NEIL LENNON
Omonia FC, 2022
El fútbol ha sido mi vida desde que tenía siete años.
A los 16 me fui de casa, en Irlanda del Norte, para fichar por el Manchester City. En los 36 años transcurridos desde entonces, he estado totalmente absorbido por el fútbol. No importa dónde haya estado; mi entusiasmo por el fútbol ha permanecido.
Como jugador era un líder, y me considero afortunado por haber sido un ‘número seis’. Muchos de los mejores entrenadores jugaban en el mediocampo, desde donde podían ver todo el terreno de juego. Pep Guardiola, Xavi, Carlo Ancelotti, Didier Deschamps y, a veces, Gareth Southgate. Como ‘seis’, siempre estás pendiente de lo que pasa a tu alrededor, de tus delanteros, de las distancias con tus centrales, con tus laterales. Eres el eje del equipo.
A veces los entrenadores me decían: "Quédate quieto. El balón vendrá a ti". Así que aprendí a quedarme en un solo sitio. Fue una perspectiva global que desarrollé sobre el campo. Mi visión del juego maduró y la trasladé a mi trabajo como entrenador. Toda esa experiencia de los grandes partidos, de los rivales, de los títulos, de las luchas por el descenso, de las finales de los playoffs... No digo que tenga todas las respuestas, pero esos conocimientos son muy beneficiosos.
Hay muchos cambios en el juego y hay que evolucionar con ellos, aunque las bases fundamentales sean las mismas. Ahora hay muchos más equipos que quieren salir jugando desde atrás. El riesgo y la recompensa de ese enfoque es algo que me parece muy interesante.
"FUE FANTÁSTICO VER LOS MOVIMIENTOS EN EL CENTRO DEL CAMPO Y EL ENTENDIMIENTO ENTRE LOS DELANTEROS de la juventus de conte"
He visto muchos partidos en los que los equipos intentan salir jugando desde atrás y lo acaban pagando caro. Hace poco, vi un partido en el que un equipo encajó dos goles por perder el balón en zonas muy peligrosas. Tiene que haber un equilibrio.
A veces se puede salir desde atrás, pero hay que jugar entre líneas lo más rápido posible. En la actualidad, yo jugaría con un 3-5-2. Este sistema te da esa estructura defensiva. Cuando entrenaba al Celtic, utilizábamos cuatro defensas —4-3-3 o 4-2-3-1— y teníamos mucho éxito. En Escocia éramos el equipo dominante, y nos funcionó, pero me gusta jugar con dos delanteros.
Cuando llevé al Celtic a octavos de final de la Champions League, nos enfrentamos a la Juventus de Antonio Conte. Ellos jugaban con un 3-5-2 y era fantástico verlo: el intercambio de posiciones en el centro del campo y el entendimiento entre los delanteros. Conte lo puso de moda, porque muchos equipos jugaban con un solo delantero.
Es útil cuando tienes buenos jugadores. Conte tenía a Andrea Pirlo, Paul Pogba, Giorgio Chiellini, Leonardo Bonucci, Gigi Buffon en la portería y Carlos Tévez en la delantera. Pero la forma en que lo implementaron fue brillante. Me gusta la fluidez del 3-5-2 cuando se hace bien.
"SIEMPRE MIRO A UN JUGADOR CUANDO VA PERDIENDO, Y CÓMO ES SU CARÁCTER"
Sea cual sea el nivel en el que estás dirigiendo, acertar con los fichajes es vital. Conseguir los jugadores adecuados, específicos para la forma en que quieres jugar. ¿Tienen inteligencia táctica? ¿Ven las cosas antes de que les llegue el balón? ¿Cómo se mueven?
En el Celtic fiché a Gary Hooper, procedente del Scunthorpe, por 2 millones de euros, y el club obtuvo por él unos 5,5 millones tres años después. A los 20 minutos supe que era el tipo de jugador que quería. Hooper lo tenía todo para ser un goleador. De espaldas a la portería era brillante y era un rematador fantástico. De Fraser Forster, me gustaba su tamaño. Podía hacer paradas que otros porteros no conseguían. Lo adquirí por 2 millones de euros y lo vendí por 10 millones. Virgil van Dijk fue una elección obvia por solo 2,4 millones. Vi jugar a Jeremie Frimpong en un partido amistoso como parte del entrenamiento del Celtic en Lennoxtown, y vi mucho potencial. Fue un jugador fabuloso para mí durante un año, y luego se fue al Leverkusen.
Cuando estaba en el Bolton, el club tocó fondo financieramente. Se vendían jugadores, no podíamos fichar a muchos y tuvimos que recurrir a los jugadores de la cantera. Trajimos a jugadores jóvenes como Zach Clough, que lo hizo muy bien, y Rob Holding, que se fue al Arsenal. Conseguimos gratis a Gary Madine gratis y y luego se fue por 6 millones de euros, así que trajimos dinero y jugadores con talento, pero no fue suficiente. La Championship es una liga de desgaste, no perdona. Fue un aspecto diferente del trabajo del que aprendí.
Sir Alex Ferguson me dijo que una cosa que siempre buscaba en un jugador, era que tuviera entusiasmo por el juego. Eso es algo que yo busco de inmediato. Siempre me fijo en un jugador cuando va perdiendo, en su carácter. Algunos jugadores pueden ser malhumorados y vacilantes, mientras que a otros les encanta el juego y desafiarse a sí mismos. Los buenos salen a relucir, ganen o pierdan.
"A PESAR DE QUE los entrenadores SON DUROS Y ESTÁN OBSESIONADOS CON GANAR, TIENEN UN LADO HUMANO"
En mi primera etapa como entrenador del Celtic, envié un correo electrónico a Sir Alex para ver si podíamos echar un vistazo al campo de entrenamiento del Manchester United. Me contestó: "En estos momentos estamos renovando Carrington, pero voy a estar en Glasgow dentro de un par de semanas. Me pasaré por Lennoxtown".
Vino un domingo por la mañana, le trajimos unos panecillos y se sentó conmigo y mi equipo durante dos horas. Fue como pasar 20 años con otra persona. Compartió sus experiencias: su paso por el Aberdeen, grandes momentos concretos en el Manchester United, cómo se sentía, cómo afrontaba las cosas. Siempre se tomaba el tiempo por mí, y no sé cómo agradecérselo.
Cuando atravesé un periodo difícil durante la pandemia con el Celtic, José Mourinho fue uno de los primeros en ponerse en contacto conmigo. Son cosas que la gente no sabe de estos entrenadores. A pesar de que son duros y están obsesionados con ganar, tienen un lado humano; entienden por lo que estás pasando, porque ellos mismos han pasado por lo mismo. Cuanto más asciendes en la escala, más éxitos cosechas, pero también más decepciones.
En 2020, en el Celtic, me convertí en la primera persona en ganar un triplete en Escocia como jugador y como entrenador. Fue un gran logro, pero también surrealista. Debido a la pandemia y a los aplazamientos de los partidos, no conseguimos el triplete hasta diciembre de la temporada siguiente, y no había aficionados allí para verlo. Es muy difícil celebrar algo así. Hay que tener aficionados en los estadios, sobre todo en los grandes clubes, como el Celtic, el Liverpool o el Rangers.
Durante la temporada del Covid, tuvimos muchos problemas que no estaban relacionados con el fútbol. Cómo afrontar una pandemia y un cierre de estadio no está en el manual de los entrenadores. También había jugadores que caían con Covid, protocolos que se rompían... simplemente imposible planificar.
Sufrimos, y yo dimití porque no era una buena situación para el club. Antes de eso, habíamos ganado cinco trofeos de cinco desde mi regreso. Volábamos alto, pero la pandemia frenó el impulso. Dicho esto, en aquel momento había cosas mucho más importantes en el mundo.
"TUVE UN GRAN ANALISTA, CUYO TRABAJO FUE FANTÁSTICO PARA MÍ ANTES Y DESPUÉS DE LOS PARTIDOS"
Tras dejar el Celtic, aproveché la oportunidad de trabajar por primera vez fuera del Reino Unido, en el Omonia de Chipre. Hablé con los propietarios, el director ejecutivo y el director de fútbol —que me apoyó mucho— e investigué los antecedentes del club. Había ganado la liga el año anterior, con Henning Berg, y tenía muy buenos jugadores. Era un reto al que podía hincarle el diente.
Cuando llegué, en marzo de 2022, eran séptimos en la liga y les faltaba confianza. El objetivo era llegar lo más lejos posible en la Copa de Chipre y prepararnos para la siguiente temporada. Los jugadores respondieron estupendamente a lo que les pedimos. Tenían que ser más físicos, más rápidos con el balón, más ofensivos, y se lo creyeron.
Hicimos una muy buena campaña en la liga y llegamos a cuartos de final de la Copa. En semifinales jugamos a doble partido contra el Anorthosis, un equipo muy bueno dirigido por Temuri Ketsbaia. Nos dejamos la piel en su campo, les ganamos 2-0, y superamos la eliminatoria por 3-1 en nuestro estadio de Nicosia.
Me encantó el reto de la parte técnica. Tienes entrenadores diferentes —españoles, escandinavos, eslovenos, griegos, chipriotas— y todos juegan con un estilo diferente. Tuve un gran analista, cuyo trabajo fue fantástico para mí antes y después de los partidos.
La tecnología actual es increíble. Me gusta ir a ver al rival si puedo, pero a veces no te puedes permitir ese lujo. Si nos fijamos en cómo ha evolucionado el papel del entrenador, ahora hay diferentes departamentos: médico, ciencias del deporte, análisis y entrenamiento. A los jugadores les gusta saber lo que hacen antes de cada sesión, y por qué. Antes era: "Bien, vamos a hacer esto, vamos a ello". Ahora, reúno a los jugadores antes de la sesión, o tal vez hago un análisis previo del rival, y luego dedicó una sesión específica a lo que acabo de enseñar a los jugadores. Siempre hay un entendimiento.
En la final de Copa ganamos al Ethnikos. Era la primera vez que el Omonia ganaba la Copa chipriota en una década, y los aficionados nos brindaron un recibimiento espectacular. La victoria nos valió la clasificación para la Europa League en agosto, contra el Gante, que había ganado la Copa de Bélgica. Pude ir a verlos, y sentí que con un poco de fuerza física y velocidad podíamos hacerles daño. Ganamos 2-0 en Bélgica y 2-0 en Nicosia. El estadio estalló.
"MI PRINCIPIO ES SIEMPRE: ¿CÓMO PUEDO GANAR ESTE PARTIDO DE FÚTBOL? NO IMPORTA DONDE VAYA, SE TRATA DE obtener RESULTADOS"
Luego nos tocó un sorteo increíble en la fase de grupos de la Europa League: Manchester United, Real Sociedad y Sheriff Tiraspol. Era un grupo con nivel de Champions League. Más o menos un año después de dejar el Celtic, allí estaba yo saliendo a Old Trafford, enfrentándome a Erik ten Hag.
No teníamos ninguna posibilidad de jugar con un 4-3-3 contra el United o la Real Sociedad. Nos habrían liquidado por las bandas y en el centro del campo. Necesitábamos una buena estructura defensiva. Tenía tres buenos jugadores en el centro del campo, que tenían piernas y una salida de balón por las bandas con mis delanteros, que eran potentes y podían correr por los pasillos para darnos un respiro. Pero hay que intentar marcar, sea quien sea el rival. Incluso contra equipos superiores, hay que ser activo, no pasivo.
Cuando estaba en el Hibernian, la primera vez que jugamos contra el Celtic de Brendan Rodgers, jugué con un solo delantero. No volví a hacerlo. Jugaban a través de nosotros con demasiada facilidad, así que cambié la formación para impedir que sus dos centrales dominaran el balón. Les presionamos bastante arriba y les obligamos a chutar en largo. No tenían presencia física arriba, así que pudimos recuperar el balón o jugar al 50-50, en lugar de ser pasivos y dejar que nos atravesaran por el medio. Uno aprende.
Mi principio es siempre el siguiente: ¿cómo puedo ganar este partido de fútbol? Vaya donde vaya, se trata de resultados. Siempre resultados. Si sigues la misma filosofía y no funciona, es culpa tuya.
En nuestro segundo partido de la liguilla, contra la Real Sociedad, estábamos igualados 1-1, pero encajamos otro gol en el minuto 80. Luego, en el siguiente, nos pusimos por delante en Nicosia contra el United, pero nos ganaron 3-2. En Old Trafford jugamos muy bien y fue necesario un gol en el minuto 93 para derrotarnos. Nos faltó un poquito. Simplemente, no tuvimos esa pizca de saber gestionar el partido que sí tienes con jujadores más experimentados y completos.
"LLEVO CASI 600 PARTIDOS COMO ENTRENADOR. UNA AMBICIÓN SERÍA LLEGAR A LOS 1.000"
Jugábamos la Europa League los jueves por la noche y después en la liga los domingos, y eso era duro para los chicos. En los partidos de liga después de los de la liguilla europea, ganamos tres y perdimos tres. No fue desastroso. Perdimos un par de partidos por 1-0 en los que jugamos bien y deberíamos haber ganado. Pero los propietarios estaban un poco inquietos por el rendimiento en liga y decidieron que era el momento de hacer un cambio.
En Chipre tienen la costumbre de hacer cambios muy rápidamente. Yannick Ferrera llegó después que yo, y es un entrenador muy bueno, pero duró tres meses. El Anorthosis tuvo tres entrenadores esa temporada, y el APOEL ha tenido 20 en 10 años. Sabía que había un problema de pensar a corto plazo, pero me encantaron la experiencia y la cultura. Considero mi paso por el Omonia como un éxito. Ganar una Copa, entrar en Europa, empatar con el Manchester United y llevar gente al estadio fue todo espectacular.
A mis 52 años, llevo casi 600 partidos como entrenador. Mi ambición sería llegar a los 1.000, pero no doy nada por sentado. Me han ofrecido un par de trabajos y he agradecido el interés, pero no era el momento adecuado para mí. Le debía a mi familia estar más con ellos, después de haber estado fuera tanto tiempo.
Ahora estoy listo para mi próximo reto. Sé que puedo hacer que los clubes sean mejores, que los equipos sean mejores, y, sin duda, creo que tengo por delante mis mejores años como entrenador.