hansi flick
Barcelona, 2024-Presente
Presión, posesión y posición. Son las tres ‘P’ del estilo Barça, filosofía de juego instaurada por Johan Cruyff en su etapa como entrenador azulgrana (1988-1996), y que se mantiene desde entonces en el club como ideología. Porque el Barcelona no solo eligió esas tres ‘P’ como vehículo principal para el camino a la victoria, sino también para la elección de sus entrenadores.
En los últimos años, algunos de esos técnicos asimilaron desde dentro los dictámenes del estilo Cruyff, como Pep Guardiola (2008-2012), Luis Enrique (2014-2017) o Ronald Koeman (2020-2021); los tres jugadores bajo las órdenes del técnico neerlandés en el Barcelona. Otros, como Xavi Hernández (2021-2024), vivieron esa herencia como futbolista para trasladarla luego a su papel como entrenador. También ha habido casos en lo que el técnico vivió y creció en los principios de este estilo —y de Guardiola —, como ocurrió con el fallecido Tito Vilanova (2012/13).
En los momentos que el Barcelona no ha encontrado en casa el entrenador que quería, ha buscado fuera perfiles que reunieran esas tres ‘P’. Frank Rijkaard (2003-2008), Gerardo Martino (2013/14) y Ernesto Valverde (2017-2020) son ejemplo de esto.
Hansi Flick, nuevo entrenador del Barcelona, entra dentro de este último apartado: un técnico de fuera, pero con pautas del estilo Barça, como él mismo ha señalado en una entrevista en los medios del club: “Mi manera de ver el fútbol es parecida a lo que hace el Barça, ya que ese es también mi objetivo desde el primer equipo que entrené. Estudié mucho la escuela de fútbol holandesa y también sobre Johan Cruyff".
No obstante, Flick también tiene ideas de juego diferentes a las del estilo Barça, como exhibió en su etapa en el Bayern Múnich o la selección de Alemania. Entonces, ¿cuánto del estilo Barça se verá en el juego de Flick? Nuestros entrenadores expertos responden esa pregunta en el siguiente informe.
4-2-3-1 y la variante en 3-5-2 frente al 4-3-3
Hansi Flick tiene el 4-2-3-1 como sistema base. Así fue tanto en su etapa en el Bayern Múnich (2019-2021) como en la selección de Alemania (2021-2023), con una estructura muy versátil en ataque, a menudo con hasta 7 jugadores en campo contrario.
Dentro de esa flexibilidad y acumulación de jugadores en campo rival, en muchas ocasiones el 4-2-3-1 se transforma en la variante 3-5-2, con la intención de dotar de mayor potencial al juego exterior, con protagonismo de los carrileros (abajo).
El sistema de Flick se caracteriza por su equilibrio y capacidad para dominar el juego de ataque en todas las fases, mediante circulaciones de balón a distintos ritmos. De ese modo, sus equipos alternan los pases horizontales para atraer los defensores rivales cerca del balón, con pases verticales que aumenten la velocidad en ataque.
El mediapunta toma un papel principal en el juego de ataque a través de constantes movimientos entre líneas para recibir el balón a espaldas de la segunda línea de presión rival, siempre por los pasillos interiores y central. Además, el mediapunta busca desmarcarse en profundidad para recibir pases en los espacios relevantes que se generan en la defensa rival entre su pivote y la última línea.
Para finalizar la jugada o facilitar una asistencia de gol, los laterales avanzan desde su posición de partido y se sitúan por delante de la línea de pase, generalmente con la máxima amplitud para estirar a las líneas defensivas rivales. Conseguido el objetivo de estirar al rival, los interiores entonces atacan entonces por dentro relacionándose con el mediapunta y el pivote ofensivo.
Más arriba, Flick opta por un delantero centro dinámico, capaz de moverse por todo el frente de ataque, buscando espacios libres o generándolos para la llegada de los jugadores de segunda línea. Asimismo, Flick demanda un ‘9’ con un alto volumen de acciones tanto para ayudar a la creación del juego de su equipo como para la finalización de las jugadas, siempre al primer toque. En el Barcelona, Flick se reencuentra con Robert Lewandowski, jugador que mostró su mejor versión bajo sus órdenes en el Bayern.
Si bien el 4-2-3-1 y la variante 3-5-2 de Flick difiere en el posicionamiento de los jugadores del clásico 4-3-3 del estilo Barça, existen muchas similitudes en cuanto a la filosofía de juego. Ambos sistemas tienen la intención de dominar la posesión del balón y generar ocasiones de gol a través de movimientos inteligentes de los jugadores.
Sin embargo, los sistemas sí se diferencian en los espacios de responsabilidad de cada futbolista y el ritmo de juego. El 4-2-3-1 de Flick tiene más alternancia en función del rival y la fase del juego- Mientras, el clásico 4-3-3 del Barcelona intenta mantener un mismo ritmo en todas las fases y momentos con balón.
Doble pivote frente a un único pivote
La intención de Flick es dominar la fase de creación con los dos pivotes como ejes de un juego de posición, con fluidez y pases cortos.
En el Bayern, Flick apostó por Joshua Kimmich, Leon Goretzka, Thiago Alcántara —o en algún momento David Alaba— como jugadores más utilizados en el doble pivote. En la selección alemana, unidos a Kimmich y Goretzka, se sumaron Jamal Musiala, Ilkay Gündogan y Florian Neuhaus.
Dentro de la pareja de pivotes, el técnico alterna los roles de cada uno de ellos. Uno tiene un perfil defensivo, actuando como primera barrera por delante de la defensa. La principal función de este pivote defensivo es proteger la zona del mediocampo, evitando que el rival tenga espacios para progresar con el balón. Además, debe ser un jugador con un primer pase de calidad y la capacidad de iniciar el juego desde atrás. El otro pivote tiene un perfil ofensivo y un rol más proactivo en la salida de balón (arriba). Su función principal es conectar con los jugadores de ataque y generar ocasiones de gol. Además de poder contar con llegada al área y buen disparo desde media distancia.
Dentro de la propuesta de juego de Flick, la coordinación del doble pivote es fundamental para que el equipo funcione de manera efectiva. Ambos deben moverse en conjunto y complementarse para cubrir todo el ancho del campo (abajo). Además, tienen que ser capaces de intercambiar posiciones y adaptarse a las diferentes situaciones del juego.
El doble pivote de Flick rompe con la idea tradicional del estilo Barça, que utiliza un pivote único en su 4-3-3. Pep Guardiola, con Cruyff, y Sergio Busquets, con Guardiola, han sido los principales referentes en esta posición. No obstante, el estilo Barça también ha permitido en ocasiones jugar con un doble pivote más posicional. Lo hizo Xavi Hernández, quien mezcló a Frenkie de Jong, con un perfil organizador, y Gündogan, más ofensivo.
En cualquiera de las dos opciones, con un único pivote o dos, el estilo Barça también buscaba generar superioridades numéricas. Pero lo hizo con un objetivo más basado en la posesión del balón y la seguridad en los pases. Así, la intención era desgastar al rival y encontrar los espacios libres que se generaban para llegar a zona de finalización, acumulando un gran número de pases.
Esa idea, sin embargo, fue limitando el avance de los laterales y la creación de juego, sobre todo, en la era post Guardiola. Algo que se debió en gran parte a que el club no fue capaz de encontrar a los laterales idóneos para ese estilo. Por ende, optó por utilizar a jugadores fuera de su posición, como Sergi Roberto, Ronald Araújo o Jules Koundé. Sin embargo, ninguno de estos jugadores son laterales profundos que generen oportunidades desde la amplitud.
Un modo diferente de generar la amplitud
El estilo Barça tiene la amplitud como uno de sus grandes principios en ataque. Un concepto que también se da en la filosofía ofensiva de Flick.
Para generar amplitud, el técnico alemán despliega a sus extremos en las bandas con un rol crucial: ampliar los intervalos de la línea del mediocampo rival. Esto tiene el objetivo de generar llegadas exteriores que desajusten la zona de remate dentro de área rival. De este modo, Flick busca generar amplitud en el juego para abrir espacios interiores y generar líneas de pase entre los jugadores, que se mantienen escalonados.
Para que el concepto de amplitud sea efectivo, el técnico alemán lo sostiene con su doble pivote profundo. Esto permite a los laterales avanzar más allá de la línea de mediocampo y operar como extremos en situaciones de ataque. Este avance de los laterales genera superioridad numérica en las bandas y facilita posteriormente numerosos centros exteriores y pases en profundidad sobre los delanteros.
Flick acumula igualmente jugadores sobre la zona de creación en superioridad posicional, buscando ser verticales en sus acciones. Por ejemplo, en su paso por la selección de Alemania, Kimmich jugaba por dentro, Gündogan entre líneas y Wirtz buscaba el espacio libre en profundidad. Asimismo, Gnabry se mantenía amplio y profundo. Mientras, Kai Havertz generaba el espacio a Leroy Sané, extremo opuesto que atacaba en ventaja para finalizar la jugada.
El estilo Barça, si bien utiliza también las bandas y la amplitud como arma relevante, tiene un enfoque más posicional y con movimientos interiores que aseguraran la posesión del balón. Los extremos suelen tener un rol más intercambiable con los interiores. Estos buscan generar dinamismo en el ataque a través de la circulación de jugadores sin balón, que atacan por sorpresa sobre los espacios libres en la defensa rival.
Misma presión alta, pero la necesidad de recuperar la identidad
La presión alta, sin duda, es el concepto táctico de juego que define el estilo del Barcelona en los momentos sin balón.
Flick es un entrenador que apuesta por implementar un estilo de presión alta agresivo y coordinado. Lo hace con una línea defensiva muy avanzada y ayudas constantes entre los jugadores. Patrones que se identifican cien por cien con los objetivos de la presión del modelo Barça: recuperar el balón lo más cerca posible del área rival y generar transiciones rápidas hacia el ataque.
En el Bayern Múnich y la selección alemana, los defensores generaban superioridades numéricas y posicionales sobre la acción de juego. Los jugadores y las líneas partían muy juntas. También tanto en el Bayern como en la selección alemana, Hansi Flick jugó con la línea defensiva muy alta.
Dentro del 4-2-3-1 utilizado por Flick en el Bayern, la primera línea defensiva estaba formada por Lewandowski y Thomas Müller. Estos jugadores presionaban al poseedor el balón con agresividad, con la ayuda del extremo más cercano a la jugada. A esa presión se unía Kimmich saltando desde el doble pivote, con David Alaba en cobertura. Al otro lado, el extremo basculaba hacia el pasillo central para cerrar el espacio libre. De esta manera, el Bayern de Flick ejerció una presión asfixiante.
El técnico alemán activó los mismos movimientos en la presión alta en su paso por la selección alemana. Aunque sin el mismo resultado que obtuvo en el Bayern.
En conclusión, la presión alta del estilo Barça es similar a la que demanda Hansi Flick. Sin embargo, el técnico tiene por delante la tarea de recuperar la identidad en este aspecto del juego azulgrana. Y es que en las últimas temporadas se ha observado una pérdida de intensidad y efectividad en la presión. Un déficit que se debió principalmente a la descoordinación entre líneas, las distancias excesivas entre jugadores y la falta de ayudas defensivas.
Sin embargo, implementar un cambio de este tipo no es sencillo. Requiere de un trabajo de coordinación entre los jugadores y un cambio de mentalidad para asumir la responsabilidad de la presión en todo el campo. Además, será importante para Hansi Flick adaptar el estilo de la presión a las características del equipo y a las condiciones del partido. Esto para encontrar el equilibrio entre la intensidad y la efectividad.
Puedes conocer más sobre Hansi Flick en su perfil táctico en The Coaches' Voice Análisis/Entrenadores.