dos delanteros en los sistemas de juego 4-4-2 significa que los dos centrales rivales -en una línea de cuatro- estarán constantemente ocupados.
El 4-4-2 provee una fuerte base desde la cual lanzar contragolpes, con un buen balance entre los jugadores que están tanto delante de la línea de pase, como por detrás. Habitualmente hay suficientes jugadores en cualquier zona para recuperar la posesión, primero, y suficiente presencia adelante para iniciar y sostener un contragolpe, tanto en la zona central, como por bandas.
Después de caer en un bloque bajo rival, los dos de adelante pueden ayudar a bloquear el acceso a los centrocampistas centrales, dificultando a los oponentes la construcción en zonas internedias.
La última fortaleza, vital para propuestas como el 4-4-2 de Diego Simeone en el Atlético de Madrid, radica en que moverse por el campo en dos bloques de cuatro jugadores, facilita mantenerlos compactos.
Debilidades:
El 4-4-2 requiere mucho trabajo, carreras y movilidad de los jugadores, porque la estructura básica no es la más idónea para generar un juego de pases. Los jugadores en un 4-4-2 muy rígido pueden bloquear los pases entre sus compañeros, especialmente cuando se juega hacia adelante. Por ejemplo: un defensor central, un centrocampista central y un delantero podrían estar en la misma línea de pase. Sin los movimientos necesarios, estos sistemas de juego pueden ser los más predecibles de todos.
Con dos líneas horizontales de cuatro y sin profundidad en el mediocampo, especialmente entre líneas, la cobertura puede ser compleja. Un pase que penetre puede sacar velozmente a varios jugadores de una acción. Una línea de dos centrocampistas de primera línea, además, puede verse muchas veces en inferioridad numérica, especialmente si el rival pone una línea con tres mediocampistas.
Fortalezas:
Con el mediapunta capaz de bajar al mediocampo cuando el equipo tiene el balón, un equipo que juegue con un 4-2-3-1 puede generar numerosas ventajas numéricas en el centro del mediocampo cuando se enfrentan a rivales con una primera línea de dos centrocampistas. Esto ayuda en la construcción de juego, generar oportunidades, conectar mediantes paredes y mantener la posesión. El mediapunta puede jugar un poco más adelante que un centrocampista central en un 4-3-3. Desde esa posición, puede conectar el mediocampo con el ataque. También puede encontrar los espacios centrales entre líneas y alejarse de la presión.
El apoyo y la seguridad que provee un doble pivote, permite a los laterales avanzar de manera más efectiva. Habitualmente lo harán al mismo tiempo, lo cual no podría pasar con una formación 4-3-3. Los centrocampistas defensivos en un doble pivote también protegen los espacios entre líneas y delante los centrales. Asimismo, pueden moverse por la zona para cubrir las zonas externas de manera más eficaz de lo que un solitario pivote podría. Esto significa que pueden replegar rápido tras un cambio de juego o cubrir los espacios que puede dejar libre un lateral que haya subido.
Debilidades:
El uso de un doble pivote inevitablemente resta un jugador en fase ofensiva. Situación que puede derivar en poco ataque por el centro toda vez que el balón fue al frente.
Los tres centrocampistas ofensivos pueden ser superados numéricamente por cuatro jugadores en la zona, como ocurre en un 4-4-2 en rombo. Si el mediapunta no retrocede al perder la posesión, el doble pivote puede ser superado numéricamente por una línea de tres volantes.
Mientras tanto, las bandas pueden quedar expuestos a contragolpes rivales. Un acertado cambio de juego puede dejar a la línea de centrocampistas con demasiado terreno por cubrir.
Fortalezas:
La principal fortaleza del 4-4-2 en rombo radica en que permite a un equipo tener cuatro jugadores en el centro del mediocampo. Eso casi siempre significa superioridades numéricas contra otros sistemas de juego en una zona decisiva en el campo.
Esa formación también te permite jugar con dos delanteros centro, que mantendrán a raya a los defensores centrales si el rival juega con una línea de cuatro. Y si ese mismo rival con una línea de tres en el fondo y tiene ventaja de un jugador en su área, difícilmente tendrá superioridades en el centro del campo.
Ese mediocampo con cuatro jugadores provee una defensa escalonada que hace más sencillo defender los espacios entre líneas, generando superioridades en las áreas centrales. Los dos de adelante, mientras tanto, pueden bloquear el avance rival por el centro, como también presionar a los centrales rivales. Esto corta el avance de los laterales y los obliga a jugar por el medio, donde hay bastantes defensores.
Cuando se defiende por períodos prolongados, un mediocampo en rombo puede bloquear los avances por la banda mejor que otros sistemas de juego.
Debilidades:
A menos que los laterales presionen hacia adelante cuando el equipo tiene la posesión, siempre habrá una obvia falta de amplitud en los ataques.
Sin balón, las zonas externas también le dan al rival un blanco para sus contragolpes. Rápidamente un cambio de juego sobre la zona de los centrocampistas centrales puede dejar a los laterales en inferioridad numérica. Esto significa que el volante central más cercano debe cruzarse velozmente. Posiblemente teniendo que hacer desplazamientos laterales cuando no el equipo no tenga la posesión, dejándole fatigado cuando cambie la acción y sea necesaria su presencia en el ataque.
Fortalezas:
Los sistemas de juego con cinco jugadores en la línea de mediocampo de esta formación 3-5-2 provee al mismo tiempo tanto la amplitud para construir juego alrededor de los rivales, como la cantidad de efectivos para hacerlo, sin la necesidad de hacer muchos movimientos o rotaciones. Los tres centrocampistas centrales pueden atraer a los rivales al centro del campo antes que el juego se extienda a los carrileros. Luego pueden proveer amplitud en ambos lados de la cancha.
Dos delanteros centros pueden constantemente mantener ocupados a los dos centrales de una línea de cuatro en el fondo. Los carrileros proyectados en ataque y uno o dos mediocampistas ofensivos pueden generar superioridades en el último tercio y, por ende, una fuerte amenaza ofensiva.
En la faceta defensiva, tres centrales proporcionan superioridades numéricas frente a dos delanteros centro. La línea de fondo también puede cambiar rápidamente de tres a cinco jugadores cuando bajan los laterales. Mientras que en la fase de posesión, la defensa de tres brinda una base sólida para construir. No es necesario ningún ajuste para tener una superioridad en la primera línea, ya sea contra uno o dos delanteros centro.
Los tres centrocampistas ofensivos y los dos delanteros pueden cubrir los espacios centrales cuando se pierde la posesión, con mucha profundidad y muchos espacios.
Debilidades:
Una vez que la defensa se convierte en una línea de cinco, las áreas exteriores del mediocampo son inevitablemente cedidas. Esto permite que los rivales avancen más por los costados.
Además, se requiere que los carrileros sean jugadores más versátiles y completos que los laterales o los extremos en los sistemas de juego con cuatro en el fondo, ya que se necesitan casi constantemente en ambos extremos del campo. También deben estar extremadamente en forma para cubrir una gran cantidad de terreno.
Si el rival construye su juego por los pasillos internos, los defensores centrales más alejados de la jugada quedarán fuera de posición, dejando espacios para desplazamientos a la espalda que le sirvan a los oponentes para penetrar.
Con los carrileros habitualmente solos, se torna complicado generar superioridades en las bandas cuando se tiene posesión. Por ende, es más sencillo para los rivales aislarlos en la fase defensiva. Si otro jugador se desplaza a ayudarle, eso genera un espacio en otra parte de la estructura.
Fortalezas:
Si los dos exteriores en la línea ofensiva de tres juegan como dos mediapuntas en amplitud, pueden retroceder al mediocampo y crear estructuras en cuadrado o rombos que habiliten superioridades en el centro del mediocampo. La presencia de dos mediapuntas añade otra amenaza entre las líneas, que pueden ocupar ambos jugadores en un doble pivote o arrastrando a un defensor central si se juega contra un equipo con un solo pivote.
Una línea de tres a lo ancho del ataque también puede fijar a una línea defensiva de cuatro, lo cual genera superioridades en cualquier otra parte del terreno. Una línea a lo ancho también crea esas superioridades con un carrilero que progrese en ataque.
En fase defensiva, la línea de fondo puede cambiar rápidamente de tres a cinco gracias al repliegue de los carrileros, lo cual añade una presencia adicional a la linea defensiva. Un ataque más compacto también bloquea los avances por el centro de manera más efectiva que una pareja de delanteros. Asimismo, pueden iniciar rápidamente la presión alta.
Debilidades:
Una vez que la defensa se convierte en una línea de cinco, los espacios exteriores del mediocampo inevitablemente se pierden. Esto permite que los rivales avancen más en el campo por los costados.
De la misma forma, también se requiere que los carrileros sean jugadores más versátiles y completos que los laterales o los extremos en los sistemas de juego con cuatro en el fondo. Esto debido a que se necesitan casi constantemente en ambos extremos del campo. También deben estar extremadamente en forma para cubrir una gran cantidad de terreno.
Si el rival construye juego por dentro, el central más alejado de la jugada quedará fuera de posición, dejando espacios para que avancen ganándole la espalda.
Una vez que los delanteros que están en los extremos se adelantan, hay menos presencia en el mediocampo. Como resultado, hay menos jugadores capaces de apoyar a los carrileros si estos quedan aislados.
Puedes aprender más sobre táctica y el trabajo de los entrenadores en The Coaches’ Voice Formación.